Capitulo 20 (editado)

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Lord Walter  caminaba por todos lados esperando a sus invitados, quienes se encontraban terriblemente retrasados, y eso lo tenía muy molesto, pues era una falta de respeto hacia su persona y a su pequeña hija Polette, la cual no hacia más que preguntarle a que hora llegaría el duque, y eso también lo tenía mareado.

-Padre usted dijo que el duque vendría a las 5:00 y ya son las 5:32 ¿por qué me miente? ¿sabe cuánto tiempo tarde en arreglarme?

-Mi querida niña ¡NO ME SAQUES DE MIS CASILLAS! Oh, a caso me vez cara de adivino, no ¿verdad? Así que cállate y siéntate o me harás cambiar de opinión y te mandaré a tu recámara, ¿está claro?

-¡No sea injusto padre!

El mayordomo entro en la sala anunciando al fin a la llegada de una parte de sus invitados.

-El conde de Rosenau lord Collin von Hallen, sus primas lady Corinna von Hallen, Emilia von Hallen y lady Ingrid Briest- anuncio el mayordomo, mientras sus invitados avanzaban hacia ellos.

-¡Mi estimado Rosenau al fin llegaste!- dijo con emoción lord Walter estrechando la mano del conde- temí que nunca llegaran; ¡oh, pero mira nada más! pero cuanta belleza mis queridas niñas- avanzo hacia las hermanas- son idénticas a su madre lady Adele, que dios la tenga en su santa gloria- ambas hermanas hicieron una reverencia para esconder la tristeza de sus ojos.

-Así es mi lord, mis queridas primas heredaron toda la belleza de mi tía y el carisma de mi amado tío- lady Ingrid hizo una mueca ácida ante su comentario pero solo Collin pudo detectarla.

-Mi querido amigo Frederik, lamente tanto su muerte al igual que la de su madre; los conocí cuando apenas habías nacido Corinna- acercándose a la joven del vestido color verde manzana.

-Mi lord yo soy Emilia- dijo la joven con una pequeña risilla por la confusión de lord Walter.

- Así es milord yo soy Corinna- dijo la otra joven de vestido color azul.

-¡Oh, mil disculpas! es que... son tan parecidas, casi juraría que son gemelas, bueno parece que al final la vejes me ha llegado- todos rieron, todos menos una jovencita que se encontraba detrás del anfitrión.

Polette observo detenidamente a los invitados de su padre, el hombre no era tan guapo como su amado duque, pero no podía negar que tenía un aire atractivo, una pena, su terrible acento le recordaba a un ganso graznando; por otro lado, las tres mujeres eran, para su desgracia, muy bellas -y no tenían ese acento horrible- bueno incluso una que cojeaba y usaba un bastón era linda, pero no seria rival para ella, pero las otras dos, la tonta de vestido verde que le sonreía a su padre se veía que era muy odiosa... bueno era castaña, todos saben que las preferidas eran las rubias de ojos azules como ella -se miro levemente en el reflejo de un jarrón que se encontraba en la mesita central- a lo que le quedaba la otra: la castaña clara que a la luz parecía casi rubia; era muy llamativa esa si podría ser una piedra en el zapato la única ventaja sobre ella es que se veía muy vieja en comparación de la coja y la odiosa. Seguía observándola cuando su padre la devolvió a la realidad.

-Hija, Polette... ¡oh! disculpen suele ser un poco distraída aveces- la joven le dedico una mirada recelosa a su padre.

-Mil disculpas es que estaba "admirando" a sus invitadas padre,  en verdad son hermosas- a ninguna de las damas le paso desapercibido el tono de la joven.

-Usted también es muy hermosa, permítame decirle que nunca había visto unos ojos tan claros como los suyo- dijo Emilia a la pequeña rubia que parecía querer atravesarle con una espada.

-Es verdad- dijo Collin parándose frente a la joven y tomando su mano para darle un beso de cortesía- un placer mi lady.

La chica solo hizo una pequeña reverencia, pues había visto el modo en que ese hombre la miraba y no le gustaba, ella tenia muy claro cual era su destino y ese era el convertirse en Duquesa no en una simple condesa, así que disimuladamente, se soltó de la mano y camino hacia sus contrincantes "mas vale tener al enemigo cerca".

- Este fin de semana sera presentada en sociedad y me gustaría que hicieran buenas amistades las tres ¿verdad querida?

-¡Oh claro padre!, seria un placer.

-El placer sera nuestro lady Polette; ¡oh querido primo! hemos sido muy groseros- Corinna tomo el brazo de Collin, pues lo había visto embobado con la rubiecita esa- te has olvidado de presentar a nuestra querida Ingrid.

Collin fingió serenidad al tener que presentar a la tonta de Briest.

-¡Es verdad!, permitan me presentarles a Lady Briest, ella es la institutriz de mis primas y la protegida de mi difunto tío.

-Si es institutriz ¿por que le dicen lady y no señorita?- las von Hallen se giraron molestas hacia el comentario de la mocosa.

-Por que ella es hija de un conde amigo de nuestro padre- Dijo Corinna

-Si es hija de un conde ¿porque termino de institutriz? acaso no pudo conseguir marido.

-¡¡¡POLETTE!!! no seas impertinente- la regaño su padre mientras las mujeres se miraban entre ellas- discúlpate con lady Briest.

-Descuide mi lord, es joven y a veces la juventud nos vuelve algo curiosas- le dijo Ingrid a lord Walter- y respondiendo a sus preguntas mi lady, fue mi gusto convertirme en institutriz de estas adorables jovencitas; mi padre era el conde de un pequeñísimo condado alemán de menor relevancia, así que cuando el murió y quedando yo sin nadie mas de familia, Lord Frederik como amigo intimo de mi progenitor, me acogió en su hogar.

-¡Vaya! a lo mejor yo también conocí a su padre mi lady- dijo lord Walter- ¿cual era su nombre?

-No lo creo milord el rara vez salia de casa, y conoció a lord Frederik por casualidad- dijo tristemente Ingrid- su nombre era Christophe Briest conde de Briesenhofth.

En ese momento el mayordomo volvió a ingresar a la sala anunciando al placer culposo de la hija del marquez.

-El vizconde de Chester.



El Duque de Hielo  (1° Saga corazones traicionados)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora