James me dio un plato que contenía dos rebanadas de pizza, miré que en los otros platos había hamburguesas y más pizza. Uno de ellos contenía un pastel de chocolate.

¡Habían cupcakes!

"Podemos morir en paz."

Hubo un momento en que ambos nos quedamos viendo sin decir nada y como imbéciles empezamos a reírnos.

― ¿Cómo supiste que me encantaban los cupcakes de chocolate?

—Siempre veo que en el almuerzo comes uno.

"Por lo menos vio que comiste uno y no la caja entera."

Solo fueron cinco.

"No mientas."

Bien, fueron ocho.

―Al menos vio que fue uno― murmuré mientras me limpiaba con una servilleta.

― ¿Dijiste algo?

― ¡Nada!

✫✫✫

Salir con James había sido una de las mejores decisiones que había tomado, no me arrepentía de haberlo hecho y estaba satisfecha con esa información.

"Ya tiene mi aprobación."

¿Quién pidió tu opinión?

"Nadie."

Entonces no hables.

"Dios parece que salir con un chico te afectó."

¡Cállate!

—A ver, a ver, —logré decir cuando paré de reír — todos ustedes corrieron desnudos por toda una fiesta de negocios de sus padres, ¿cierto?

—Cierto.

—Y luego gritaron "den me libertad o den me muerte."

—Exacto.

—Arriba de una mesa y luego tropezaron, cayeron de culo en un carrito de ruedas y así salieron fuera del hotel para después caer dentro de las alcantarillas. ― asintió riendo — ¿Por qué?

—Simple, quisimos cambiar algunas cosas.

—Después de todo ese alboroto, lo taparon, quedaron encerrados y desnudos.

—Si, digamos que no fue la mejor idea.

Volví a estallar en risas haciendo que él me siguiera.

― ¿Cómo lograron salir?

—Recuerdo que a Jake le dio por gritar como niña y decir un montón de idioteces como que iba a morir virgen.

― ¿Virgen?

—Por eso un montón de idioteces, su gemelo le dio un golpe que casi lo deja sin herederos. Mamá y papá buscaron ayuda y luego fuimos a casa.

― ¿Sin castigarlos?

"Si ustedes hubieran hecho eso los hubieran castigado hasta el último día de sus vidas... eso es... ¡Genial!"

¿Recibir un castigo?

"No tonta, que a ellos no los castigaran, tarada."

Dos insultos en una sola oración, vaya, un récord.

—Cuando llegamos a casa nos enviaron a ducharnos y luego nos mandaron a dormir con el perro durante casi un mes.

—Eso no suena tan mal.

"Claro porque tú nunca has dormido con el perro."

—Cuando eres hombre y duermes en bóxer si es un problema.

Nadie Nos Manda #1Where stories live. Discover now