Lauren: Pero no me caí. –Susurró con pena.

Alejandro: Lo sé, lo sé y eso me alivia un poco. –Torció la mandíbula- Clara era alguien importante en nuestra vida, no puedo compararme contigo, porque sé que todo lo que pasaste es mucho más grande que lo nuestro, pero enterarme después de diez años de que ella está muerta y que no podré pedirle perdón por actuar como un cobarde, me duele y me desespera, aunque así estamos ahora, aquí,  conversando sobre lo que pasa.

Se quedaron en silencio, no porque no supieran que decir, sino porque necesitaban reflexionar sobre lo que querían, lo que sentían, lo que pasaba y se decía. Lauren dejó la taza vacía sobre una mesa de vidrio ubicada al medio de ambos cuerpos, luego miró a Alejandro unos segundos. Sí, el famoso magnate y prácticamente el rey del imperio comunicacional de Estados Unidos, parecía un hombre común y corriente sin mucho arreglo y a punto de largarse a llorar. Si él estaba así y quizás hasta su esposa Sinu igual, no quería imaginar cómo estaba Camila, porque había venido con esa intención, ¿no?

Alejandro: Aún te debes preguntar exactamente por qué estoy aquí. No me corresponde decirlo, pero mi hija no está bien, aunque quiera hacerme creer lo contrario.

Lauren: ¿Qué le pasa a Camila? –Preguntó de inmediato.

Alejandro: ¿Quieres la verdad? Me gustaría conocer tu parte de la historia. -No dijo nada, la mujer de ojos verdes delante suyo estaba muda- Sé que ambas sufren, lo sé porque una vez pasé por lo mismo.

Lauren: ¿Qué? –No pudo entenderle. ¿A qué se refería?

Alejandro: Sabes que antes de llegar hasta donde estoy, fui pobre, también pasé por el cuento de "Cenicienta" al fijarme en alguien de un status mucho más alto que el mío. –Esa mujer debía ser Sinu- Pero no me rendí y tuve lo que quise, yo no quiero que mi hija no alcance lo que desea y aunque tiene su trabajo, le hace falta una sola cosa para ser feliz, aunque diga que está bien y que se ha perdonado, no es así. Lauren, –su nombre sonó como un ruego- no te pido que nos perdones, porque eso sólo lo sabrás tú, pero como padre te pido una cosa. Sé sincera con tus sentimientos, la omisión está matando a mi hija por dentro, Camila no está bien y temo que algo le pase y sea demasiado tarde para rescatarla.

Lauren: Es difícil ser sincera, las cosas no pueden volver a ser color rosa de la noche a la mañana.

Alejandro: ¡¿De la noche a la mañana?! –Preguntó sorprendido- Han pasado diez años Lauren, han pasado días donde se han visto y no se atreven a decirse lo que sienten, porque yo no soy imbécil, vi las fotos de la producción de Vogue y del desfile, si nadie se da cuenta que hay algo entre ustedes es porque no lo desea ver. Estás terminando por cavar tu fosa y enterrarte en ella, pero Camila hace lo mismo y tengo miedo de perderla. –Susurró desesperado- Por favor, no perderás nada con ser sincera con mi hija, no perderás nada que no hayas perdido ya, ambas necesitan terminar con este sufrimiento de una vez por todas.

La conversación de pronto se vio interrumpida por la figura de Noah que entraba apurado con una Tablet a mano, quién al ver a Alejandro Cabello abrió sus ojos muy sorprendido. Después de tanto tiempo lo veía en persona. ¡Vaya!

Noah: Lo siento, yo... -tendió su mano para saludarlo- disculpen si interrumpo la conversación, pero bueno, -les pasó la Tablet- estaba navegando por internet cuando salió esta noticia como urgente, de hecho ya todos acá en la empresa están viendo los noticieros. –Parecía ansioso y es que la noticia no era para menos.

Alejandro: No puede ser... –susurró impactado- ¡¿Ataque terrorista en Nueva York?! –Miró la hora en el reloj e hizo el cálculo con la zona horaria de NYC- Necesito saber de mi familia, Dios, no... no, sé que Camila está en el canal a esta hora, sé que ella y mi mujer están bien, lo sé. –Lo decía cada vez menos seguro- Un atentado en New York. –Gimió con sus ojos húmedos, era horrible imaginar muertes de personas inocentes a manos de otros enfermos.

Lauren a su lado estaba congelada, las palabras no salían de su boca y las ganas de llorar volvían tan fuertemente, que cubrió sus labios para darse unos segundos y respirar profundamente. Miró a su alrededor, miró al cielo, ella no la había perdido ¿o sí? Ese dolor y llanto que sintió de golpe cuando bajó, no tenía relación alguna con Camila, no podía tenerla.

