8 - Dauntless

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          Un ruido hace que rapidamente abra los ojos y observe mi alrededor. Aun somnolienta, emito un bostezo, comenzando a recordar en donde estoy. Escucho el mismo ruido de hace un rato, y se que es alguien tocando la puerta.
- ¿Quien? - exclamo.
- ¿Quien mas va a ser? - oh si. He recordado que vivo en la casa de Cuatro - ¿Se puede?
- Pasa - saco el acolchado a un costado a la vez que el pone un pie en la habitacion. Lo observo de los pies, hasta llegar a sus ojos, a esos ojos que me dan tanta curiosidad. Me observa, con atencion.
- Buenos dias - dice, tranquilo. Alzo una ceja al notar que lo dice con educacion.
- Buenos dias - el mira por detras de su hombro un momento, y luego vuelve su mirada hacia mi.
- Vistete, empezaremos temprano hoy - le echo un vistazo a la ventana, y el Sol recien esta saliendo. Cuando me doy vuelta para mirar a mi compañero, el ya ha desaparecido por la puerta. Parece algo escurridizo, ¿verdad? Me levanto de la cama y saco mi ropa del armario : una camisa blanca, cubierta por una campera azul; vaqueros negros y unas botas militares. Siento mucha curiosidad por lo que sucedera hoy, ¿ya comenzare a entrenar? Muchas ideas pasan por mi mente, ya que Cuatro es impredecible, y no se que planeara para hoy. Recuerdo sus palabras de ayer, sobre ir a Osadia, ¿sera ahi a donde vamos? Con tan solo pensarlo, mi alma se llena de emocion y ansiedad. ¿Sera tan genial como dicen? Las cosas han cambiado desde lo que sucedio hace dos años, y tengo temor a que Osadia no sea la misma que la de aquellos dias. Nada es igual a aquellos dias, y lo se aunque haya estado aqui solo unos dias. Finalmente, salgo de la habitacion para luego bajar las escaleras, a la vez que ato mi cabello con una liga; me encuentro con Cuatro en la puerta principal. Caminamos, sin dedicarnos palabra, hasta llegar al centro de la ciudad. Hoy no hay bastantes personas, por lo que veo. Algunas personas pasan por al laod de nosotros, observando a alguien en particular : Cuatro se tensa cuando siente aquellas miradas de... ¿admiracion? Deduje aquellas miradas asi, porque asi lo eran. Y no se por que de aquello.
         

           Cuando giramos en una esquina, escucho un sonido familiar : el silbato del tren. Hubo una cosa buena que sque del departamento : gracias a que veia las camaras de la ciudad, se como los intrepidos subian al tren. Y ahora, que lo hice varias veces, va a ser mejor que me acostumbre. El tren pasa frente a nosotros y echamos a correr a su lado, a la vez que me concentro en correr mas rapido y en ver las puertas del tren abiertas. Mis pulmones arden y mis musculos duelen cuando aumento la velocidad, y siento como si una corriente de aire me impulsara hacia dentro del vagon, pero no fue eso. Agarre fuerte el asidero y me impulse hacia dentro del vagon, cayendo en el con torpeza. Cuatro se incorpora del suelo para ir y agarrarse de la manija del tren, haciendo que el viento choque contra su cara. Me levanto para posicionarme cerca de el, aunque no tan cerca. Me agarro del asidero derecho, y me inclino hacia adelante, para que el Sol pegue en mi rostro. Siento una punzada cerca de mi sien, y miro a mi compañero. Esta mirandome, y a pesar que hago lo mismo, el sigue con su mirada en mi, con total atencion. No me gusta que el me mire, el no.
- ¿Que? - digo. El sigue observandome, y lo noto divertido. Baja la mirada y sonrie.

- Nada - su mirada se vuelve a concentrar en mi, y no se si en su rostro veo una mueca o una sonrisa

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- Nada - su mirada se vuelve a concentrar en mi, y no se si en su rostro veo una mueca o una sonrisa. Pero, igualmente, su sonrisa me encanta. Esa maldita sonrisa.


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 - Vamonos - lo escucho decir.

    El da unos cuatro pasos hacia atras, mientras yo lo observo con incredulidad, hasta que comprendo lo que va a hacer. Miro fuera del tren, y me vuelvo hacia Cuatro. El esta preparado para saltar, pero yo no. Cualquier tipo de altura me da escalofríos, y mas esta. El se acerca a mi, observa fuera para luego volverse hacia mi.

- Hay que saltar, Sarah, ¿lo sabes?
- Si - digo, aunque sono casi como un suspiro. Agacho la cabeza, pensando en lo tonta que soy al actuar asi frente a el; con cobardia, cuando tendria que actuar con valor y demostrarle que podria hacerlo todo. Pero como soy tan tonta, elegí que el miedo me guie en mal camino. No quiero mirarlo, no quiero ver su expresión de decepción hacia mi.

