Cap 3: Rompecabezas Mental

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—¿Dónde...dónde estoy? —pregunta Seiya al recobrar la consciencia nuevamente. Pasea su vista por el lugar, pero parece no haber nadie—. ¿Aun sigo en la casa de géminis?

—No, estas en el templo de la virgen —contesta una voz en las sombras. Seiya se percata que esa voz también es familiar y se pone en guardia—. Dime, ¿cómo es que alguien como tú logró llegar hasta este lugar?

El santo de bronce trata de ponerse de pie, pero al estar adolorido y exhausto solo consigue apoyar su cuerpo sobre su rodilla izquierda

—¡No puede ser que tu también estes vivo! —exclama sorprendido dirigiendose a la silueta de las sombras—. Y no puedo creer que tu tampoco me reconozcas, Shaka

El santo de oro frunce el ceño ya que en ningun momento mencionó su nombre, y que ese muchacho conozca su identidad es algo que llama su atención

—¿Tú...sabes mi nombre?

—¡Estoy cansado! —Seiya aprieta su puño y lo estrella contra el piso creando una grieta en este—. ¡Estoy harto de todo esto! ¿Cómo es posible que nadie sepa quién soy cuando hemos pasado tantas cosas juntos protegiendo a Athena y a la tierra? ¿Por qué ninguno de ustedes logra reconocerme? ¿¡Por qué, maldita sea!?

—Si sigues comportándote de ese modo tan impulsivo e imprudente, no encontraras las respuestas que buscas —comenta el santo de virgo observando la ira y desesperación en el rostro de aquel visitante

—Entonces, ¿que debería hacer según tú? —cuestiona Pegaso enfadado y molesto

—La meditación es una buena forma de empezar —contesta Shaka sonriendo levemente desde su posición. Seiya no logra captar ese gesto ya que el rostro de su compañero continua oculto

Sin embargo, por un momento, el santo de bronce considera tomar el consejo de su amigo y tratar de relajarse y entrar en paz consigo mismo. Luego de unos minutos golpea el suelo con sus puños nuevamente

—¡Es inútil! —exclama impaciente—. No puedo hacerlo cuando tengo la mente confundida, ¡ni siquiera recuerdo como fué que llegué aqui!

—¿Qué es lo último que recuerdas? —inquiere el santo dorado

—Yo..., estaba luchando en los campos eliseos...—responde Pegaso llevandose una mano a la cabeza tratando de hacer memoria—, tenía que entregarle su armadura a Saori. Luego...mis amigos y yo...¡no puede ser! ¡Mi hermana! ¿Dónde esta ella?

—Si sigues divagando no podré ayudarte —advierte Shaka notando la confusión en el muchacho

—¿Ayudarme? ¡Ja! ¿Lo dice la persona que no hizo más que confundirme todo este tiempo? No caeré en tu juego, Shaka —afirma Pegaso desconfiado mientras que en un movimiento brusco se levanta y comienza a caminar hacia el santo dorado

—No caerás bajo ningún juego, sino bajo tu propia confusión —afirma el guardian del sexto templo. Pegaso ignora su advertencia e intenta atravesar la casa de virgo, sin embargo en su intento choca con una especie de barrera invisible que lo repele y lo obliga a retroceder

—¡Déjame pasar, Shaka! ¡Debo ir con Athena!

—¿Athena? Lo siento, pero no puedo permitir el paso a un hombre inestable y testarudo como tú. —declara el santo de oro

—Entonces, ¿piensas que soy peligroso? —Seiya lo mira asombrado

—Hasta que me demuestres lo contrario, sí —afirma Shaka

—No quiero pelear contigo —confiesa Seiya apretando los puños a su costado—, solo quiero llegar con Athena, ella es la única que puede ayudarme

—Aunque yo te permitiera cruzar este templo, llegar con la diosa te será imposible —comenta Shaka

—¿Y eso por qué? —Seiya lo mira confundido

—Los demás santos de oro no seran tan benevolentes como yo lo he sido contigo. Moriras antes de llegar con Athena, de eso estoy seguro

Seiya cree haber escuchado mal, pero a la vez piensa que el mundo ante él se ha puesto de cabeza pues nada de lo que Shaka afirma parece tener sentido para él

—Será mejor que desistas de tu idea de ver a Athena, ella no solucionará nada ya que acaba de descender al refugio y dudo que el patriarca te permita verla. Ni siquiera nosotros, los santos de oro hemos podido hacerlo

—¿Dices que Athena acaba de descender al Santuario? —Seiya cae de rodillas al suelo pues la noticia lo toma por sorpresa y al mismo tiempo lo ayuda a armar el rompecabezas de su mente

—Pareces sorprendido, ¿qué no lo sabías? ¿Dónde has estado todo este tiempo para ignorar la situación del Santuario?

—Si Athena es una bebé...—susurra Seiya por lo bajo con la respiración agitada—, entonces eso significa que yo aun no existo. La razón por la que ustedes estan vivos y no me conocen es porque..., ¡estoy en el pasado!

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¿Por qué desperté en esta época?¿Cómo fué que llegué aqui? Son preguntas que ni el hombre más cercano a dios puede responder, lo único seguro es que...¡debo regresar a mi mundo! ¡Saori, mi hermana y mis amigos estan esperandome!

No te pierdas el siguiente episodio ;)

¿Y tú, alguna vez has sentido el poder del cosmos?

Saint Seiya: El Vuelo de Pegaso #SaintSoulAwardsWhere stories live. Discover now