|| HADES || RM & TÚ || [Segunda Temporada] || TERMINADA ||

Capítulo 5.

*Narra (tn)_____*

Estaba en mi cama, debajo de las sábanas. No he parado de llorar y Yoongi se está alterando. Él creía que me había impactado por haber tenido en mis manos la cabeza de Gilbert, pero en realidad eran por aquellos ojos.

Viktor trataba de sacarme información, por órdenes de Yoongi, pero no decía nada. Incluso persuadió a Aghata para que fuera hasta mi habitación y preguntara por lo sucedido. Cada vez que quería hablar, las palabras no salían de mi boca.

- ¡Joder!- habló Yoongi.- Encontraremos a ese hijo de puta.- subió a la cama y me abrazó.- Te prometí que te iba a proteger, y eso haré.

Me acurruqué en su pecho y lo abracé. Toda esa protección que sentía al estar en sus brazos, desapareció, al igual que mi pensamiento de que Namjoon estaba muerto.

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Era de mañana y me abstuve a salir de la habitación. Aghata subió mi desayuno y me hizo compañía, hasta que Yoongi, ayudado de Viktor y Damian, entraron a la habitación con todos los regalos que los invitados habían traído para mí.

Eran bastantes regalos, pero no tenía el humor para abrirlos.

- Abre los regalos.- ordenó Yoongi.

- No.

- No seas testaruda.- pasó una mano por su cabello.

- No quiero.

Yoongi tomó una caja y lo abrió. Sacó de su interior un collar de perlas.- Te lo manda Berg.- dijo tomando otro regalo.- Abre este.

Miré a Yoongi y tomé la caja. Lo abrí y saqué un par de pendientes brillantes.- Por parte de Louise.- dije.

Seguimos abriendo los regalos encontrándonos con más joyería, unas cuantas prendas de vestir, zapatos, artesanías. Creo que este tiempo me sirvió como terapia para volver a sonreír. Terminamos con el último regalo y Yoongi sacó una caja de nuestro armario. Era una caja rectangular de color negro y un moño del mismo color.

- Feliz cumpleaños.- sonrió y me lo dio. Lo abrí gustosa encontrándome con un arma Arcus 98 DA con diamantes incrustados y mis iniciales en ella.

- Está hermosa.- me abalancé hacia él y lo abracé.- No debiste.

- Mi esposa debe de tener lo mejor.- dijo.- Incluso debe de matar con actitud.

- Idiota.

Yoongi me atrajo a él, besando mis labios. Me sentó en su regazo y acarició mi trasero. Sus besos bajaron a mi cuello, dejando un rastro de saliva. Quitó el short de mi pijama y siguió masajeando mi trasero. Mis manos bajaron a su pecho, desabrochando los botones de su camisa. Un suspiro salió de mi boca y Yoongi me besó.

- ¿Te gusta?- preguntó.

- Sí...- murmuré.

Bajó mis bragas hasta tirarlas al suelo y pasó una mano sobre mi sexo. Estimulaba mi clítoris con un dedo, dando suaves roces sobre este. Me estremecí, mi piel se erizó y mi vagina pedía a gritos el roce de su miembro. Sacó mi blusa, dejando ver mis pechos. Con su boca tomó un pezón y lo chupó. Arqueé mi espalda gozando de la sensación. Tomó mi otro pezón y lo pellizcó con tal fuerza, que un grito se escapó de mis labios.

Yoongi se sacó su camisa. Hizo que me quitara de su regazo y bajó sus pantalones, liberando su miembro. Me hinqué sobre la cama y metí su pene a mi boca. Yoongi suspiraba cada vez que pasaba mi lengua por su glande. Las venas en su tronco cada vez se notaban más. Bajé mi lengua hasta sus testículos, metiéndolos en mi boca y chupándolos. Tomó mi mentón y lo subió hasta la altura de su boca y devoró mis labios.

Me recostó en las suaves mantas bajando sus besos por mi cuello, clavículas, abdomen, hasta llegar a mi intimidad.Succionaba el líquido que salía de mí, volviendo a sentir una necesidad en mis paredes.

Yoongi abrió mi orificio con sus dedos e introdujo su miembro. Las embestidas eran suaves, haciéndome jadear y pedir por más. Me estaba quemando por dentro, quería tener su miembro en lo más profundo de mi ser.

- Yoongi...- pude decir entre jadeos.- Quiero...

- Dilo, señora Min...

- Más...- supliqué.- Más...

Yoongi aumentó la velocidad de sus embestidas. Cada vez estaba más profundo, mis paredes mojaban más su miembro. Y vagina comenzó con las contracciones llenando de aquel placer que sólo Yoongi me podía dar. Grité extasiada por el orgamos. Yoongi lo hizo segundos después, depositando su semen en mí.

Mi respiración era suave, mi cabeza descansaba en el pecho de mi esposo; él me abrazaba y caímos en un sueño profundo.

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Desperté de mi siesta. Miré el reloj, 8:35 pm. Miré el lugar vacío de Yoongi, hice una mueca. Tomé una bata de dormir y me lo puse. Bajé a cenar, tal vez Yoongi se encontraría ahí. El comedor estaba vacío. Agahta salió de la cocina y me dio una sonrisa.

- ¿Quiere que le sirva la cena?

- ¿Dónde está Yoongi?- pregunté.

- Él salió con Viktor y otros cinco hombres más.- se encogió de hombros.- Dijo que no lo esperara para dormir.

- Gracias Aghata... No cenaré.- salí del comedor, cruzando la sala principal y yéndome al jardín trasero.

Abrí la puerta, dejándome ver los hermosos rosales y una gran piscina. Caminé hasta un camastro y me recosté. El frío viento me cobijaba y hacía que de vez en cuando titiritera. El grito de una cosa hizo que saltara. Miré hacia la dirección de aquellos gritos y visualicé una ave de unos 75 o 74 centímetros de longitud, sus plumas eran de un azul grisáceo con una cresta azul elegante. Se paseaba por el jardín a sus anchas. Fruncí el ceño.

- ¡Aghata!- la llamé.- tardó menos de cinco segundos en llegar.

- ¿Llamó usted?

- ¿Qué hace un pavoreal en mi jardín?

Aghata rió en silencio.- No es un pavoreal mi niña.- corrigió.- Es una Goura Victoria.- la miré de nuevo con el ceño fruncido.- Paloma Victoria Coronada.

- ¿Qué hace ese pájaro en mi jardín?- volví a preguntar.

- Es uno de los regalos señorita.- hizo una pausa.- La jaula estaba en el recibidor y antes de que el señor Min saliera, le comenté sobre el regalo.- carraspeó.- Dijo que me hiciera a un lado. Me atreví a verlo y era esta linda ave.- sonrió al escuchar de nuevo el grito.- Llevaba una tarjeta, se lo dejé en la mesa de noche de su habitación, ¿no lo vio?

Negué con la cabeza y le di las gracias. Caminé hasta la habitación y era correcto, había una tarjeta en la mesita de noche. Saqué la tarjeta de un sobre blanco y leí el contenido.

"No puedo creer que mi princesa haya cumplido 21 años. Aún recuerdo la última conversación que tuve contigo, pidiéndome un regalo de mi viaje. Cuida bien a Molly, es una ave cariñosa".

"PD: No hagas alguna estupidez".

Cuando menos me di cuenta, mis mejillas estaban empapadas. Las lágrimas salían sin ningún aviso. Puse la mano en mi boca, reprimiendo un sollozo. Charles, ¿acaso eres tu?