〖Héroe〗Maito Gai (2)

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El padre y el hijo que antes habían estado hablando con la pequeña niña lo veían todo y sin embargo y desafortunadamente no podían hacer nada.

— ¡No hables así!.— gritó la pequeña rubita tomando todo el valor posible y exhalando su ira.— ¡E-Ellos no son inútiles!.— y valientemente la enfrentó sin un ápice de miedo en su exterior, pero lo que recibió a cambio solo fue una gran bofetada que la hizo lagrimear.


Al sonar el estruendo, ambos hombres se sorprendieron e indignaron. Gai sintió rabia, ira, furia, molestia, enojo e impotencia, todo junto y en potencia. Acababa de conocer a esa niña y sin embargo, se sentía como si la conociera de toda la vida, como si tuviera el deber de protegerla. No podía quedarse de brazos cruzados viendo como alguien mayor la golpeaba.

— ¡¿Como puede hacerle algo así?!.— el niño pelinegro iba a ir hacia la mujer para separarla de la niña pero su padre lo detuvo rápidamente. Aunque el adulto también quería detener aquello, no podía entrometerse pues con solo echarle un vistazo podía saber que la mujer era poderosa en la aldea y no podían actuar de prepo, las cosas debían ser pensadas para no perjudicar a la niña y ni a ellos. No podían solo sacársela y decir que la había golpeado, después de todo nadie les creería.

— Tú niñito no te metas y sigue con la estupidez que hacías, estos no son tus asuntos.— le ordenó la horrible mujer, sin preocuparse de la pequeña de mirada pérdida que soltaba algunas lágrimas y no se atrevía a levantar la mirada.

Al voltear la mujer volvió a jalarla para que caminara e irse de allí de una vez, como si nada hubiese pasado, con la frente en alto.

— Papá.— Gai dejo salir entre dientes, viendo como aquellas siluetas se alejaban y apretando sus puños con fuerza sin sacarle la vista a la pequeña.— Esa niña... debo rescatar a esa niña.— declaró sin lugar a duda en su mente, completamente decidido de su próxima meta.

— Si tu corazón así lo pide, entonces debes hacerlo Gai...— suspiró el mayor y tomó la mano de su hijo.— Pero debemos pensar y planear bien qué hacer antes de cualquier cosa...— advirtió, mientras también se marchaban a casa con un muy mal sabor de boca que la escena anterior había causado.

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Los días pasaron rápidamente y aunque a propósito Gai había entrenado por más horas en donde siempre lo hacía, la niña aun no aparecía.

Siendo sincero, algo en el pecho del pequeño niño dolía con intensidad, tenia la necesidad de volver a verla y saber que estaba bien, después de todo ella era su primer fan.

En plena sesión de lagartijas, el valiente niño escuchó el llanto de una niña cerca de su ubicación y sin dudarlo, se levantó rápidamente y fue directamente a donde provenía aquel ruido.

— ¡Deja de llorar niña!.— cuando llegó a destino, vio a la rubia de cuclillas en el suelo mientras la misma mujer de antes estaba frente a ella, furiosa. Sin dudar ni un segundo y al ver la posición amenazante de aquella mujer, Gai se interpuso entre ambas antes de que pueda volver a hacerle algo a la niña.

— ¡No permitiré que la siga hiriendo!.— el pelinegro le gritó, enfrentándola sin temor. La mujer de semblante serio que ni siquiera supo de donde había salido ese estorbo, se acercó violentamente pero él se quedó estoico y firme como si nada.

¡One shots sensei's!★Where stories live. Discover now