Remediar

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Me levanté temprano para ir a la escuela. Un poco más temprano de lo habitual, y aunque el sueño se mostraba en mis ojos decidí hacerlo para tener más tiempo para pensar en que decir y cómo actuar una vez saliera de mi habitación.

Escuché unos pasos en el pasillo que se detuvieron delante de mi puerta, pero permanecieron inmóviles por varios segundos y luego continuaron su camino.

Tomé el medallón y lo colgué en mi cuello. Pensé en saltarme el desayuno de modo que salí directamente a la cocina para despedirme de ellos. Caminé con cautela hacia la cocina aparentando un estado normal, fingiendo, pretendiendo que nada ocurría. Cuando entré alzaron su mirada y yacieron en silencio absoluto.

− Ya me voy. Quiero tomar el autobús hoy, ¿no hay problema con eso? − Con voz cautelosa.

− Hoy no iras a la escuela − me informó Thomas.

− Sí, es que tu papá... Peter...− remedió la palabra − y yo estábamos pensando en tomarnos la mañana para salir los tres y conversar un poco − explicó Margaret.

− ¿Por qué? − Con desaliento.

− Te debemos una explicación − contestó Peter.

Lo pensé durante unos minutos, no quería hacerlo, no aún, porque no tenía la fuerza, pero muy en el fondo de mí deseaba esmeradamente saber que había ocurrido con mis verdaderos padres.

− Bien − acepté con sobriedad.

Me senté en la sala a esperar que Peter llevara a Thomas a la escuela, veía la televisión mientras tanto. Margaret trataba de hablarme, pero noté que sus esfuerzos se quedaban atrapados y permaneció en silencio observándome de reojo.

Cuando regresó Peter me subí al auto en la parte trasera y echó a andar el auto con Margaret sentada en la parte delantera a su compañía. Recosté mi cabeza sobre el cristal y permanecí muda durante el recorrido, ellos de igual forma. Veía sus expresiones tímidas por el espejo del retrovisor. Después de conducir por más de media hora estacionaron a las afueras de Portland en un parque con una zona de patinaje sobre hielo en su centro. Alguna vez fui la mejor en ese deporte, llevé trofeos a casa en varias oportunidades, durante algún tiempo escapé de mi realidad con ello, pero lo abandoné tras contemplar muchas decepciones al observar vacío el espacio en las gradas que ocuparían mis padres.

El silencio aun predominaba. Se ubicaron en una banca del parque que apuntaba en dirección a la pista, había un par de familias patinando y uno que otro sentado observando. Comenzaron a hablar de la comida que llevaban y de lo bonito que se hallaba el día. Al cabo de un rato Margaret le hizo una seña a Peter para que comenzara hablar.

− ¿Cómo te sientes? − Preguntó.

− No lo sé −

− Caroline, seré sincero contigo. Tal vez te sientas confundida por todo esto que ocurrió o más bien engañada porque fueron muchos años, pero no me importa lo que haya pasado, tú eres mi hija y siempre te he considerado como tal, nunca te he visto de otra forma y te amo como a mi pequeña. Quiero que tengas claro eso − confesó Peter.

− Habíamos planeado decírtelo desde hace mucho tiempo, pero fuimos posponiéndolo y posponiéndolo hasta que un día simplemente ya eras grande. Creo tuvimos miedo de que nos vieras de forma diferente si te dijéramos la verdad − agregó Margaret.

− Para nosotros no fue fácil cargar con eso. Si no te lo dijimos fue porque... no queríamos perderte. Eres demasiado importante para nosotros −

Enigma 2 (Los Ante Portam)Where stories live. Discover now