Capítulo 33: "Encuentro inesperado"

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Me aterra pensar, me aterra sentir. Esta nueva sensación se ha apoderado de todo mi cuerpo, de toda mi mente. No sé qué hacer. No sé cómo seguir.

Nada sé, nada soy. Necesito escapar...

CONTINUACIÓN...

Amanda P.O.V

Sentí una pequeña brisa sobre mi cara, lo que hizo que poco a poco comenzara a despertar. Me había quedado dormida nuevamente.
Me incorporé en la cama, froté mis ojos y dirigí mi vista hacia el balcón de donde provenía la brisa. Me levanté de la cama y fuí hasta allí.

Estuve unos momentos deleitándome de la vista desde ese balcón, y la suave y fresca brisa que envolvía todo mi rostro. Lo disfrutaba mucho en verdad.
Me quedé un rato más allí, hasta que alguien golpeó la puerta, lo que hizo que me exaltara un poco ya que estaba muy relajada.

— Adelante. — dije saliendo del balcón.

— Con permiso señorita, me envía su tía para decirle que baje a tomar su merienda, y que necesita informarle algo. — dijo Elizabeth, con esa amabilidad y dulzura que tanto la caracterizan.

— Elizabeth, gracias por avisarme, bajo en un momento. — dije sonriendo amable.

— Claro señorita Amanda, con su permiso. — respondió sonriendo, luego se retiró de la habitación.

Fui a lavarme la cara, me arreglé un poco la ropa y bajé hasta donde mi tía. ¿Qué querrá decirme? Me pregunté.

Bajé las escaleras y vi el living con la mesa ya lista para merendar. Habían tazas de fina porcelana, que hacían juego con la tetera y las delicadas cucharas de plata.
Desde allí pude observar unos panecillos que se veían realmente deliciosos, al igual que aquellos cupcakes. También había pastel de chocolate y algunas frutas. Todo se veía realmente exquisito.

La mesa estaba lista pero mi tía no se encontraba allí. Así que decidí sentarme en el lugar que elegí en el almuerzo y esperarla antes de comenzar a merendar.

Luego de unos 10 minutos apareció, quién sabe dónde estaba.

— Disculpa la demora, estaba resolviendo un asunto. — dijo mientras se acomodaba en su lugar.

— No hay problema. — dije amable.

— Puedes empezar si quieres... — dijo señalando la mesa.

Tomé la tetera que tenía leche y le agregué un poco al café. Luego coloqué dos cubos de azúcar y listo.

— Elizabeth dijo que tenías que decirme algo, ¿qué es? — pregunté intrigada.

— Ahh, sí, bueno...tus padres llamaron. — dijo bebiendo de su café.

— ¿En serio? ¿y por qué no me avisaste? quería hablar con ellos. — dije algo extrañada.

— Fue una llamada rápida, pero no te preocupes, podras hablar con ellos. Llamaron para darte la sorpresa de que mañana estarán aquí, vienen a pasar las vacaciones contigo. — dijo sonriendo.

— ¿De verdad? — pregunté mientras se dibujaba una sonrisa en mí cara.

— De verdad. — afirmó.

— Wow... ¡eso es genial! — dije subiendo el tono sin poder evitarlo. — Lo siento, es que...me pone feliz, es todo. — dije disculpándome después.

— Tranquila. — rió.

Creo que era la primera vez que la escuchaba reír.

Realmente me sentía muy feliz al saber que mañana vendrían mis padres a pasar las vacaciones conmigo, los extrañaba y necesitaba muchísimo, así que verlos era algo que deseaba mucho.

Cuando amarte no sea pecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora