Capítulo 37: De aquí, a la luna y de regreso.

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"Podría abrir los brazos y decir ''así de grande es mi amor''

Podría decirte cuán lejos iría con tal de tocarte

¿Cuán lejos iría para probar

¿La profundidad y amplitud de mi amor por ti?

Desde aquí hasta la luna y vuelta

¿Quién en este mundo podría amarte así?

Eterno amor, es lo que te prometo

Desde aquí hasta la luna y vuelta,

desde aquí hasta la luna y vuelta.

Quiero que sepas que siempre podrás depender de mí,

Promesas que hicimos y amor sin final

No hay necesidad de imaginar lo fiel que seré

ahora y durante toda la eternidad...

Importante que escuchen💙


Louis llega con un terrible dolor en la entrepierna y un risueño Harry hasta la casa del segundo.

Quien sube las escaleras hasta el lugar corriendo cual niño, soltando risotadas que hacen a Louis derretirse, con la incesante sensación de amor asaltándole en el pecho.

Cuando llega a la puerta del lugar, ésta se encuentra abierta de par en par, y apenas pone un pie dentro, el rizado salta a sus labios, depositando un suave y parsimonio beso, lleno de sentimientos encontrados.

Aquellos sentimientos que compartieron desde que eran niños: pureza y amor. Tan cálido, tan dulce, tan abrasador. Tan ellos.

Comienza a  juguetear con la ropa de Louis, quien pasea sus manos por los brazos y espalda del muchacho.

Quiere que sea especial, que Harry se sienta amado. Que no sea simplemente el acto del sexo llevado por la lujuria y el deseo.

Sostiene al menor cual novia recién casada, ganándose una risa sorpresiva del muchacho de los ojos verdes. Quien patea la puerta y se abraza al cuello del otro mientras en gestos silenciosos lo guía hasta la recámara.

Las cortinas color crema son cerradas, evitando el paso de la luz del atardecer. La cama matrimonial reposa al centro de ésta, con colchas de un tibio rosado. Adorable.

Algunas rosas de color dorado bordadas muy a la ligereza, dándole un toque de elegancia.

Deposita a Harry en el suave colchón, quien jadea, con los rizos revueltos, labios rojos e hinchados.

La imagen más maravillosa a los ojos del muchacho, cual obra maestra hecha por el mejor artista. Como un regalo de los Dioses que le ha sido envíalo a Louis como recordatorio de su mundanidad.

Las mejillas sonrosadas, los ojos brillosos y anhelantes. El ojiazul se inclina y lo besa de nuevo, intentando transmitirle al menor el amor tan grande, latente y creciente que siente por él. Porque Louis sería capaz de vender su vida al diablo con tal de seguir junto a Harry.


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