Capitulo 10: La verdad

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– Ya esta despertando – La albina aun tenía la vista borrosa, solo lograba oír unas cuantas voces y ver unas cuantas sombras.

– Hagan espacio no la dejan respirar – Todas las chicas estaban al rededor de la desmayada.

– ¿Qué paso? – La de pelo corto se paro con dificultad.

– Te desmayaste – Habló la peli-azul.

– En pocas palabras, se te salió el alma por unos minutos – Dijo su hermana.

– ¿Estás bien? – Pregunto la de ojos azules.

– Si... Eso creo – Contestó mirando a su alrededor.

– ¿¡Quién fue la que se desmayo!? – Dijo paranoica la madre de la rubia.

Todas señalaron a la albina quién estaba sentada en el suelo.

– Hay por dios, no te haya pasado nada malo ¿Te sientes bien? ¿Te duele algo? ¿Tienes fiebre? – Las palabras de la señora eran rápidas, apenas entendibles.

– No hay de que preocuparse – Dijo la de pelo corto sonriendole amablemente.

– Aun así ven conmigo, te daré un té para que te relajes tantito – La señora le extendió la mano ayudándole a parar para después llevarla a la cocina y prepararle el té.

– No hace falta que me lo de, así esta bien – Trato de sonar cortes.

– Necesitas azúcar, no quiero que te vuelvas a desmayar – Dicho esto le entrego la taza.

– Muchas gracias – Sin más qué decir le dio unos cuántos sorbos al líquido caliente.

– Termina tu té y luego puedes ir con las demás – Dijo para después retirarse.

– Vaya noche... – A su mente le llego el recuerdo de aquel beso, ahí fue cuando reaccionó ¿De verdad la rubia la había besado? ¿Lo hizo intencional o fue un accidente? Varias cosas le llegaban a la mente y claro, el leve sonrojo estaba presente.

– Despertaste – Al oír su voz todo el cuerpo de la albina se paralizó.

– Chi-Chica... ¿Que haces aquí?

– Viene a verte – Dijo como si nada sentándose al lado de ella.

El silencio gobernó en la estancia pues la de pelo corto ni la rubia sabían que decir.

– Lo siento – Soltó.

– ¿Eh? ¿Por que te disculpas? – Preguntó extrañada.

– Por besarte... Fue un accidente, el plan era darte un beso en la mejilla pero tu te volteaste y todo salio mal – Dijo apenada la rubia.

Por unos cuantos segundos se le quedo viendo, su boca se abrió levemente para hablar pero ¿Que le diría? No podía decirle sus sentimientos en estos momentos.

– No hay problema, solo me tomo por sorpresa todo esto pero no tienes por que disculparse – Sonrió la albina.

– Gracias a dios que dices eso, temía en que pensarás mal de mí

– Nunca pensaría mal de ti

– Por eso te quiero – Esta se acerco a la albina para darle un abrazo y luego retirarse.

Un gran suspiro se oyó.

– Maldita sea mi vida – Dijo estrellando su cabeza en la mesa.

– Así que es ella – Dijo su gemela atrás de ella.

– ¿Ella?

– Si, ella es la que te causa que estés distraída y actúes diferente

La menor dejo escapar una pequeña risa nerviosa.

– Mai ya estas alucinando

– ¿Me vas a decir que todos tus sonrojos no son provocados por ella? – Las dos gemelas se veían a los ojos, una con nervios y la otra con burla.

– Y-Ya te dije, estas alucinando – Dijo tomando un poco del té.

– Te gusta – Esa frase fue suficiente para hacerla escupir todo el líquido haciéndola toser.

– Pero que dices ¿Gustarme? ¿A mí? Ni en tus sueños – Hablo como pudo.

– No soy tonta, se te nota a kilómetros, además de que te conozco perfectamente para tu mala suerte, se que si otra persona te hubiera besado no te hubieras desmayado y no le tomarías importancia – Dijo la mayor dejando sin palabras a la otra.

– A veces te odio por conocerme tan bien

– Es un don... ¿Me dirás la verdad?

La de pelo corto miro a su gemela, ya era tiempo de desahogarse con alguien y que mejor persona que tu propia hermana.

– Tu ganas... Si, ella me gusta – Dijo desviado la mirada.

– Lo sabia ¡Punto para Mai! – Se dijo la mayor dándose un chocalas a si misma.

– Ahora ya sabes la verdad

– ¿Te puedo preguntar algo?

– Claro

– ¿Cómo se sintió besarla? – Dijo con una mirada pícara.

– ¡M-Mai! – De verdad que su hermana sabía como incomodarla.

– Lo siento, tenia que molestarte con eso, vamos con las demás, terminaremos esta platica en casa – Dijo feliz.

– Maldita loca – La menor se acerco a la mayor y le revolvió un poco el pelo.

– No despeines mi perfecto cabello – Dijo en un tono exagerado pero divertido haciendo reír a la otra.

– ¡Mai! ¡Puppet!

– Ya nos están llamando, vamos – Dijo la de pelo largo.

Lo que resto de la noche se la pasaron viendo películas de amor, todas no se percataron de la de pelo corto pues esta a los primeros 10 minutos se durmió al igual que la peli-rosa.

– ¿Deberíamos de echarles agua? – Pregunto la de mechón rosado

– No deberíamos... debemos hacerlo – La peli-azul se froto las manos con maldad.

Con el cuidado de no hacer ruido las chicas fueron por unas pequeñas cubetas de agua fría.

– ¿Listas? – Susurro la rubia.

Todas asintieron con la cabeza para acto seguido lanzar el agua a las que estaban dormidas.

– ¡Aaaaaah! – Las dos gritaron al mismo tiempo al sentir el agua fría.

Las risas no se hicieron esperar, las que estaban mojadas se miraron con complicidad y fue ahí cuando inicio una larga y divertida batalla entre todas.









Continuará

Mi mejor error  [Puppica]  ~Terminada~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora