Capitulo 26 (editado)

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¡¡¡ NO ME PUEDE ESTAR PASANDO ESTO A MI!!!

Es lo que se decía Emilia en su interior, y es que no le fue difícil reconocer al hombre que ayudo a bajar con mucho cuidado a su hermana, y que después tomaba la mano de Ingrid para ayudarla a bajar, haciendo que movimiento, inclinara más la calesa asustando a los caballos. 

-¡Genial!ahora seré la única que haga el ridículo cuando esto se caiga-  murmuro Emilia mientras veía como el bruto  se daba los aires de héroe Ingles.

- Mi lady no se mueva deje que haga contra peso con mi cuerpo- dijo el hombre subiendo a la calesa esto hizo que se equilibrara-  ¡COCHERO! necesito que venga y me ayude,haga contra peso también para poder bajar a la señorita, si no, la rueda terminara por romperse.

- ¡Si Milord!- dijo el cochero soltando las riendas para obedecer las ordenes del caballero.

-Mi lady debe deslizarse muy lentamente hacia mi- Ingrid se movía con delicadeza- sujéteme fuerte he intente bajar despacio.  

  -Si milord- con éxito Ingrid puso los pies en el suelo y se alejaba de la calesa para permitirle al hombre maniobrar para que abajara a Emilia.  

-Ahora usted mi lady.

Emilia veía con recelo la mano que le ofrecía el hombre, y en su cabeza se debatía entre aceptar su ayuda o mejor aventares al suelo; no quería darle más motivos para que se burlara otra vez de ella. Siguió observándolo un par de minutos más, esperando que le dijera algo como "muévete tonta tartamuda" pero nada, igual y no la había reconocido.

El ruido de la rueda rompiéndose, hizo que los caballos se sobresaltaran y dieran unos paso hacia atrás provocando que los rayos de la rueda siguieran partiéndose, esto obligo a Emilia a tomar la mano de el y  deslizarse al igual que Ingrid para poder bajar.

-Sujéteme fuerte - poco a poco Emilia iba sujetándose de la mano al brazo del hombre para bajar.

Todo parecía que termina,ría en un mero susto pero para desgracias de Edmond y de la mujer, los caballos relincharon y comenzaron a avanzar provocando que la rueda terminara de partirse; en un movimiento rápido Edmond jalo de la mujer y se aventó de espaldas para caer al suelo junto con ella en lo brazos, el grito de las damas asustaron aun mas a los caballos, que comenzaron a correr arrastrando la calesa;  el cochero pudo alcanzarlos haciendo que se detuvieran.

-¡Dios mio, querida! ¿te encuentras bien?- corrió Ingrid hacia la pareja para ayudarlos a levantarse.

-Si, si estoy bien-  decía Emilia levantándose y sacudiéndose la tierra de su vestido, entonces recordó al hombre tirado y se giro asustada hacia el- ¡Oh por dios! ¿mi lord se encuentra bien?- le tendió una mano para ayudarle a levantarse pero este la rechazo.

-Pues ignorando el hecho de que tal vez me haya roto una costilla, cosa que hasta el momento no he sentido, se podría decir que si, estoy bien- Dijo Edmond poniéndose de pie con un poco de dificultad.

-Mi lord le agradecemos tanto su ayuda... espere un momento... usted... ¡ah claro, usted es el hombre del muelle! Pero que coincidencia parece que el destino es caprichoso - Le decía Ingrid al hombre haciendo que Emilia hiciera una mueca de frustración.

"Bien si el hombre me había olvidado, ahora lo recordara otra vez; gracias traidora" pensaba Emilia.

-Así es mi lady, vaya si que esto es una coincidencia -decía Edmond mirando de reojo a Emilia cuyas mejillas comenzaban a tornarse rojas del rubor.

-¿Así que usted a decidido convertirse en el salvador de mi hermana? - Edmond escucho una voz a su espalda y se giro para contestarle a la dama, pero esta lo veía con picardía y le sonreía con cierta maldad "Soy Lady Corinna von Hallen y ella es Lady Ingrid Briest" decía señalando a la castaña clara - y bueno a mi querida hermana ya la conoce.

El Duque de Hielo  (1° Saga corazones traicionados)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora