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Oigo ruidos extraños que cada vez van aumentando y tengo frío : razones suficientes para que abra los ojos y me despierte.

Andrew no está a mi lado, por lo que probablemente debe de ser el que el que esté produciendo esos ruidos. Alzo la vista hacia el cielo, ya amaneció, me pongo una mano delante de los ojos para protegerme los de los rayos de sol y me levanto. Me apoyo en el coche y suelto un bostezo, veo a Andrew examinando el coche. Parece estar tan concentrado en ello que no se da cuenta de mi presencia. frustrado, deja lo que está haciendo y se da cuenta de que me desperté.

- Buenos días. Perdón por el ruido a estas horas pero creo que el coche está fallando - termina, y yo hago un gesto con la mano

- No pasa nada - respondo - y si el coche está estropeado tendremos que ir a pie. Supongo que no falta mucho para llegar teniendo en cuenta todo lo que recorrimos ayer

- Me encanta ese optimismo - se acerca a mí me da un rápido pero dulce beso en la mejilla - a veces es agradable tenerte cerca

Noto calor en las mejillas, y la misma fuerza magnética de ayer me recorre el cuerpo hasta llegar a la mano que tengo apoyada sobre el coche. En ese instante saltan chispas y el motor del coche se enciende, como si nada. Sobresaltada, retiro la mano y miro a Andrew, que está igual de sorprendido y asustado que yo.

Decido entrar en el coche, por el lado del conductor. Pongo las manos sobre el volante y piso el acelerador. El coche sale disparado formando una nube de tierra, por el espejo retrovisor veo a Andrew toser por toda aquella tierra. Giro el volante y regreso al lugar dónde está el.

- Podías haber avisado - me reprocha mientras se sube al coche. Yo me muevo de asiento y le cedo el del conductor.

- Sí, podría haberlo hecho - digo con una sonrisa pícara - pero no hubiera sido igual de divertido

- No vas a cambiar - Andrew mueve la cabeza hacia los lados y suspira - y espero que no lo hagas. Si así me arreglas el coche.... - alzo una ceja y una sonrisa malévola empieza a surcar mi rostro.

Sin previo aviso, piso el acelerador y el coche sale disparado, dejádole pegado al asiento. Suelto una pequeña risa placentera y él me mira aterrorizado, o sorprendido, no sabría decirlo. Noto cómo Andrew apoya el pie sobre el freno y poco desupés el coche se para en seco con un ruido agudo muy molesto.

- Ya te entendí - me mira con una falsa expresión seria en el rostro - pero aquí el que conduce soy yo - acto seguido, agarró el volante con ambas manos y poco después el coche circulaba por aquel lugar desolado, parecido a un desierto.

Miro por la ventana; el coche va levantando tierra a su paso hasta formar una gran nube de polvo que poco a poco se va desvaneciendo en el aire. Me quedo un rato con la ventanilla bajada observando el paisaje, hasta que mi vista se cansa de tantos tonos terrosos y el mismo cielo azul con nubes grisáceas, amenazando tormenta. Poco a poco voy cerrando los párpados pero sigo consciente coma lo suficiente para darme cuenta de que ande un poco a poco va yendo más despacio, hasta que el coche no se mueve ni un milímetro.

Oigo una de las puertas del coche abrirse y la voz de Andrew mascullando algo. Supongo que el coche ya nos ha vuelto a fallar. Voy abriendo los ojos y poco a poco me voy acostumbrando a la luz.

- ¿Pasa algo? - le pregunto con una mano sobre mi rostro para taparmelo - pensaba que esto iba a durar un poquito más

- En realidad, habría durado mucho más - me responde. Yo le correspondo con una mueca en el rostro de no tener ni la más mínima idea de lo que ha dicho - De hecho el motor no es el problema sino la gasolina. Se nos ha acabado.

- Mierda - mascullo entre dientes y cierro los puños con fuerza - espero que no falte mucho

- Eso no te lo puedo asegurar - mira hacia los lados buscando un punto de referencia - seguimos en medio de la nada, no consigo distinguir esto de lo que vimos hace 10 minutos.

Miro hacia el cielo, ahora un poco más despejado que antes y me parece ver una luz. Una luz que apunta hacia una dirección en concreto, que es hacia donde también se han ido las nubes grisáceas que habían antes.

Y decido seguirla.

Hay pocas veces en la que mi instinto me falla. Espero que esta no sea una de ellas.

Unidos por una canción      Donde viven las historias. Descúbrelo ahora