Promesa.

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15.

—Claro que sí, ¿o acaso olvidas que soy Louis Tomlinson?

Me removí bajo las sábanas al escuchar la perfecta voz de Louis.

—Lou...

Hablé adormilado.

—Debo colgar, Candy. En un rato, adiós. Buen día, Hazza.

—¿Con quién hablabas?

Pregunté resfregandome los ojos.

—Una amiga.

Una amiga.

—¿Quién es Candy?

—Una amiga, Harry.

Rió mientras se sentaba y me tomaba la mano pero lo aparté.

—Bien.

Bufé.

—¿Crees que puedas decirle a tu amigo el idiota Payne que pase a recogerte? Sin que se aproveche de la situación porque ahora me perteneces.

—Calla ahora y explícame porqué debo ir con Liam al colegio si siempre vamos juntos.

—Debo recoger a Candy.

—Oh vamos, ¿y qué no puedo ir yo también?

—Harry, conoces el tamaño de la cabina y por suerte cabemos nosotros dos.

—Vamos, es grande, si entramos.

—A menos que quieras ir en la caja y morir de hipotermia, ven conmigo.

Recogí algo de ropa que había en la silla y me dirigí al baño, enojado, muy diría yo.

¿Quién era y por qué molestaba para que la llevara al colegio?

Algo no olía bien, y esta vez no eran los pies de Louis.

—El desayuno, Harry.

Llamó mi hermana a la puerta y abrí con una sonrisa.

—Mamá, ¿podrían llevarme de ida al colegio?

Pregunté mientras me incorporaba a la mesa.

—¿Qué hay de Louis, cariño?

Interrogó Jay mientras bebía su café expresso con calma y corroboraba que Phoebe no ensuciara su uniforme escolar.

—Deberá llevar a una amiga al colegio y, según él, no caben tres cuerpos.

Expulsé con todo el enojo y el asco del mundo.

—¡Adiós, tengan todos un buen día!

Louis voló desde la punta de las escaleras hasta la puerta, ¿un rayo tal vez? Idiota.

—Ven aquí, vuelve, retrocede ahora mismo.

—¿Si, Jay?

Preguntó poniendo los ojos en blanco.

—¿Cómo es eso de que no llevaras a Harry al colegio?

—Puede caminar.

¿El jodido bicho de "soy un bravucón podré aplastarte cuando quiera" había vuelto a picar a Louis?

—Esos modales, Tomlinson. Recuerdo haberte educado bien.

—Lo siento se me hace tarde, ¡adiós!

En dos segundos el castaño se volvió invisible y el motor de su camioneta gruñió desde la acera.

No molestaría a Liam, el último recurso era caminar.

They just fell in love » Larry Stylinson - 1ra parteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora