Aunque estoy bastante seguro que no siento nada por Fernanda, aún me encuentro algo confundido, no quiero que piense que me estoy burlando de ella al desear salir con su mejor amiga, no sé cómo manejar la situación por lo que me siento inseguro y ¡diablos!, odio sentirme así de vulnerable; tampoco quiero hacerla sentir mal, he visto el extraño cambio de la morena, no es muy notable pero no convivi siete meses con ella como para no notar ese tipo de extrañas actitudes, además los comentarios despreciables por parte de su hermano no han ayudado mucho y de alguna forma me hacen sentir bastante culpable. Definitivamente debo hablar con la melliza después de mi primer sesión, confesarle mis sentimientos por Emma (que sorprendentemente cada día son más fuertes) y esperar su bendición o su maldición.

Santo universo, tú sí bendíceme con tu buena suerte.

— Oye está bien si no quieres contarme, lo entiendo, pero di algo que llevas cinco minutos callado y estoy empezando a asustarme —escucho la voz de Emma que me trae a la realidad.

— Perdona —sonrío—. Prometo que te contare después pero ahora debes ir a tu taller y yo a mi entrenamiento, no podemos faltar a las pocas clases que tenemos.

— No pudo creer que sólo venimos por tres materia..., y lo peor es que en una de ellas el profesor y yo nos detestamos.

— ¡Qué va! Anda ve, son nuestras últimas semanas de clases, después estaremos felizmente dos meses de vacaciones, además, artes debe tener algo de bueno.

— Solo la escogí porque olvidé las inscripciones y era el único taller que aún tenía bastantes cupos, ahora entiendo el porqué, pero bueno —se encoge de hombros—, era eso o un deporte.

— Pudiste escoger fútbol soccer y así conocernos antes.

— ¿Balones y yo? Eso terminaría en tragedia..., pero, tal vez por ti hubiese válido la pena.

Sonrío, Emma también sonríe pero da un paso hacía mí, me toma con delicadeza del cuello y me acerca a ella para besar brevemente mis labios, mi sonrisa se extiende, aunque supongo lo ha hecho con tanta libertad porque nadie está observandonos. Es un alivio que las campañas entretengan a todo el mundo.

Se despide y la veo alejarse, probablemente parezco un loco al estar inmóvil en medio de la cancha con una sonrisa, suspiro dramáticamente, ay Emma, ¿qué hiciste para hechizarme así?

Pasan unos pocos minutos para que mis compañeros y el entrenador lleguen, Alonso se acomoda a mi lado cuando comenzamos a estirar, me habla sobre lo buenos que estaban los panquesitos de Fernanda y también que me ha guardado la mitad de uno (después de haberse comido cuatro) para que lo pueda probar, le agradezco y cuando estoy a punto de soltar una chiste sarcástico sobre lo buen amigo que es, suena el silbato indicandonos que debemos empezar a correr.

— ¿Sabías que gracias a Emma tenemos pizza los viernes en cafetería? —cuestiona el rubio.

— Sí, de hecho firmamos la petición para que fuera posible —respondo.

— ¿En serio? No recuerdo —sigue corriendo—, ¿también sabías que...

— ¿Gracias a ella tenemos papel higiénico y jabón? Sí, también firmamos la petición —digo rodando los ojos—. ¿A que viene este repentino interés por Emma?

— Es linda —admite. Claro que Emma es linda, soy el único idiota que ha estado consciente de ello—, de verdad es muy bonita ¿crees que debería invitarla a salir?

AMOR X ACCIDENTEWhere stories live. Discover now