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Rubén se encontraba en la misma postura que Kiara. Sólo que no triste, enojo era lo sentía. Digamos que él no es típico príncipe de un cuento de hadas.

Desde sus dieciocho años de edad le encanta salir de fiesta con sus amigos. Obviamente teniendo precauciones de que no sea descubierto. Se pasaba la vida de alcohol y mujeres. Hasta hoy.

Pero por más que se casara no dejará ese hábito. No le importa la opinión de Kiara, ni mucho menos que sea su esposa. Vivirá la vida sin importarle nada.

El sonido de la puerta, lo sacó de sus pensamientos. Eran su amigo Mangel.

-Rubén tus padres dicen que bajes-

-De acuerdo, ya voy- Dijo acomodando su cabello por última vez. -Vamos- Ordenó, su amigo lo acompañó.

-No puedo creer que ya te casarás- Dijo su amigo sonriendo.

-No me lo recuerdes, tener que casarme con la persona que más odio. Es horrible- Dijo Rubén con desagrado.

-Harían bonita pareja si se llevaran bien- Dijo ya en el piso de abajo. Rubén lo miro con enojo. -Qué? Yo sólo decía-

En eso llega sus padres.

-Bueno los dejo solos- Dijo su amigo retirándose.

-Estás muy bien hijo- Dijo su padre.

-Gracias papá- Dijo mirando a otro lado.

-Estás bien cielo?- Preguntó la reina. Rubén los observó, era muy obvio que no estaba nada a gusto por lo que estaba por pasar.

-Se que no quieres hacer esto, pero...-

-Da igual mamá. De todos modos sabía que esto se iba a hacer queramos o no-

Odio de realeza|| RDG TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora