Capítulo 89: Final parte 1

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Me duele la vida, me duele el destino, me duele la gente, me duelen las palabras. Me duele el sentimiento, me duele el desaraigo, me duele el presente, me dueles tú...

CONTINUACIÓN...

Amanda P.O.V

Han pasado tres semanas desde que Julianne me dejó, desde que decidió acobardarse y romper mi corazón en mil pedazos. Han pasado semanas donde lo único que abunda en mi vida es tristeza y desilusión. Semanas en que mi corazón late solo por inercia...semanas en que he olvidado hasta cómo respirar. Ya no soy yo. No sin ella.
Pero sé que aunque duela debo continuar con mi vida, aunque me pese el cuerpo, aunque me pesen el alma y los años...debo hacerlo por mi, por la poca integridad que mi persona aún conserva.
Aunque sí, han sido las peores tres semanas de mi vida, lo confieso. Candace y Cecile por supuesto han estado apoyándome con todo esto al igual que mi madre, pero he llegado a un punto donde siento que nada es suficiente, que absolutamente nada tiene sentido sin ella en mi vida.
¿Por qué todo debía terminar así? ¿Por qué la vida tuvo que arrebatarme su amor tan repentinamente? ¿Acaso el amor no era suficiente? No, evidentemente nunca lo fue.

Y mejor aún para mi masoquismo, la veo todos los días en el instituto. Caminando por los pasillos como una extraña sombra que alguna vez fue parte de mi. Con la mirada triste, deshecha, mostrando su corazón roto en el reflejo de sus ojos pero no tanto como el mío.
Tratando de actuar indiferente pero lo cierto es que esa faceta suya ya la conocí cuando me permitió hacerlo, y ya no funciona como truco para mi. Podrá fingir ante los demás, pero jamás ante mi. No conmigo...que he conocido hasta el más insignificante defecto suyo.

Desde aquel día todo ha sido muy difícil para mi. Queda menos de un mes para graduarme y con los exámenes voy de mal en peor. Mamá me aconseja que siga adelante, que recupere el ritmo en el colegio y mantenga la cabeza ocupada, pero lo cierto es que mi cabeza se ha amoldado a pensarla solo a ella, y no hay forma de hacerle entender que su recuerdo ya no es grato en mi vida, no por mi...sino por su propia decisión. Muy irónico, tomó su propia decisión en cuanto a mi...sin siquiera consultármelo.
Hoy he vuelto a verla, en el salón comedor almorzando junto a Chelsea. Le he dedicado un par de miradas tratando de advertirle reclamo y desilusión...pero lo único que he logrado es transmitirle el amor que aún sigo sintiendo por ella, y que luego las lágrimas inunden mi rostro como de costumbre. Ella solo ha agachado la mirada fingiendo observar detalladamente aquella comida que no ha tocado desde que se sentó, y procura dejar de sentir mi mirada sobre la suya, porque sí...la atormenta.

— Ya, déjala Am, no vale la pena. — me dijo Cecile tratando de consolarme.

— Tiene razón, tienes que estar bien, odio verte así. — continuó Candace.

— Sí, verás que pronto todo mejora. — sonríe Cecile tratando de animarme.

— Espero... — digo suspirando mientras Candace me regala un cálido abrazo.

Aunque la verdad...no hay brazos que me hagan sentir mejor que los de ella. Maldita dependencia. Después de Michelle pensé que jamás volvería a sentir ese horrible sentimiento, y es que yo no era así, lo desarrollé gracias a esa desagradable mujer que se encargó de arruinar mi vida y mi persona por completo.
Nunca dependí de nadie, siempre supe salir adelante sola, aún siendo una niña, pero después de ella me convertí en esto que ahora soy...una joven de 18 años dependiente del amor de una mujer que ya no existe. Odio sentirme así.
Y por si fuera poco...continúa arruinándome la vida y yo no puedo hacer absolutamente nada. La impotencia que siento es tan grande que creo estallaré en cualquier momento.

•••

Día viernes, una semana más y yo sigo igual o peor. No sé hasta cuándo podré aguantar todo esto. Lo único que estoy deseando es que las clases terminen ya mismo y poder irme de aquí. He comenzado a pensar que venir a Connecticut fue un grave error.

Cuando amarte no sea pecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora