Final † 2da parte.

198 17 0
                                    

Paso tras paso perdía la esperanza de volver algún día a ver a los que quería. Paso tras paso empezaba a notar como la rabia bullía en mi interior, como la decepción daba paso al enojo y al dolor.

¿Cómo pudo engañarme de tal manera? ¿Acaso todo fue una mentira? Le entregué mi vida y él la desechó, me arrebató todo en el proceso y aún así se atrevió a engañarme en mis propias narices. ¿Cómo podía ser tan insensible?

A mitad del camino, corté el envolvente silencio del bosque con un sollozo que brotó de mi garganta. El alma me ardía, reclamando alivio al dolor, el cual obtendría pronto. Solo debía continuar, debía seguir. No me rompería tan fácilmente.

Luego de una extensa caminata, la distante y silenciosa casa se alzó ante mis ojos. La enorme mansión a la que alguna vez llamé mi hogar ahora me recibía en completo silencio, como si fuera una desconocida. Nunca fue mi intención dejar de estar aquí. Él me dañó, él me rompió y me dejó. ¿Cómo pudo hacer tal cosa?

Limpié con furia una lágrima traicionera que me salió del ojo y suspiré, apretando contra mi mano el filo del cuchillo. La sangre empezó a derramarse por mi palma, lo cual me dio la valentía para seguir con el plan que tenía.

Con pasos suaves, me dirigí a la puerta de madera. A ésta hora, la gran casa debía estar vacía, a excepción de dos personas... Él, y ella. Las únicas dos personas que necesitaba.

Subiendo la escalera con sigilo, las gotas de sangre caían al suelo. No podía detenerlas, no podía detenerme. Lo único en lo que podía pensar era en el dolor que me invadía.

Abrí la puerta de la habitación, mientras una sonrisa se ondeaba en mis labios. Ya pronto acabaría todo.

Los divisé a ambos, acostados en aquella cama en la que muchas veces él y yo estuvimos juntos. En las que muchas veces me prometió amor eterno... En la que muchas veces me mintió.

Mientras caminaba, me percaté de otra presencia en la habitación. Mucho más débil y pequeña...

Una cuna. Un bebé. Un sueño.

¿Tenían un hijo?

Me quedé atónita mientras miraba al pequeño bebé en la cuna. Era tan pequeño que supuse que no superaba los 6 meses de edad. Había nacido hace poco, pero ¿cómo es qué nunca lo supé? ¿Cómo nunca me enteré? ¿Cómo pudieron ocultar algo así?

El pequeño bebé empezó a lloriquear, mientras yo me ocultaba en las sombras. Con somnolencia, la mujer se paró de la cama. Se acercó a la cuna y alzó al bebé con sumo cuidado, intentando consolarlo. La miré con atención mientras ella devolvía el bebé a la cuna.

Al momento de bajarlo y volver a acomodarlo en su pequeña cuna, me posicioné tras ella. El bebé soltó un chillido, mientras yo ponía el filo del cuchillo contra el cuello de la chica.

—Dale una última mirada...— Susurré con crueldad refiriéndome al bebé.— Jamás volverás a verlo.

Su pulso se aceleró y miró a su hijo una vez más.

—B-Ben...— Susurró balbuceante en busca de ayuda.

En aquel momento deslicé el filo por su cuello, mientras la sangre empezaba a brotar a borbotones. El líquido escarlata empapó a la pequeña criatura, mientras empezaba a llorar aún más fuerte.

Sentí movimientos detrás mío, mientras me percataba de que Ven empezaba a despertar.

Rápidamente corrí a la cama y me senté a horcajadas sobre su cuerpo. Puse el filo sobre su cuello y él reaccionó del todo, quedando sorprendido al instante.

—Un solo movimiento y te degollaré cariño.— Susurré mientras con un dedo recorría su musculatura.

—¿¡(Tn)!? ¡Maldición! ¿Qué es lo qué haz hecho?— Gritó mientras sus orbes verdosos se llenaban de lágrimas.

Solté una carcajada, mientras empezaba a derramar lágrimas.- Prometiste amarme para siempre, ¿lo recuerdas? "Te amaré hasta el final de los tiempos". ¿Lo olvidaste? Pues yo no, Ben.

—(Tn)...— Empezó a susurrar.

—“Te amo más que todas esas putas con las que haz estado antes”... ¿Cómo pudiste olvidar eso?— Susurré con la voz rota, mientras los gritos estridentes del bebé se hacían aún más fuertes.

—Basta...— Pidió.

—Solo debes recordar que eres mío. Espero que eso jamás se borré de tu memoria.

Cuando estuve a punto de deslizar el cuchillo por su cuello, él invirtió los papeles. En un movimiento rápido, hizo que el cuchillo cayera de mis manos, para luego sacarme de su cuerpo. Caí al suelo, mientras palpaba con rapidez el suelo en busca de mi única arma.

Él corrió a la cuna, mientras sollozaba por su chica.

—Tranquilo, Ben...— Susurré mientras volvía a empuñar el cuchillo.— Ya todo acabará.

Corrí hacía la cuna mientras Ben se ponía frente a ella a modo de proteger a su hijo.

Traté de encajarle el cuchillo, pero él siempre fue más veloz. De un movimiento me empujó y el cuchillo cayó. Tomó mis muñecas y me estampó contra la pared.

—¡No, basta! Entiende que ésto se acabó. Se acabó, déjame en paz maldición.— Susurró con voz rota y cansina. Pero ya no podía hacerlo. Ya no era yo. Ya no podía, ni quería detenerme.

Me revolví hasta soltar su agarre y me apresuré en llegar a la cuna. Ben supo lo que haría, entonces se apresuró en tomar el cuchillo.

Cuando toqué la baranda de la cuna, el frío se apoderó de mi cuerpo. No era la noche ni el bebé lo que me aterraron, sino el objeto metálico que se incrustó en mi espalda.

Boqueé en busca de aire mientras caía al suelo. El silencio se apoderó de la habitación, mientras un pitido me invadía los oídos.
Podía sentir el líquido caliente y carmesí derramarse por mi espalda.

Ben tomó al bebé y se fue de la habitación con prisa, mientras yo seguía allí, perdiendo mi vida a cada segundo.

No habría segunda oportunidad. Ya todo había acabado.

Amor Sangriento. #L3Where stories live. Discover now