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❁ཻུ۪۪
Iruka caminaba algo apresurado a la biblioteca en busca de un nuevo manual para los niños de la academia. No tenia mucho que hacer, hoy era un día libre, pero tenía que almorzar junto a Naruto en Ichiraku y aquel manual que encargó hace ya unos días se le había pasado por completo de la cabeza, por eso su apuro.
Al llegar a la gran biblioteca y entrar con cautela para no molestar pudo notar que la recepción estaba vacía y no pudo evitar alarmarse, al creer que se retrasaría mucho más. Recorrió el lugar con la mirada, notando que tampoco había nadie que pueda indicarle donde estaba la anciana que solía atender el local.
— Huh... ¿Hola? ¿Hay alguien?.— alzó la voz para ver si alguien llegaba a atenderlo pero no pasó. Algo dudoso comenzó a recorrer la biblioteca con incomodidad y buscando a la señora mayor que solía ir a atenderlo. Mientras pasaba por todos los estantes llenos de libros, perdía la esperanza de encontrar a esa ancianita y de llegar temprano. Su paso paro cuando pudo ver una escalera y a una chica en la punta, arreglando los libros de la estantería.— ¡Ho-ola!.— la saludó con cierta timidez, no sabía si ella era empleada o solo una simple muchacha que buscaba un libro.
— ¿Huh?.— al girarse algo temerosa hacía el hombre un movimiento en falso hizo que la escalera se moviera y ella se tambaleará.
— ¡Cuidado!.— vociferó Iruka al ver que la muchacha no podía volver a equilibrarse y que los libros que tenía habían comenzando a caer de sus respectivos lugares, haciendo más difícil para ella sostenerse.
— ¡Ah!.— la chica que no pudo seguir de pie, cayó de unos tres metros arriba pero antes de que el suelo pueda siquiera tocarla, Iruka fue mucho más rápido y la atrapó.
La peliazul completamente asustada y shockeada abrió sus ojos lentamente, percatándose de que se encontraba sorpresivamente sana y salva.
— Que... bonita mujer...— un inconsciente comentario salió de los labios de Umino y la chica no pudo evitar sorprenderse, haciendo que él se percate de sus propias palabras.— ¡D-digo! No es fea... ¡N-no espere! Eso fue grosero...— intentaba arreglar sus propias palabras, avergonzado y negando rotundamente. Ella se sonrojó y miró hacia otro lugar.
— G-gracias.— agradeció incrédula. No podía creer que alguien como él la haya agarrado en el aire.
— N..no hay que agradecer._ el negó, soltando un suspiro por su tonta escena y luego la examinó delicadamente con la mirada.— ¿Se encuentra bien?.— preguntó preocupado.
— Sí.— dijo ella y lo miro directamente a los ojos. Le pareció bonito y tierno de repente, jamás lo había visto ya que ella era lo que suelen llamar "come libros" y su contacto con la aldea era escaso. Le pareció bonito que aquel hombre ni siquiera se haya fijado en su tonta apariencia de nerd, sus gtandes lentes y lo palida que es su piel por no salir a la calle. Se podría decir que los dos estaban hipnotizados y perdidos en los ojos del otro.
