Ramé • Scorbus

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Lo único que había cambiado entre la pareja era que ahora había más contactó, se besaban cada que se les daba la oportunidad y unas semanas después no era raro que Albus le diera una que otra nalgada a Scorpius, con el tiempo las sesiones de estudio para los TIMOS, se convertían en sesiones de un poco más de besuqueo y menos de estudio, ese día era uno en especial, ya que harían a una excursión a Hogsmeade.

—¿Y como están los tortolitos?— preguntó una voz desde atrás de ambos chicos, dándoles unas palmadas en los hombros a los dos haciendo que sus cervezas de mantequillas se derramaran.

—James, por una vez en la vida, quisieras dejar de joder y dejarnos en paz— pidió Albus intensificando su voz mientras hablaba, con todo el ruido en Las Tres Escobas que gritara no era muy llamativo.

—¿Que pasó hermanito?, ¿Te interrumpo?— dijo James sentándose en frente de ambos.

—Sí, James, interrumpes con el simple hecho de respirar, así que si te fueras te lo agradeceria— bramó Albus.

—¿Que me quedé y que me invitaran a una cerveza de mantequilla?— preguntó ironíco James— ¡Gracias!, Son muy amables, ¿saben?— dijo agradeciendo a una falsa afirmación— vamos, no sean tímidos, cuénteme, ¿ya lo hicieron?— Scorpius se atragantó con su cerveza de mantequilla y Albus en su interior se rió por lo adorable que era su novio, pero por fuera vió con mirada asecina a su hermano.

—¿De que hablas James?— preguntó Albus haciéndose el confundido.

—Vamos, ¿No te atreves a decirmelo a mí?, a tu hermano querido— dijo James adulandose a si mismo.

—No se de qué me hablas, James, para primera, no sé si sabías pero mi favorita es Lily, y para segunda no te comprendo.

—¡Auch!— dijo James dramático poniéndose las manos sobre el pecho— eso dolió hermanito— Albus rodó los ojos.

—¿Albus?— murmuro Scorpius, y tosió falsamente y a la vez dijo:— ya sabe— luego se acomodó la garganta, James que había escuchado posó su cabeza sobre sus manos, con los codos sobre la mesa como soporte de todo.

—¿Y?, ¿ahora que me dices?— James río por su victoria.

—No le digas a papá, ni a mamá— le suplico Albus con mirada asesina, James río.

—Ten por seguro que ni mamá, ni papá se van a dar cuenta— James salió de Las Tres Escobas riendo como un idiota.

—¿Se lo va a decir a todos, verdad?— preguntó Scorpius mordiéndose los labios, Albus asintió.

—No si le hechamos un confundus — dijo Albus levantandose de su asiento seguido de Scorpius.

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