Capítulo 14.

15.7K 1.3K 239
                                    

¿Clases? ¿Para qué asistir a clases si podían compartir ese tiempo en la misma habitación de Draco?
Nadie estaba cerca, todos estaban en sus clases correspondientes, así que definitivamente, el rubio no estaba dispuesto a callar.

Sus ropas estaban tiradas por el suelo, y la mano de Harry disfrutaba el acariciar del miembro del ajeno.
El chico gemía mientras era acariciado, y besado.
Sus lenguas se encontraban en un duelo constante, y definitivamente ninguno estaba dispuesto a detenerse.
Cuando se separaron para tomar aire, Draco no pudo evitar morder el labial inferior del moreno, haciéndolo gemir.

Pero no lo suficiente. Quería más, quería escucharlo gemir su nombre.
Esta vez intentaría algo diferente.

Cambiar de posiciones fue algo sencillo, y la expresión en el rostro de Harry le hizo reír.

—Ahora yo tengo el control, Potter.
—¿Sí? ¿Y qué harás?
—Haré que recuerdes en todo momento, haré que tu vista se fije sólo en mí.
—Eso ya está hecho.

La sonrisa de Draco se hizo presente, pero para él, no era suficiente.
El mencionado anteriormente, comenzó a frotarse contra el moreno, mientras sus jadeos inundaban la habitación.

—Oh, Dios...
—M-mhh...

Draco fue a besar su cuello, pero no sólo aquello. Había comenzado a morder y a chupar.
Estaba dejando su marca, y Harry todavía no se había dado cuenta, estaba demasiado ocupado disfrutando de las caricias sobre su miembro erecto.
Comenzó a bajar por su pecho lentamente, pasó por su abdomen, y llegó a su destino.

Pronto se encontraba masturbándolo con una de sus manos, mientras su lengua se ocupaba de lamer la punta de su pene.
Harry tembló, y suspiró gustoso.
De a poco comenzó a introducir su falo en su boca, y el ajeno pudo sentir como un calor terrible lo envolvía en ese mismo momento.
No pudo evitar gemir roncamente.

Las vibraciones que provocó la risa del rubio en su falo, lo hicieron temblar una vez más.
Sus manos pronto se apoyaron sobre los muslos de Harry, dejándole el trabajo a su boca.

Harry había levantado la cabeza, para observar la caliente imagen que tenía en frente. Su erección saliendo y entrando en aquella boca, una y otra vez. Se sentía en el maldito cielo cada vez que Draco le tocaba de cualquier forma.

Había aumentado el ritmo, la rapidez, y con ello también los gemidos del moreno.
Sintió como el cosquilleo ya conocido se instalaba en su abdomen.

—D-Draco... Oh, mierda, me voy a correr... Oh...

Pero entonces la calidez abandonó el pene del chico, quien maldijo.

—Eres un hijo de puta.
—Silencio, Potter. Este hijo de puta te ha hecho disfrutar más que cualquier persona en toda tu vida.
—No lo niego... Espera, ¿Qué harás? — Harry no pudo evitar preguntar cuando el rubio platinado volvía a su lugar, sentándose sobre él.
Pero esta vez se levantó, y posicionó el miembro del moreno bajo sí mismo.

Se comenzó a sentar sobre este. Y Harry gimió.

—¡Mierda, Draco! Se siente tan... Estás tan apretado... M-mierda...
—M-mnñh... Agh, ah... — Su respiración temblaba, y no podía evitar gruñir. Comenzaron a salir quejidos por sus labios, de lo profundo de su garganta.
Finalmente se sentó de golpe. Soltando un grito un tanto agudo, casi impropio de sí mismo.
Harry parecía estar sofocado, su mano había cubierto su rostro sonrojado.

—M-mírame... Quiero que me mires, Harry.
—¿Ahora soy Harry? Uh...

La única respuesta, fue la del levantamiento de sus caderas, dejándose caer de nuevo, volviendo a gemir. Pronto pudo moverse con mayor facilidad, y ambos estaban hechos un lío.
Los gemidos, gruñidos resonaban en aquellas cuatro paredes.

Sabían que debían apresurarse si querían llegar a su siguiente clase, pero definitivamente ninguno quería parar.

Las manos de Harry prontamente bajaron hasta las caderas de su contrario, ayudándole, moviéndose para buscar más contacto.
Sus pieles sonaban al chocar y no faltó mucho movimiento para que llegara a ese punto tan magnífico dentro de Draco.

El rubio platinado intentó acallar sus gemidos cubriéndose con sus manos. Pero no podía acallarlos.
Sin aviso alguno, Harry soltó todo dentro del chico.
Y luego de unas estocadas más, y ciertas caricias, fue seguido por el slytherin, manchando su abdomen.

Cuando finalmente cayó a su lado, se dieron cuenta de que habían perdido mucho de las clases.
Incluso Draco se quejó, pero no hizo nada por levantarse.

Baño de prefectos - Drarry.Where stories live. Discover now