-¿Qué sucede?¿Es la primera vez que hay un chico en tu habitación?- Me dice burlón, y entonces, me lanzo sobre el. Rodeo su cuerpo con mis brazos y él se queda tenso bajo mi agarre. Es una de las pocas veces que lo abrazo en nuestra larga amistad. Matt, de una manera extrañamente incómoda realiza la misma acción, rodeándome con sus fuertes brazos. -¿Estás bien?-Me pregunta y niego dejando que lágrimas recorran mis rojizas mejillas.

-¡Oh no sabes!- Le digo con voz entrecortada.- El bastardo de George me ha obligado a casarme con un tío pijo, de esos que nunca les ha faltado el pan sobre su mesa.- Le suelto y él se separa impresionado.

-¿A que te refieres?-Me pregunta y entonces hago que tome asiento sobre mi cama. Le cuento toda la historia desde el momento en el que desperté hasta el momento en el que me asustó. El me observa tenso y cada que menciono uno de los crímenes que hizo George sus manos se convierten en puños.-Joder Thea.-Dice cuando acabo. Los dos estamos callados y él sostiene mi mano.-¿Porqué lo haces?

-Para salvar nuestro culo.- Le digo y me observa extrañado.-Si arrestan a George, lo cual me viene importando muy poco, van a investigarme a mi, lo cual va a dar pie a tu negocio de drogas. No quiero que nada malo te suceda Matt.-Me observa preocupado.

-Vas a arruinar tu futuro.-Me suelta después de unos minutos y yo suelto una leve sonrisa amarga.

-¿Qué futuro? No tengo futuro Matt, no fui a la universidad y no pienso ir.- le digo y él niega.

-No, ¿Pero qué opinas de tu carrera como artista?-Me pregunta y yo niego.- No voy a dejar que por un niño pijo arruines tu carrera. Thea, te he visto pintar. Llegarías a ser alguien en la vida.-Me intenta convencer pero niego.

-No hay nada que puedas hacer. George firmó un contrato que establece que le pertenezco a ese tío. No hay forma de evitarlo.- Le digo levantándome.- Ahora si me permites- Le pido observando la hora que marca el reloj de mi mesa de noche.- debo arreglarme, tengo una cita con mi futuro esposo.-Finalizo con asco.

Mathew me observa con lástima y cuando está a punto de marcharse, se acerca a mi, me toma de la cintura y deposita un suave beso en mis labios.

-Esto no se va a quedar así, te lo aseguro.- Lo observo atónita, me guiña un ojo y sin más, sale de mi habitación dejándome sola.

¿Qué acaba de pasar y porqué me ha gustado?

Me dirijo hacia el cuarto de baño donde tomo una larga ducha. Una vez que finalizo, salgo del cuarto de baño y me dirijo a mi habitación. Sobre la cama se encuentra la caja y una carta está sobre esta.

Me siento sobre la cama sin tocar la caja y observo la carta. Mi nombre se encuentra escrito con una perfecta caligrafía en la parte delantera la cual me causa repulsión. Ignoro el contenido de esta y me decido por abrir la caja no sin antes destrozar el papel del envoltorio. Al ver el contenido, mis ojos se abren de golpe.

Introduzco mis manos en la caja y con sumo cuidado saco el hermoso vestido negro acompañado por unas joyas preciosas. Debajo del vestido unos tacones negros y un bolso de mano me esperan. Me observo nuevamente en el espejo.

-Felicidades Theresa, tu futuro esposo es un completo pervertido.- Digo con sarcasmo observándome en el espejo de pies a cabeza. El hermoso vestido negro que me había encantado en un principio terminé odiándole pues daba a enseñar más de lo que me apetecía que el bastardo viese. Apenas me llegaba a medio muslo y tenía un escote que hacía resaltar mis pechos. Los tacones negros hacían ver más largas mis piernas de lo que en realidad eran y, por desgracia, el conjunto entero me hacía ver mayor de lo que en realidad era.


Un timbre logra hacer que salga de mis pensamientos y observo la hora. Ocho en punto. Tomo una chaqueta, el bolso de mano y bajo corriendo.

-¡Voy!-grito y a los pocos segundos me encuentro abriendo la puerta principal.

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