—¡quiero ese! —señaló a un oso de peluche colo rosa en la parte más alta de la estantería, me acerque a ella y tome el peluche, extendí mi brazo y ella lo tomo con cuidado como si fuera un bebe, supongo que cuida muy bien a sus juguetes -gracias- dijo sonriendo de oreja a oreja.

Regrese al mostrador y el padre le pagó el peluche a su hija, salieron de la tienda y yo me senté en una silla. Minutos después el teléfono local sonó y yo respondí.

—Buenas tardes, jugueteria —dije esperando una respuesta pero a cambio recibí una risa.

—Jade soy Rose, sube un momento —la voz de Rose sonó del otro lado de la linea, colgué y me levante ¿que querrá rose?, camine hasta las escaleras y por primera vez subí al segundo piso.

«Espero que no me despida» pensé.

Al subir me encontré con un amplio lugar, en frente de las escaleras había un gran cuadro y debajo un pequeño sofá color azul marino, a la derecha encontré a un chico revisando unos papeles sentado detrás de un escritorio, no lo había visto antes. Tenia el cabello castaño, su piel era pálida y portaba unos lentes.

Camine hasta el chico con seguridad y el subió la cabeza, bajo sus lentes un poco me vio de abajo hasta arriba y una sonrisa picara se formo en su rostro.

Idiota.

—Hola, mucho gusto soy Daniel Thompson —me extendió la mano y yo me cruce de brazos, deberían saber que no saludo a idiotas—Tu debes ser Jade Anderson —este no deja de sonreír — soy el secretario —seguí sin hablar—Rose te espera —lo ignore y camine hasta la oficina de Rose.

Toque la puerta y escuche un "pase", entré y ahí estaba Rose arreglando unos papeles en el escritorio.

—¿Por qué me llamó? —dije frunciendo el ceño, en serio espero que no me despida. Se acerca a mi y extiende su mano, estaba sosteniendo un sobre.

—Toma —me dijo alegre.

—¿Qué es esto? —pregunto confundida.

—Es tu primer salario —abrí los ojos de par en par.

—Pero... apenas es mi primera semana de trabajo.

—Lo se, te lo quise adelantar —tomé el sobre y lo vi por unos segundos.

—Gracias —le di una media sonrisa.

—No hay de que —se volteo y siguió ordenando un montón de papeles.

Salí de la oficina y cerré la puerta detrás mio, abrí el sobre ahí mismo y dentro estaba mi primer cheque, sonreí aún más y metí el cheque en el sobre. Camine hasta las escaleras pero una voz me llamó.

—¿Ya te despidieron? —el tal Daniel habló, me voltee y ahí estaba él conteniendo su risa.

—Pues fíjate no, me dieron mi primer salario adelantado —borre su estúpida sonrisa y arqueó una ceja, sonreí con malicia—!Oh! ¿a ti no te dieron nada? —dije fingiendo sorpresa, el me miro con enojo. Me voltee y baje las escaleras.

No me importaba crear un nuevo enemigo, me da igual lo que piensen de mi. Solo estoy yo y mi mundo, y si alguien se interpone pues sufrirá las consecuencias.

Termine de trabajar y salí de la tienda aún con la lluvia cayendo, eran las seis de la tarde y el sol se estaba escondiendo. Me monte en mi auto y fui a mi casa.

Al llegar me encuentro a mi hermano en el sofá de la sala viendo televisión, paso de largo y me dirijo a mi habitación, entro y me encierro. Me cambio la ropa por algo más cómodo y me siento en el escritorio, prendo mi computadora y entro en Facebok.

Daniel Thompson.

Tecleo mientras tarareo una canción cualquiera. Lo encuentro rápidamente.

El tal Daniel tiene diecinueve años, al parecer estudia contabilidad en la universidad. Que fácil es encontrar información de cualquier persona.

Y que pobre el niño al tener que enfrentarse a mi cada día de su miserable vida al estar en el trabajo. Si se interpone en mi camino le haré la vida imposible, lo mataría pero no quiero más problemas, más bien, así podré hacerlo sufrir más.

Una sonrisa se formó en mi rostro.

Apague la computadora y me recosté en la cama, cerré mis ojos y me imagine a mi misma con las manos llenas de sangre, sintiendo de nuevo esa sustancia color carmesí entre mis dedos. Ese aroma y sabor metálico tan adictivo como la droga, y ni hablar de esa sensación al penetrar con un cuchillo la fina piel de una persona.

Me acomode en la cama y trate de dormir, mañana será sábado y será un gran día.

Mente RetorcidaWhere stories live. Discover now