☒ 10 ☒

956 95 37
                                    

Jos

Es gracioso ver a Emma completamente confundida, como si en su cabeza estuviera buscando algún tipo de información sobre mí que se haya perdido; lo admito, yo tampoco creí soltar esta oración cuando estuviera a punto de besarla, pero me he comprometido a no tocar sus labios con los míos hasta que estuvieran en orden cada uno de mis pensamientos, apuesto que este ha sido mi compromiso más complicado por cumplir.

— ¿Por qué irás a terapia? —pregunta.

Bueno, es curioso cómo en menos de veinticuatro horas tu perspectiva de las cosas puede cambiar: ayer por la tarde ayudé a la castaña con su nuevo look y en la noche/madrugada tuve una conversación bastante profunda con mi hermana acerca de nuestro progenitor: le agradecí desde lo más profundo de mi corazón por ser el cimiento que sostuvo a mi madre y a mí en aquella etapa tan difícil, cuando puso en primer plano el amor que tiene hacia nosotros antes de su salud física y mental; conversamos bastante, pero cuando saqué el tema de la terapia ella soltó una bomba que llevaba guardando bastante tiempo.

Tenemos un hermano —fue lo que dijo—, aún es muy pequeño, tiene seis.

Juro que quedé terriblemente confundido ante sus palabras, no por saber de la existencia de un hermano (ese era el menor de mis intereses), sino porque: ¿cómo y desde cuando ella sabía esa información?, se burló un poco de mí debido a mi expresión pero finalmente me explicó todo, lo que calmó la ansiedad que comenzaba a sentir.

Hace tres años, cuando comencé a salir con Ernesto, tenía miedo de abrir mi corazón y entregar mi confianza, tenía miedo de ser abandonada y desvalorizada, todo ese temor me volvió insegura en mis primeros dos meses de relación por lo que decidí ir a terapia. Atendí todos los traumas que venía cargando desde hace años, ni siquiera era consciente de ellos ¿sabes? Poco a poco, con fuerzo y lágrimas: alcancé mi verdadero amor propio, no la vanidad, orgullo y frialdad que fingía tener, el amor propio que formé me hizo darme cuenta que no quería vivir con odio hacía el hombre que me trajo al mundo, no era sano para mi alma, así que grité, lloré y expulse todas las emociones que nunca me había permitido sentir desde ese día, finalmente lo perdoné —sonrió—. Hace un año contrató a la constructora para remodelar su consultorio, lo vi después de todo este tiempo, obvio me reconoció, digo, es como verse en un espejo, platicamos como dos adultos, como iguales; ¿sabías que ahora tiene una especialidad en gastroenterología? Cuando terminamos el trabajo me invitó a comer, fue ahí cuando conocí a Carlos: es adorable y tiene tus ojos; Lisa también se portó tan amable que fue inevitable no perdonarla por lo que le hizo a mamá. Podrías pensar que soy una tonta, pero santo universo, te juro Jos, desde que otorgué ese perdón por fin siento una paz en mi pecho que me permite ser completamente feliz.

Lo dijo con tanta alegría que verdaderamente me sentí mal por pensar que era una estúpida al perdonar a tremendos traidores..., y después yo me sentí un estúpido por juzgarla y sentirme superior a mi padre cuando estoy haciendo exactamente lo mismo.

Algo que le oculte a Emma durante mi relato (principalmente para no incomodarla) fue que mi padre solicitó el divorcio porque, durante su tiempo desaparecido, se enamoró de Lisa: una de las mejores amigas de mi madre; tan solo recordar lo mal que se puso mamá cuando descaradamente la invitaron a su boda me pone eufórico de rabia, yo entiendo que nadie puede mandar en su propio corazón, que el amor llega cuando menos te lo esperas y bla bla bla, pero en serio, ¿qué necesidad de burlarte de tu ex esposa (quien aún te amaba) de esa manera?, me parece algo despreciable y asqueroso... Y con estos mismos pensamientos me di cuenta que realmente necesito ir a terapia.

AMOR X ACCIDENTEWhere stories live. Discover now