Pero lo cierto es que la chica lleva dos meses en la empresa y la he evitado como la peste por como me hace sentir, en todos estos años nadie ha despertado este lado de mi nuevamente, así que, estoy emocionado como un maldito puberto.

(...)

Maldigo a todo el planeta por el dolor de cabeza infernal que estoy teniendo, parece que tome diez botellas cuando solo fue un mísero vaso de whisky, además el sueño no me deja ni caminar con tranquilidad; debí acostarme más temprano.

Pero a pesar de sentirme como mierda, estoy esperando en el helipuerto con unos lentes de sol que solo ocultan mis horribles ojeras, ha señorita Duran que aún no llega.

La falta de sueño me hace volver más gruñón de lo normal, por ello estoy discutiendo con Liz a través del teléfono sobre unos asuntos comunes, pero que me sacan de mis casillas por el simple hecho de estar de mal humor.

—Liz se que no es tu culpa, pero Esteban tiene que tener ese proyecto listo cuando regrese, por sus berrinches de niño pequeño no podemos retrasarnos con las otras entregas —la escucho a través del teléfono afirmando que hará todo lo que pueda y finalmente se despide deseandome buena suerte y a Samantha también. —Mantenme informado.

Cuando finalmente cuelgo la llamada levantó la vista para ver cómo a lo lejos una melena pelirroja se acerca a mí dirección. La chica lleva un vestido color vino pegado al cuerpo, pero con unos converse en los pies —cosa que no combina mucho—, además de que está algo despeinada y sin una gota de maquillaje, se ve hermosa sin maquillaje pero debe estar acorde a la circunstancia.

—Buenos días ¡Dios llegue a tiempo! Se me hizo algo tarde —la escucho tomar una bocanada de aire y tratar de calmarse, al parecer venía corriendo; se le nota el esfuerzo que fue para ella levantarse de la cama tan temprano.

Yo solo la miro de arriba abajo y levanto una ceja, por muy graciosa que se vea no es una vestimenta para una reunión tan importante —excepto por el vestido claro está— ella parece leer mi mente y me sonríe de forma despampanante que me hace sentir extraño, porque mi jodido corazón empieza latir como loco cualquiera podría decir que soy un adolescente inexperto.

Pero su sonrisa me hace recordar algo, pero no sé qué.

—Le prometo que antes de bajar del helicóptero estaré decente para la ocasión. —Informa avanzando hacia el helicóptero dónde nos está esperando el piloto preparando todo.

—Si usted lo dice —le respondo siguiéndola. —El viaje será de una hora; la reunión empieza a las nueve am, así que deberíamos llegar a tiempo.

—Son las seis de la mañana, estaremos allá más tardar siete y treinta. Si, vamos más que temprano señor Alarcón —responde mientras sube con ayuda al helicóptero y ahí recién se ve algo nerviosa —nunca me he subido a una cosa de estás, espero no morir en mi primera vez.

—No sea exagerada, Carlos es bueno en lo que hace ¿verdad?—el piloto asiente con una sonrisa hacia ella y da las instrucciones previas al despegue —La reunión termina a las tres de la tarde según entendí hay otra empresa dando su propuesta así que será algo tardado mientras evalúan, pero deberíamos estar de vuelta a las cinco de la tarde. —Ella solo asiente, el nerviosismo se le ve en los ojos tanto por el viaje como por la presentación.

Luego de unos minutos el helicóptero despega, Samantha suelta un ruidito de susto y se agarra fuerte de su cinturón la veo cerrar los ojos y susurrar unas palabras para sí misma, cosa que me hace reír porque sinceramente se ve hermosa. Poco a poco se calma y luego parece olvidarse que está volando y empieza a arreglarse.

Le doy gracias al universo que esté usando lentes de sol, así no tengo necesidad de disimular lo embobado que me quedo viéndola mientras se arregla. La linda pelirroja empieza por su cabello convirtiéndolo de un look despeinado a una elegante cola de caballo alta, luego maquilla sus ojos haciendo que sus linda tonalidad verde resalte y por último, repasa sus labios con un despampanante labial rojo que hace resaltar su cabello y sus hermosas pecas.

RenacerWhere stories live. Discover now