Capítulo 26

46 5 4
                                    

Me tiende una taza de chocolate caliente mientras espero a que se siente a mi lado con el portátil sobre las piernas. Pero no lo hace; no del todo. Porque, en su lugar, se acomoda y se queda en la misma postura que yo, aunque ella con la mirada perdida en la pared frente a nosotras. Me gustaría saber en qué está pensando ahora mismo para ser capaz de romper el silencio que nos rodea sin miedo a meter la pata. Una lástima que eso no suceda.

La observo descaradamente, únicamente apartando la vista de ella cuando pestañeo. De todas formas, no consigo averiguar nada, y quiero saber mucho. Y, lo más importante, es que tiene que ser cuanto antes.

Así que seguimos en silencio, sin movernos, durante un tiempo más. Hasta que suspira y le da un sorbo a su bebida, recupera la postura de antes y junta los párpados durante un segundo. Un poco más tarde, fija sus tristes ojos en los míos, como si se dispusiera a volver a la carga y magullar una vez más mi corazón. Aunque algo me dice que no voy a ser yo la que más lo va a sentir.

—¿Puedo hacerte una pregunta, ya que ha surgido el tema?

Siento que se me encoge el estómago y sé que tengo razón en cuanto a lo de antes. Alguien de aquí va a salir infinitamente más dañado de lo que ha entrado y, aunque a mí también me vaya a doler, va a ser ella la que se lleve la peor parte. Pero tengo que hacerlo.

Asiento con la cabeza ligeramente. Además, le diría que claro que sí, que le debo una explicación, pero no me salen las palabras. