Vanessa es una pediatra que trabaja casi sin descanso, ama atender niños y darles el cuidado que necesitan. Pero en un accidente, debió dejar su puesto para atender a alguien más, ese alguien cambiará su vida y su percepción de la misma.
Respiré fuerte, no puedo mentirle a ella y a Lisa, ni siquiera a mi mismo. Con el dolor de mi corazón debo decirle la verdad.
-Ehm... Vanessa, ¿viste el beso que me dio Lisa?- dije para empezar la destrucción de mi corazón
-Si, fue de mala educación, pero lo que más me dolió fue que la aceptaste y no dijiste nada- dijo con la cabeza agachada
-Vanessa, ella...- 1...2...3...- es mi pareja - levantó la cabeza y se comenzó a reir- ¿Qué?- pregunté confundido
-¿Es una broma, cierto? Hace unos días me dijiste que me amabas, que ese beso demostró amor verdadero, tu y yo lo sentimos- dijo con risas y nerviosismo, va a llorar... y yo también
-Si, pero... es difícil de explicar, ¿sabes?, con ella no tuve trabas y no nos afecta en nada estar juntos... en cambio, nosotros...-
-Tenemos muchos obstáculos...- dijo con un hilo de voz
-No quiero herirte, encerio es lo que menos quiero en este momento, pero debía decirte la verdad, prefiero esto a mentirte- aún con la cabeza agachada se limpió una lágrima
-Gracias por no mentirme- me miró a los ojos, los tenía irritados
-No llores, por favor- le suplique
-No- rió un poco y se limpió otras dos lágrimas -Sólo, me iré a... dormir y hay que olvidar esto, ¿si?-
-Los caballeros no tenemos memoria- le sonreí un poco, me sonrió y cuando iba a salir
-Buenas noches- cerró la puerta
-Buenas noches- dije para mi mísmo
¿Qué pasará ahora? Seré feliz con Lisa y todo va a estar bien. ¿Verdad?
***
Entré a mi cuarto, me recargué en la puerta y suspiré, reteniendo esas lágrimas que querían salir explotadas de mis ojos. Ya derroché el último pedazo de dignidad que me queda... Llegue a mi cama, me acosté mirando al techo, las lágrimas luchan fuerte... mi nariz pica, mi corazón se rompe en mil pedazos... Lloro.
Tapo mi cara con la almohada y lloro sin poder parar, grito y gimo del dolor que me provoca, siento cómo mi corazón se desploma y escucho cómo se quiebra, hoy no será una buena noche.
* La luz del sol comenzó a molestarme y traté de abrir los ojos, y digo traté, pues mis ojos ahora están inchados por llorar toda la noche. Me baño y cambio, suena la puerta.
-¿Quién?- pregunté
-Yo, Vanessa- Michael
-Voy- terminé y abrí la puerta- Buenos días- también tenía los ojos inchados
-Buenos días, bajemos a desayunar- se volteó con dirección a la escalera, bajamos y nos sentamos en la mesa, llega Jenny con el almuerzo.
-Gracias Jenny- le dije viendo ese delicioso desayuno, mi favorito "Crepas"
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