Capítulo 27: "¿Esto es realmente necesario?"

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— Qué...¿me vas a golpear? — dije rematándola.

Pude notar que le dolió lo que le dije, pero aún así se quedó.

— Déjame en paz. — dije tratando de irme de allí, pero la rodilla herida me jugó una mala pasada haciéndome perder el equilibrio.

Casi vuelvo a caer, hasta que sentí unos brazos rodeando mí cintura que me mantuvieron firme y no me dejaron caer. Sí, eran los brazos de Julianne que me pegaban a su cuerpo sosteniéndome como si estuviera a punto de caer a un mismísimo abismo.

Caería mil veces por ti...

CONTINUACIÓN...

No pude evitar perderme entre sus pupilas, casi podía divisar perfectamente mi rostro reflejado entre aquel azul claro de sus ojos que brillaban con una luz ténue.
Me sentía en el cielo, sus brazos rodeándome con extrema delicadeza, como si fuera la cosa más frágil del universo. Y sí, me sentía tan frágil y pequeña a su lado.
Definitivamente era la criatura más perfectamente imperfecta que podría haber conocido. Su boca en una mueca de confusión, el pliegue hacia los costados de sus ojos que denotaban los años y la experiencia. Que incluso así la hacían verse tan hermosa, que ni siquiera tenía explicación lógica posible.

El tenerla tan minusiosamente cerca de mí estaba volviéndome completamente loca. Y es que quería morir justo allí, entre sus brazos.
Al darse cuenta de la situación decidió romper con aquella magia que nos envolvía a ambas.

Me soltó de inmediato e hizo un paso hacia atrás mientras permanecía cabizbaja.
Me tomó un par de segundos caer a la realidad, ya que con ella tan cerca me sentía volar literalmente.

Las dos permanecimos en silencio, creo que ninguna se animaba a romper con aquel silencio que nos envolvía, que a la vez decía más que mil palabras.

— Lo siento. — alcanzó a decir sin poder mirarme a la cara.

No alcancé a responderle, ya que justo en ese instante apareció Amira detrás de mí.

— Aquí estabas Amanda, estaba buscándote. — dijo Amira sonriendo, aunque extrañada por la situación.

— Estaba...hablando con mí prefecta. — dije titubeando.

— Oh, lo siento, no quise interrumpir Srta.... --

— Evans. — dijo Julianne observándola con una dura expresión en su rostro.

— Srta Evans, disculpe. — dijo Amira tratando de sonar amable.

— No se preocupe (sonrió falsamente), con permiso. — me miró completamente seria unos segundos, y luego se fue continuando con su camino.

— ¿Todo bien? — preguntó Amira al ver mi cara.

— Sí. — dije sonriendo levemente, no quería tener que dar explicaciones.

— ¿Qué te pasó en la rodilla? Tienes sangre. ¿Te lastimaste? — preguntó al ver la pequeña herida en mí rodilla.

— Nada grave, solo un accidente. — dije.

— Hay que desinfectarla, si quieres nos volvemos al campus. — dijo.

— No hace falta, es una herida superficial. — dije restándole importancia.

— De igual manera hay que desinfectarla, en serio, no me cuesta nada. — insistió.

— Prefiero ir cuando terminemos con la actividad, en serio, no pasa nada. — dije.

— ¿Segura? — preguntó no muy convencida.

— Segura, ¿vamos? — dije invitándola a seguir, no quería hablar más.

Cuando amarte no sea pecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora