El Duque de Hielo (1° Saga corazones traicionados)

Capitulo 3 (editado)

NIZA, FRANCIA 1807

-Una fiesta de disfraces!!!!??? te volviste loca no podemos ir ... si padre se entera estamos muertas.

-Venga no seas aguafiestas, nadie sabrá que fuimos; nadie nos va a reconocer con el disfraz y la mascara, además, abra tanta gente que la probabilidad de encontrarte con la misma persona en la misma noches sera nula- la mayor de las hermanas hablo con entusiasmo- será divertido... ¡una noche de aventura para este aburrido viaje!

-¡NO, NO Y NO!! no me vas a convencer, además solo somos unas chiquillas nadie nos creerá que ya somos mayores, si a duras penas parecemos de 14 y 15 años... Ningún caballero se fijaría en unas mocosas, otra cosa que olvidas "hermanita", ¿de dónde sacaremos un par disfraces para hoy en la noche?

-¡SI, SI Y SÍ! Déjamelo a mí, lo tengo todo perfectamente calculado tu solo tienes que decir que sí y listo!!!!.. ¿entonces, dirás que sí?

-¡Ash! te odio, pero no me dejes sola en ningún momento, y si padre nos descubre diré que me obligaste a punta de fusil.

- Hecho, va a ser maravilloso, ¡ven tenemos que preparar todo!

Emilia no dejaba de pensar como saldrían por la noche sin carabina, ni carruaje y vestidas con semejantes prendas, era una locura total, aun así la curiosidad pudo más que su prudencia y el buen decoro del que ella y su hermana hacían gala...

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Edmond, había estado vagando por el salón de baile aburrido hasta que sus ojos enfocaron la puerta principal; no pudo evitar acercarse a ella desde que la vio entrando al salón, ataviada con un vestido azul y es mascara blanca que cubría sus ojos y que apenas dejaba ver sus labios; la observo a agarrándose las manos claramente nerviosa y moviendo uno de sus pies con inquietud. Era pequeña a comparación con otras damas del baile y parecía querer esconderse detrás de una columna, hasta que la vio dirigirse al balcón, ¿por qué ir a un baile de disfraces si no es a divertirse? sin duda el ya sabía cómo entretenerse a cosillas de la pequeña muñequilla.

Increíble, lo primero que le había dicho y lo primero que hizo, Corinna la había dejado apenas un caballero la había invitado a bailar, dejándola sola en plena pista de baile; como ella le había dicho el lugar estaba abarrotado de gente, Emilia sentía que el aire le huía, así que, se dirigió a un balcón para ver si podía divisar a su hermana en el jardín. Estaba tan ensimismada en sus pensamientos que no noto al hombre que salia tras de ella.

-Belle nuit, vous ne pensez pas?(hermosa noche, ¿no lo cree usted?

-Vous pourriez dire! ... (se podría decir).

Eso fue todo lo que pudo decir después de observarlo por un minuto, era como un gigante en comparación de ella y su voz parecía sobrehumana, tan grave y tan imponente, y sus ojos tan azules como el cielo; no podía adivinar sus demás rasgos pues la mascara le cubría casi todo el rostro e iba vestido de noble de la edad media, aun así, sabía que se trataba de un caballejo joven, tal vez no pasara de los 20 años.

(siguen hablando en francés)

-Dígame señorita ¿porque se esconde como si fuera una ladrona?... ¿no desea que un caballero la invite a bailar?- de la nada, Edmond vio como su frágil figura cambiaba por una más amenazante, parecía que lo aplastaría cual bicho rastrero.

-YO NO SOY NINGUNA LADRONA, más bien me escondo de caballeros tan ¡repugnantes como usted!-. que se creía este de tacharla de ladrona, si supiera que ella pertenecía a una familia muy rica, que si quisiera, tendría lo que quisiera con tan solo un chasquido de sus dedos.

-Repugnante no es una palabra con la que me describen las damiselas mi lady, más bien delicioso seria lo adecuado-. la consternación en los ojos de la joven lo estaba divirtiendo como nunca.

-Vaya, veo que se tiene mucha estima mi lord, pero no veo ninguna damisela a la caza de tan "delicioso" bocado, o ¿será que se esconde usted de las jóvenes casaderas de Niza?.

-¡Uff ! de las de Niza y las de todo el mundo mi lady...todas con un mismo objetivo casar marido y ser unas mantenidas, teniendo hijos a lo bruto y solo para seguir contando con los privilegios de los bolsillos de los pobres de sus maridos.

-Veo que nos tiene en muy mal ver a todas las damas, pero recuerde mi señor, el pez por la boca muere, son ustedes los que buscan a esas mujeres con tal de seguir en las andadas, asegurando títulos y bienes, y usándolas como criadoras de algún heredero, así que no reniegue tanto de esos pobres maridos que algún día usted será uno de ellos, MI LORD-. touche, pensó ella- ahora si me permite ¡en este balcón no hay espacio suficiente para los dos, hum!!-. y tan digna como su institutriz le había enseñado salio airosa dejando a tras a un sorprendido caballero.

"No reniegue tanto de esos pobres maridos que algún día usted será uno de ellos", JAMÁS, ni por nada caería en tan horrible situación como lo era el matrimonio, no dejaría que ninguna mujer lo usara como su madre lo había hecho con su padre... NUNCA. pero ahora mismo le enseñaría a esa mocosa que nadie le hablaba así al duque de Weilburg; Demasiado tarde para Edmond, ella ya se había perdido entre la multitud; ¡rayos! ahora con quien se desquitaría, sus amigos estaban tonteando con las damas, parecían perros en celo, no sabía por qué los había acompañado a este estúpido viaje... ¡a si claro! para no ir a la fiesta de cumpleaños de su madre que seria en una semana.

Edmond comenzó a caminar entre la gente buscando a sus amigos y compañeros de Eton, el barón de Arlongford y el vizconde de Chester. Desesperado después de 20 minutos de caminar por todos lados buscándolos como idiota la vio; increíble dios le daba la oportunidad de poner en su lugar a esa niñita y no la iba a desaprovechar...

-No mires a nadie y solo sal de ahí, al diablo Corinna ella puede quedarse si quiere, no me voy a arriesgar más- Emilia intentaba salir de entre la multitud, no quería toparse a esa bestia, su hermana lo había dicho la posibilidad de que eso sucediera era nula.- ¡ja! si claro adiós "delicioso"-. pensó en voz alta, grave error.