Lauren: Dígame que está bien, –susurró al borde del colapso- por favor Alejandro, dígame que Camila está bien.

...........

La enfermera miraba de reojo al hombre que sujetaba su cabeza con ambas manos, hace unas horas llegó gritando al sector de urgencias con una mujer pálida y flácida como gelatina entre sus brazos. ¿Sería oportuno acercarse para pedir los datos del ingreso? Todos se movían rápido, la noticia se había esparcido como la plaga y de igual forma llegaban los heridos por una atención oportuna. Gracias al cielo no habían colapsado, aunque ya habían dado el aviso para que mandaran ingresos a otros hospitales de Nueva York. Con cautela se sentó a su lado y tocó su hombro para llamar su atención, cuando él la observó, pudo ver de más cerca esos profundos ojos negros, ese cabello oscuro ensuciado por los escombros, al igual que su ropa y la barba que cubría su mentón.

Enfermera: Necesita revisarse usted también, –murmuró empática, pero con cuidado- podría estar herido.

XX: No lo estoy. –De hecho no sabía el motivo de estar ileso, salvo por un dolor en su espalda y unos magullones en las piernas, el resto estaba en buenas condiciones. ¡Era un milagro!- No lo necesito.

Enfermera: Pero sería bueno que...

XX: ¡He dicho que no lo necesito! –Se exasperó, pero la profesional a su lado no perdió la calma, ella sabía que era totalmente comprensible su reacción y reconocía haber cometido un error al insistir- Digo... Dios. –Volvió a barrer las manos por su cabello, la ansiedad terminaría por acabar con él luego- Por poco morimos todos, fue horrible ver a tantas personas tiradas en las calles llenas de sangre, los gritos, el polvo ambiental, escuchar el derrumbe de un edificio, mi cafetería... –se le estranguló la voz con el nudo en la garganta- mi cafetería.

Enfermera: ¿La mujer con la que llegó, es su pareja? –Él negó de inmediato.

XX: Es una mujer que vi entrar, una mujer que no se podía mover del pánico y que antes de que estallara una bomba cerca, la vi tirada en el suelo desangrándose por unos golpes en su cuerpo. Me paré a su lado, la miré, me miró –sonaba muy preocupado- y atiné a cubrirla con mi cuerpo antes de que unas mesas y paneles cayeran sobre nosotros, parece que no fue suficiente, porque creo se rompió unas costillas. –Era ese el motivo de su dolor de espalda, pero las ganas de saber sobre ella eran mucho más fuertes que lo demás- Por mí no hay problemas, de verdad, la traje para que no se muriera, llamé a mi mujer para decirle que yo estaba bien, pero... Camila no está bien.

Enfermera: -Le tomó delicadamente sus manos para hacer contacto visual y llegar a él de una u otra forma- Usted sabe su nombre. Necesito que me ayude a llenar su información, porque no queremos que esté perdida para los demás. ¿Cierto? –Él asintió como un niño asustado a pesar de sus 33 años- Dime su nombre completo o lo que sepas de ella.

XX: -cerró los ojos tratando de hacer memoria- Camila, su nombre es Camila Cabello, es importante, sus padres son los famosos Cabello, -pausó un momento- son personas relacionadas con las comunicaciones, no me sé su edad exacta, no sé si es alérgica a algo, somos desconocidos, salvo por dos o tres veces que la vi hace muchos años, porque en esos tiempos hice muy malas relaciones con alguien de apellido Lerman. –Sabía que esa última información no era relevante, sólo que no podía callar su boca.

Enfermera: ¿Cuál es su nombre?

XX: Christopher, Christopher Jauregui.

Enfermera: Señor Jauregui, le prometo que están haciendo todo lo posible para salvar a la señorita Cabello y que ella quede con las menores secuelas posibles, ojalá incluso sin ellas. –A pesar de esas palabras de aliento, el pobre hombre tenía el mismo rostro de aflicción, como si fuera a llorar o desmayarse - Sepa que lo último que sé de ella, es que las costillas rotas perforaron su pulmón derecho, quédese con la idea de que, si no se hubiera detenido por la señorita Camila, quizás ella no estaría con vida. 

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Muchas gracias por leer, votar y comentar <3 El siguiente capítulo lo subiré el viernes. No puedo hacer un maratón, porque no me da tiempo, y ya sólo quedan 9 capítulos mas. 

Tengan un buen día/tarde/noche, pequeños seres :) 

Cinderella {Adaptación Camren}Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon