Capítulo nueve: Completado.

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Tomó su destornillador, estaba empezando a reforzar su rayo con soldaduras de metal, así no se desarmaría en cualquier momento.

— No puedo hacer mucha presión, podría afectar los cristales... —Se decía a si mismo como recordatorio, para no dañar el dispositivo y no tener que volver a rehacerlo. Al terminar de atornillarlo por completo, dejó el aparato en la mesa.— Supongo que ya esta listo... —Supuso.

Flug estaba decaído, sus ojos se mantenían perdidos a cualquier cosa insignificante, su mente no estaba del todo concentrada, y de su boca lo único que salían además de sus autorecordatorios, eran unos largos suspiros de frustración y tristeza.

¿Por qué se sentía así sin remedio? ¿Por qué no podía ahora volver a inventar artefactos locos, como siempre creaba e imaginaba? ¿Qué había pasado con él? Sencillo, la respuesta era su jefe, ¿Quién más?

— Black Hat... —Susurró su nombre. Extrañado por la actitud y el comportamiento del mayor. Si, en realidad estaba pensando demasiado en él.

Ahora mismo podría Flug jurar que sus sentimientos eran los mismos que los de la hermosa princesa, prisionera de aquella bestia que la mantenía cautiva en su castillo. Si se fijaba mejor, era incluso la misma historia, y ya iban por fin por la parte donde lo empieza a tratar bien "su bestia".
Se abofeteó mentalmente, sacando esos estúpidos pensamientos de su cabeza.

— Si fuera un cuento mi vida, verdaderamente tendría un final de todo, menos feliz. —Dejó aún lado sus herramientas para reclinarse en su silla, dejando caer el peso de su cuerpo a ella con cansancio. Su atención se clavó en el último artefacto que había creado para su jefe, no lo había configurado desde entonces y poco le importaba. Más quizás sus palabras fueron las que le llevaron a mirar detenidamente el invento.— Seguro me disparé esto sin darme cuenta. —Bromeó tomando ahora el otro objeto en sus manos.

Una curiosidad se posó en su erudita cabeza. ¿Y si apuntaba a una persona y no a un libro?

Y si se apuntaba a él mismo... ¿Qué tendría que perder?

Apuntó y disparó. Sintió un pequeño calor sobre su cuerpo que tan sólo duró unos segundos en si, nada más ocurrió luego de terminado el pequeño lapso de tiempo.

— No me siento diferente... —Dijo el doctor examinándose a sí mismo, comprobando que no había algún cambio nuevo.— Seguro se averió por el sobrecalentamiento, ahora es solo un rayo que no sirve para más que iluminar. —Dejó el aparato en una mesa y se alejó de él con su rayo de escape en mano.

El científico hizo un disparo de prueba al invento ya inservible. Exitosamente el arma se había vuelto invisible.

— Esta listo...

— ¿Esta listo qué? —Otra voz se escuchó en la habitación. Flug chilló del susto al escuchar la.

Era "Demencia" otra vez.

— ¡S-Santa virgencita! ¡Demencia! —Exclamó nervioso.— ¡No entres así aquí!

— Perdón —Alargó la o en su oración juguetona. Elevó su vista al invento que Flug tenía en sus manos.— ¿Y ese invento? —Miró interesada el objeto.

— E-Es lo que he estado trabajando... Eh... —Trato de sacarle una excusa, no le podía decir que era un rayo de invisibilidad, ya que si no las preguntas con respecto al invento no terminarían y no podría llevar su plan acabo.— M-Más es una sorpresa única para el jefecito. —La "chica" soltó un puchero al pie aquello.

— ¡Vamos Flugi! Enséñame como funciona —Insistió, tratando de quitarle el aparato de sus manos.

— ¡No! —Flug lo terminó escondiendo en una parte alta, donde Black no consiguió ver a donde caía.— ¡Vete!

— ¡Bien me iré! ¡Pero te digo que Black Hat requiere de tu presencia en exactos minutos! —Y el incógnito se fue, dejando a un Flug nuevamente desconcertado.

— ¿Por qué actúa tan extraño? —Hizo caso omiso a lo que ella le había indicado y la siguió.

...

