•XXXII•

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La boda, como lo habían venido discutiendo, sería en Los Ángeles, en uno de los viñedos de Villa Tongva que Magnus había conocido mientras vagaba por el mundo. 

—Es el mejor lugar—. Argumento Magnus con una sonrisa. Sus ojos de gato, esa mañana en donde la luz del solo chocaba ambos cuerpos en una suave caricia  en donde estaba, en donde debería siempre de estar, brillaban más que nunca. Su boda sería mañana por la tarde; hoy, su última noche como soltero-no-tan-soltero—. Además, el atardecer es hermoso y hay bebida casi gratis—. Añadió.

Alexander rió, tomando el libro de magia que Magnus le había enseñado una vez entre sus manos y dejarlo en la mesita de noche al lado de su cama, atraer al brujo junto a él para tumbarse nuevamente en la cama. Magnus recostó su cabeza sobre el pecho fuerte del Lightwood.

Alec suspiro complacido, de pronto, una pequeña e insignificante duda le embargo la mente. 

—Ya no eres inmortal ¿Aún tienes magia?—. Magnus asintió algo cohibido—. Muéstrame. 

Magnus abrió los ojos confundido:— ¿Que?

—Haz algo con ella—. Expreso con suavidad, rozando el anillo exactamente igual al que Magnus traía sobre la mejilla caliente de su esposo—. Muéstrame

Magnus lo miro dubitativo, Alec lo beso y fue todo lo que necesito. Chasqueo los dedos, dejo que leves ondas de magia se extendieran por la habitación, en azul con toques dorados se movía a lo largo y ancho de ella para luego de unos minutos separarse hasta volverse esferas, todas de diferente tamaño, mirando de reojo como Alec no perdía detalle ni movimiento de ellas y sus ojos azules brillar como las mismas sino es que con más intensidad; movió los dedos un poco y aquellas esferas se convirtieron en mariposas, cada una de diferente tamaño, brillantes y hermosas. Alec contuvo el aliento cuando una se poso en su nariz, sus alas batiendo con suavidad y lentitud mientras pequeñas motitas de magia caían en su piel pálida como escarcha. Magnus lo quito de allí con extrema suavidad —. Fue lo primero que aprendí a hacer cuando poseí magia—. Dijo en susurro. Su aliento chocar contra de oreja de Alexander y su mano descendiendo hasta el torso de este entrelazando sus manos en el proceso. 

Alexander giro el rostro, centrándose en los de Magnus que miraban las mariposas con cierta tristeza y melancolía—. Antes de que me botasen de la casa en la que creía que vivía con mi madre. 

—Son hermosas—. Alec limpio con sus dedos las pequeñas lagrimitas que corrían por las mejillas de Magnus—. Son igual de hermosas como quien las hace. 

Y las lagrimas descendieron aún más, cuando Alec lo beso con ternura. Su corazón palpitar a niveles insospechados mientras sostenía el beso de Alec. Sonriendo cuando termino y Alec lo acercaba aun más, lagrimas que ahora caía por el puro placer de caer en felicidad y orgullo en frente de quien ama, mostrarle todo lo que es capaz de hacer. Y que sobre todo, Alec lo aceptaba. 

(...)

—Su despedida de soltero ¿Como lo harás?—. Isabelle se aliso el cabello negro frente al espejo, sus labios pintados finamente en un rojo intenso con una sonrisa ladina. 

—No lo se—. Contesto Jace, Simón lo empujaba un poco sobre la cama de Isabelle, pidiendo con ello espacio que no le fue dado en absoluto—. Pensaba llevarlo a un club de strippers varones, ya sabes, para armar el desmadre y que deje de ser tan tímido. 

Settle Down |Malec-AU|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora