—Gracias a usted por la oportunidad señor. —No puedo borrar la sonrisa de mi rostro, ha sido un día maravilloso.

El sonido del móvil de Bastián nos interrumpe, él solo me indica con un movimiento de cabeza que va a contestar mientras saca el aparato de su traje,  yo simplemente asiento y lo veo mientras contesta.

Su entrecejo se frunce cuando ve el identificador de llamada y eso me hace preocupar, ¿Acaso pasó algo malo?

—Dime Sánchez ¿Sucede algo? —Luego de su pregunta solo hay silencio, supongo que del otro lado de la línea le están indicando el inconveniente. —Está bien gracias por comunicarte.

—Disculpe que me meta, pero ¿Ha pasado algo? —Él me observa por un segundo y luego suspira.

—Hay una tormenta y los vuelos se han cancelado, no podremos volver esta noche —su voz es firme y despreocupada, como si ya hubiese tratado un plan.

(...)

No sé puede negar que mi día fue excelente; tuve una oportunidad excepcional para mi carrera y aunque me moría de los nervios, lo logré. Aunque mis manos estaban temblando logré ganarme a esos clientes, pero ese nerviosismo no se compara con el que estoy viviendo en este momento.

¿Nunca han deseado que la tierra se abra y los trague? Pues yo en este momento deseo eso.

Una estúpida tormenta es lo que me ha puesto en esta situación embarazosa, efectivamente como aviso el piloto todos los vuelos fueron cancelados y no se podía hacer nada: estamos varados.

Obviamente es algo que sale de nuestras manos y no podemos hacer nada, solo queda esperar a mañana; el problema es que al salir tarde de la conferencia recién nos enteramos y por ende ya muchas más personas sabían antes que nosotros y como obviamente no somos los únicos varados, al llegar a la recepción para reservar dos habitaciones nos llevamos la noticia de que no queda sino una y con cama matrimonial.

《Tragame tierra y escupeme en otra galaxia》

A él parece no importarle y la toma de una vez, aunque no es como que tengamos otra opción.

Luego de tener la llave nos dirigimos en silencio a la habitación, esta noche será súper incómoda.

《 Querido Dios ¿Que te hice yo para que me pongas en estas situaciones?》

La habitación no es muy grande, justo en el centro está una cama enorme que me hace sentir nerviosa —Obviamente no va a pasar nada, pero aún así estoy nerviosa—.

Ninguno tiene cambio de ropa y ninguno se atreve a acercarse a la cama, yo trato de disimular viendo unas lindas flores en un escritorio que está en una esquina de la habitación y él parece que también trata de disimular viendo por la ventana —y aunque se que no es su intención se ve sexy—.

Recuerdo que debo avisarle a mi madre, ella lo entenderá aunque se que no le gusta que me quedé fuera de casa, y también quiero llamar a Adrián necesito contarle todo mi día.

Adrián es de ese tipo de amigos que dan consejos maravillosos —aunque no sepa tomarlos para el mismo— a veces un poco loco, pero suelo transformarlos a sensatos, a su manera es mi mejor apoyo.

No pienso hablar delante de él, el problema no es la conversación con mi mamá sino la que deseo tener con Adrián, así que voy hacia el baño.

Hablar con mi madre fue sencilla, lo entendió aunque no le gusta que pase noches fuera de casa, no es como si yo pudiese hacer algo, por ello no puso ningún pero así que en menos de cinco minutos estoy finalizando la llamada.

Busco entre mis contactos el nombre de Adrián y le marcó a mi mejor amigo, me contesta al tercer tono y luego de el saludo inicial le cuento todo, necesitaba desahogar mi día.

RenacerWhere stories live. Discover now