- Toma mi mano.

Espero un momento antes de analizar esas palabras. Levanto la cabeza para observarlo, extrañada. Dudo un momento, pero no tardo en sentir el tacto de su mano con la mia, sus dedos largos entrelazándose con los mios. Me transmite tranquilidad y seguridad a la vez. Sus ojos se cruzan con los mios y yo asiento sin mas. Me he puesto nerviosa, con sentir su tacto y que vamos a saltar de un tren en movimiento hacia un edificio es suficiente. 
            Y saltamos. Pasamos por un momento de ingravidez en el que dejo de sentir su mano, y aterrizo rodando en el techo del edificio. Un dolor aparece por todo mi cuerpo, pero eso no impide que me levante del suelo. Sacudo los granos de piedras de mis piernas para observar a mi alrededor. 

- Ya los esperaba.
        Dirijo mi mirada hacia donde proviene esa voz. Una chica, de piel morena y cabello corto hasta los hombros se acerca a nosotros. Le echo un vistazo a Cuatro, que esta con los brazos cruzados, y se encuentra sonriendo. Lo sigo con la mirada, ya que va a saludar a Christina, animado. Su mano se posa en su cintura, y es el momento en el que noto que mis mejillas arden. No se porque, pero siento cierta impotencia al verlo asi con ella, aunque sea por solo un momento y que ni siquiera la conozca. Esos pensamientos se van de mi mente cuando me doy cuenta de que ella esta mirandome.
- Soy Christina - la escucho decir. Estrecho su mano, a la vez que la observo con detalle. 
- Sarah - digo, con una pequeña sonrisa. 
- Un placer. Espero que nos llevemos bien - me sonrie, y yo la imito -. Okey, bienvenida a la entrada de la sede de Osadia - me dice, alzando los brazos, sonriente. Comienza a caminar hacia la cornisa, y yo la sigo por detras -. Para poder entrar, tienes que tener las agallas para saltar. 

     Comienzo a arrancarme la piel de los labios.
- ¿Quieres que salte de la plataforma? - exclamo.
- Si quieres comenzar tu entrenamiento - menciona Cuatro, por detras de mi. Christina se hace a un lado, dejandome el paso libre. Me acerco a la cornisa, y observo hacia abajo : me encuentro con un enorme agujero de concreto en el fondo. No puedo ver lo que hay en el. Miro a Cuatro y a Christina. El primero me observa con severidad, y la chica me demuestra un pulgar en alto. Ahora se quien me cae mejor.
       
          Cuando salto, el aire aulla en mis oidos mientras el suelo se agita hacia mi, creciendo y expandiendose, o soy yo la que se agita hacia la tierra; mi corazon late tan rapido que duele, cada musculo de mi cuerpo se tensa mientras la sensacion de caer y su altura arrastran mi estomago. El agujero me rodea y caigo dentro de la oscuridad. Caigo contra algo duro, que comienzo a tocar con mis manos. La observo. Es una red. Es una maldita red. Me echo a reir. No habria tenido tanto miedo al principio si hubiera sabido que habia una red. Dios, no puedo creer que sea tan miedosa. Un par de manos se extienden hacia mi y yo las sostengo, dejando que me estiren y que aquellas manos me sostengan por la cintura, a la vez que siento el suelo con los pies. Reconozco al chico que me baja de la red. 
- ¿Tu otra vez? - exclamo, al ver la sonrisa de Zeke. Suelta mi cintura para poner sus manos en la suya. 
- ¿Chica nueva? - dice una voz detras de el. Pertenece a una chica de cabello oscuro con tres anillos de plata a traves de su ceja derech. Ella me sonrie, y yo igual - Mi nombre es Lauren, ¿cual es el tuyo? Puedes elegirlo, no lo podras cambiar.

    Creo que no me gustaria cambiar mi nombre. Aunque si mi apellido. Mi manchado apellido.

- Sarah - digo, con firmeza.
- Sarah - repite Lauren -. Haz el anuncio, Zeke.

     Zeke mira hacia arriba, risueño, y grita :

- ¡Primera saltadora, Sarah!

      Cuando el grita, una persona cae a la red. Es Cuatro. El sacude la cabeza para despues cruzarse con mis ojos : esta sonriendome. Sonriele Sarah, hazlo ya. Le sonrio, y siento mis mejillas arder ante su mirada tan atenta.

- Bienvenida a Osadia - dice, con esa voz profunda que me hace estremecer de nervios.

 



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⏰ Poslední aktualizace: Jul 24, 2017 ⏰

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