Secuela de «Elevador de Nubes»
Harold Miller está enamorado, su novio claustrofóbico es una parte importante de su vida pero en ocasiones le hace perder el control.
Por suerte, Harold es un Tigre de Loto que no deja de mirar las nubes; también es es...
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Dos meses han pasado y he llegado a una conclusión; Brandon Hart está deprimido.
Mi novio claustrofóbico es tan frágil como hermoso, es un corazón que se debate entre la ansiedad y la felicidad.
Cada día junto a él es una bendición; también es una lucha que he decidido afrontar, porque no es fácil vivir con alguien que atraviesa tantos cambios de humor, aunque no me arrepiento de nada, realmente lo amo.
En las mañanas somos felicidad cuando despertamos juntos, pero tal sentir se extingue cuando lo dejo en la puerta de esa escuela de música en la que trabaja.
Brandon ama tocar el saxofón e impartir clases durante horas, sé que hace su trabajo de la mejor manera. El problema es su jefe, el infeliz de Cameron Clarke.
Ese tipo presumido, que siempre alardea de su jardín más arreglado que el nuestro y su auto del año; es el ser más ruin e insensible.
¿Cómo sé que Cameron es todo eso? la respuesta está en mi novio deprimido.
Le dice cosas hirientes, amenaza con despedirlo y quitarnos la casa. Incluso hace poco Brandon subió llorando al auto cuando salió del trabajo, pues Cameron trató de besarlo a la fuerza nuevamente.
Ese chico atractivo por fuera, pero podrido por dentro, quiere destruirnos, quiere destruir nuestro amor y pisotear nuestra metáfora aun sin conocerla.
Preferiría que Cameron me hiciera daño directamente a mí y no a Brandon, pero no es así, el tipo se ha obsesionado con Brandon Hart, se aprovecha de su bondad, ataca su frágil corazón y alimenta sus miedos.
Él está afectando a mi novio, yo sufro las consecuencias, nuestra relación también lo sufre.
Son madrugadas en las que Brandon despierta sudando frío, con una ansiedad horrible y debo hablarle fuerte para que reaccione; luego darle un calmante.
La última crisis que tuvo lo dejó en cama todo el día, no quiso ir a trabajar ni ducharse, también tuve que obligarlo a comer un poco de sopa… sopa que incluía mis lágrimas.
Porque estoy a su lado, siempre lo estaré, no me importa si en sus crisis se enoja y deja de hablarme por horas, no importa cuántas veces yo llore sobre la comida que le preparo.
Lo que realmente importa es que al final del día siempre estoy a su lado, ahí reposando sobre el borde de la cama mientras acaricio su cabello y observo las lágrimas que escapan de esos ojos verdes que me han enamorado.
Lo acompaño cuando el reloj marca la medianoche y finalmente él encuentra la calma al caer dormido. Siempre le doy su beso de buenas noches.
Con Brandon Hart, he aprendido que el amor es más que un hermoso final cliché en nuestro elevador de nubes; el amor también es enamorarme de sus miedos, sus imperfecciones, amar esos días grises en que él se expresa y yo callo.