Black Hat cerró de un portazo la puerta de su despacho una vez entrado en él, se encontraba fastidiando por la actuación del doctor, y no estaba sacando información luego de lo ocurrido entre ambos.

Tampoco es que Black pueda concentrarse por completo al tener a Flug enfrente.

— Malditos sentimientos humanos. —Susurró para sí mismo el demonio. Una puerta interrumpió sus pensamientos y quejas, Black pensó que era el científico.— ¡Adelante! —Ordenó, y sus ojos en vez de ver al quien quería, estaba 505 sosteniendo a la pequeña demencia entre sus patas de oso. Black gruñó.— Malditas escorias, ¡¿Que hacen aquí?!

El osito azul con cierto temor, se acercó a su jefe, dejando ver a la pequeña Demencia en frente de sus ojos.

— ¡Blakie, dame mi tamaño para poder besarte! —Gritó la pobre, tratando de que se le escuchara. El mayor refuñó.

— ¡Te vas a quedar así hasta que yo te lo ordene! —Proclamó el de sombrero negro.— Te dije hace hace días específicamente que no podías salir de tu habitación. ¡Te necesito allí dentro! —Tanto el oso como la chica no entendían el por qué de las ordenes de Black Hat. Más como siempre, a la bicolor le valió poco y se abalanzó sobre su cursh, mordiendo una de las mejillas del mayor. 505 se dedicó a buscar el aparato entre el escritorio de su jefe mientras que se encontraba distraído.— ¡Maldición! ¡505 quitamela! —El oso azulado no hizo caso, y siguió buscando entre cajones el rayo encojedor, preocupado por su compañera.

En el tercer gabinete lo encontró, trató de disparar a Demencia pero no podía tan solo rozarle. La chica se movía de un lado para el otro con Black Hat como montaña para escalar.

— ¡Demencia...! —Ya harto, Black tomó a la chica por fin, después de varios intentos fallidos con sus manos. El villano buscó con la vista lo primero que pudiera usar como bote para no tener que volver a soportar los ataques de ella. Notó una de sus botellas vacías de vino, y no dudó en colocarla allí.

— Tks, ¡Escorias! —Farrulló con molestia el de traje negro. El oso azulado decidido se abalanzó sobre Black Hat, como último intento de ayudar a Demencia.— ¡505 Quítate! —No hizo caso a su orden, y le quitó la botella de sus malignas manos.

Para mala suerte de 505 y por no tener pulgares, la botella se resbaló de su pata, cayendo y rompiéndose en pedazos a unos centímetros del villano y él. Demencia se zafó de su pequeña prisión y corrió hacia la salida.

— ¡Oso estúpido! —Black Hat se transformó en una horrible criatura más alta que el contrario, y con su magia golpeó a 505 mandándolo lejos de su persona. El animalito con dificultad huyó despavorido también a la gran puerta del despacho.— A ver si aprenden a no meterse conmigo.

El villano se levantó y sacudió su traje, observando el rayo encojedor en el suelo. Lo tomó y admiró por unos segundos, empezó a meditar y discernir opciones para alguna buena excusa en tal caso que el Doctor viera lo que había pasado.

— Por lo menos podría darle la excusa de que se había sobrepasado conmigo y la encojí. —Llevó su mirada hacia el enorme ventanal, donde notó como las gotas de lluvia atacaban la zona. El ensombrerado sonrió, las frías gotas que caían y los rayos que siempre arrasaban por la ciudad eran calmantes para él.— Además, es tonto, dudo que se de cuenta de que en realidad no era a ella quien veía. —Ahogó una malvada risita.

— ¿Entonces me ha estado tomando el pelo?

Por primera vez en su vida, Black Hat sintió lo que es el miedo recorrer por su cuerpo.

...

Notas:

Vale :"v se que tardé, me disculpo por eso. Es que estoy haciendo maletas y sacando TODO de mi casa porque me voy a mudar a otro país... Bueno, de hecho a otro continente xD así que no puedo darme el lujo de escribir ahora como antes lo hacía. Aunque como queda poco para el final de esta historia pues espero poder terminarla pronto, al menos esta.

Nos vemos~!

Escape // Paperhat // VillainousWhere stories live. Discover now