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Nos quedamos merodeando por el museo casi toda la tarde. Cuando anochece, le hago un gesto a Sophie para que se acerque.

- Escóndete bien - le digo. Ella asiente - Que no te encuentren. Luego cuando cierre del museo, te reúnes conmigo donde está la pieza. Ten cuidado, pueden haber alarmas - nos acercamos tanto que nuestros rostros están a milímetros de distancia. Noto su respiración, algo entrecortada, chocar contra la mía y ambas mezclándose y creando un aire cálido.

Me muerdo el labio inferior mientras ella me observa con inocencia. Siento una irresistible tentación de juntar sus labios con los míos y robarle un beso.

Pero no lo hago.

Ahora mismo me parece un capricho inalcanzable teniendo en cuenta lo que estamos haciendo.

Intento alejarme lo máximo posible y entro en una sala cuyo techo está adornado con unas pinturas que básicamente reflejaban toda la historia del pueblo. Son preciosas. daba igual desde donde se mirasen, uno se podría perder entre los detalles que la componen.

Decido ir a buscar algún lugar donde esconderme y, la verdad es que la pequeña visita guiada que hice antes me da un poco de ventaja para encontrar a un escondite. Al poco tiempo, las luces se apagan dejando que la oscuridad se apodere de toda la sala. Al principio, me cuesta un poco ver pero poco a poco mis ojos se van acostumbrando hasta el punto de llegar a ver las siluetas de los cuadros y las vitrinas. Llegado a este punto, salgo de mi escondite y emprendo la marcha hacia la sala dónde se encuentra la pieza.

Al llegar, veo a Sophie allí. Su mirada está posada sobre la vitrina y de la forma con la que la mira, parece que intenta romper el cristal. La saludo con un murmullo y ella se percata de mi presencia. Los rayos de la luna entran por el ventanal del techo impactan en su rostro, que refleja indecisión. Ella está aquí pero su mente en otro sitio.

Se la ve tan frágil alumbrada por la tenue luz de la luna que costaría relacionarla con la Sophie que he llegado a conocer todos estos días. Una Sophie impulsiva, que haría cualquier cosa si su instinto se lo dijera.

- Bueno, se te ocurre algo- su voz me saca de mis pensamientos

- ¿Para qué?

- ¿Para qué va ser? - me señala la vitrina - Si rompemos el cristal supongo que saltará la alarma

- Shh, no hables tan alto

- Si lo que te preocupa son las cámaras, ya me ocupe de ellas - me señala un rincón, allí se distingue un montoncito de color oscuro que supongo, será todo el sistema de vigilancia de la sala.

- Vaya, me has impresionado. no está mal para una novata

- ¿Es que tú te consideras profesional? - Encojo los hombros para no darle mucha importancia al asunto - bueno, ¿qué hacemos con el cristal?

- Muy fácil - me acerco a la vitrina y me centro en el borde inferior del cristal estas cosas suelen tener un candado. Solo hay que averiguar la combinación

Empiezo a girar la ruedita del candado mientras Sophie se apoya contra la pared de la sala me parece raro que no haya sonado ninguna alarma conozco bastante bien este tipo de medidas seguridad y sé por experiencia los sensibles que pueden llegar a ser. Hoy es nuestro día de suerte.

- Qué sencillo parece cuando lo dices - me replica suspirando - teniendo en cuenta que no es tan fácil como uno piensa

- Tienes razón. No suele ser fácil, pero como dije antes, la suerte está de nuestro lado - abro el candado y levanto el cristal con delicadeza

- Nunca has dicho eso - sonríe mientras se acerca la vitrina y extrae la pieza del collar con facilidad.

- ¿En serio?, vaya pues tengo que dejar de pensar en voz alta - noto una risilla por parte de Sophie mientras coloco el cristal en su sitio y cierro el candado - ¿volvemos?

- Sí, ¿pero por dónde? - Levanta la cabeza y fija su mirada en la cristalera que hay en la sala

- Ni se te ocurra pensar que vamos a salir de aquí de la forma más difícil posible

- ¿Ah si? y cuál es la más fácil

- Por dónde entramos - vuelvo sobre mis pasos hasta la entrada. Sophie sigue vigilando la pieza en todo momento, no se separaría de ella al menos hasta que salgamos del museo. Veo que sus recuerdos son más valiosos para ella de lo que pensaba

- Está cerrada, maldita sea - murmura

- ¿Qué esperabas? Hago un gesto para afirmar aquella obviedad - solo hay que encontrar el código y ya está

- Tú y tus códigos...- resopla mientras se inclina para apoyarse en la pared de la entrada.

Intento descifrar el código y tras unos minutos me doy por vencido. justo cuando le voy a contar la noticia Sophie, una de sus manos roza con lo que parece el panel de control. Se oye un ruido seco que inunda la sala y las puertas se abren.

- Tú y tu magia - le doy un ligero codazo

Nos escabullimos intentando hacer el menor ruido posible y cerrando la puerta al final. El aire gélido me refresca mientras caminamos por las calles de piedra sin la más mínima nota de arrepentimiento.

- Dime la verdad, como te apañaste para desactivar las cámaras - le pregunto con tal de averiguar un poco más sobre esa... habilidad

- La verdad es que no sé ni siquiera como lo hice, lo único que sé es...

Le pongo una mano delante de la boca como acto reflejo al oír ruidos de motores y una luz que poco a poco va aumentando. Sé que no es nada gentil ni caballeroso pero no soy de ese tipo de hombres.

Y menos cuando sé que ya no estamos solos.

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⏰ Última actualización: Jan 03, 2018 ⏰

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