>Capítulo 22

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Eddy me informó de que por la tarde teníamos libre, ya que otro grupo se dedicaba a cazar. Además, al haber tenido éxito aquella mañana se nos llenaba totalmente el cupo del día.

Me alegré de aquello, eso quería decir que podía huir en busca de Joel y hablar con él antes de tiempo sobre aquel papelito. Pero Eddy frenó mis ideas diciéndome que quería mostrarme algo.

Apreté la mandíbula y lo seguí, él hablaba con su particular felicidad de todo lo relacionado con la comunidad.  Por lo que se veía, Eddy era un rastreador que se dedicaba a cazar con la ayuda de Elliot. Y si no volvían con algo por la mañana, a la tarde debían encargarse del huerto. Cosa que Elliot odiaba.

Yo me perdí pasados dos pisos y tres pasillos; no podía seguirle el ritmo, mostrar interés a lo que me decía y aprender el recorrido a la vez. Pero en cuanto abrió la puerta me di cuenta de que necesitaba aprender cómo llegar ahí.

Solté una exclamación de sorpresa mientras entraba en la enorme sala. Era un paraíso para cualquier persona que todavía supiera cómo divertirse.

—Sabría que esto te gustaría— me giré hacia él. Se lo veía feliz, sonreía como siempre, y esta vez se lo pasé.

—¡Esto es increíble, Eddy!— pasé mis ojos por cada rincón, sin decidirme adónde ir—. ¿Cómo tenéis todo esto aquí?— él se encogió de hombros, parecía que iba a responder pero salí corriendo al ver aquello—. Una guitarra, Dios hace mucho que no toco una— me senté en un cómodo sofá que había, el único, ahora que reparaba en ello.

—¿Sabes tocar?— Eddy se acercó lentamente, él no era movido por mi alegría, pues ya sabía de este paraíso.

—Sí, me enseñó Joel— al volver el pensamiento a él me di cuenta de que debía buscarlo. Pero...

—Oh, en ese caso demuestrame qué aprendiste— Eddy se encontraba ahora a mi lado, y me retaba con un aire altivo.

—Joel es el mejor profesor, te arrepentirás de esto— primero tranquilicé mis ganas de hacer callar a Eddy afinando la guitarra. Una vez hecho, dejé que mis manos, que mis dedos, volaran por ella. No me sabía ninguna canción, así que improvisé, deseando que Eddy no se diera cuenta—. ¿Qué te ha parecido, idiota?

—No ha estado mal, si el mundo no se hubiera ido a la mierda estarías bien como cantante.

—No. En ese caso Joel no habría sido mi mentor— aparté la mirada de él. Todo eso había traído cosas malas, pero también buenas... Ahora Joel era lo más importante para mí.

—Bueno, creo que me toca— me quitó la guitarra de las manos—. Diría que todavía recuerdo unos versos...

—¿Cómo?— lo miré incrédula, intentando olvidar los pensamientos negativos de antes—. ¿"Recuerdo"? ¿De cuándo?

—Mis padres eran compositores, ya de pequeño nací entre música— se encogió de hombros—. Anda, calla, a ver si a pesar de todo recuerdas esto...— empezó a tocar unos acordes, yo me tensé, sonaba genial pero... No lo reconocía—. ¿Nada?— preguntó mientras seguía, yo negué con la cabeza—. Lo acompañaré con la letra, a ver si lo recuerdas— le iba a decir que lo dejara estar, yo no tenía nada que recordar. Pero se lo veía tan tranquilo que mi acto se quedó en intención. Su voz sonaba melosa, pero seguía sin saber de qué canción se trataba—. ¿Y bien?

—Tú también habrías sido un buen cantante— él no dijo nada, yo bajé la vista y pasado un rato noté algo en mi mejilla. Eddy me alargaba una lata, no me miraba.

—Es algo que antes todo el mundo bebía, a ver si esto lo recuerdas— lo miré, esa marca me sonaba pero nunca la había probado.

—Esto sí que lo conozco— dije con más ilusión que con la que pretendía—. Nunca llegue a probarlo...— abrí la lata y la llevé a mis labios, era extraño.

—¿Te gusta?

—Ehm... ¡Dios!— me alcé al instante—. ¿Eso es lo que creo que es?— con aquella maquina se podía jugar a algún videojuego, o eso se suponía que hacía en el pasado—. ¿Funciona?

—Pues...

—Claro que no— lo corté desanimada, dando un traigo a la bebida. Ya lo dejó claro la pitonisa: habían posibilidades mínimas de que yo llegase a jugar como un niño normal.

—Gasta demasiada energía, Susan ya no me deja usarla— eché toda la bebida que tenía en la boca—. ¿Pero qué...?

—¡Pero funciona!— Eddy se sonrojó ante mi reacción entusiasta. Llevé mi mano libre a la maquina.

—Ellie, no vamos a jugar...

—Oh, entiendo: te da miedo Susan— lo miré con cara pícara.

—Aparta— había caído en la trampa, y vi cómo se disponía a poner eso en marcha—. Te aviso de que no es tan divertido como parece.

Pero sólo mintió, porque pasamos un buen rato jugando el uno contra el otro. Al acabar nos sentamos de nuevo en el sofá, yo me quedé callada, todo eso me había recordado a Riley.

Murmuré una pregunta sin pensar, sólo podía tener la mente en ese momento en que todo cambió para mí. El día en el que me mordieron y seguí igual...

—¿Qué has dicho?— Eddy acabó con aquellos tranquilos versos que había estado tocando mientras yo restaba callada.

—¿Hay... Tienes pistolas de agua?— Eddy no respondió, nos quedamos mirando un rato—. Olvídalo.

—Es una mordida— soltó de golpe, una vez pasó un largo momento incómodo en el que yo volví a mis pensamientos y él siguió con la guitarra—. Lo que escondes bajo los brazos, tiene que serlo. Lo he pensado bastante— dejó de tocar y me miró—. ¿En el derecho o en el izquierdo?

—No me han mordido, idiota— mentí con total seguridad.

—Oye, sé que es eso. Será más fácil que me lo enseñes por...— lo callé con una bofetada. Él se llevó la mano al costado y volvió a mirarme—. Pegas bien, no lo voy a negar. Ojalá mintieras igual de bien.

—Quiero ir con Joel. Nos iremos...

—Ellie, me da igual si te han mordido, a mí también— me quedé muda al escuchar su confesión—. Muéstrame el brazo— lo hice sin pensar. Él cogió la camisa y la apartó lo justo para que viera la marca en la clavícula—. Tuve suerte de que se limitó a rasgarme.

—¿Suerte?— no entendía lo que decía—. Estás infectado.

—Tiene tres años, no creo que me muera de esto— lo miré todavía más asombrada que al descubrir la sala. No podía ser cierto, miré mejor la marca. Podía estar diciendo la verdad, parecía que fuera de hacía tiempo—. La tuya tampoco parece reciente. ¿Puede ser que...?

—¿Somos iguales?

The Last of Us   {COMPLETA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora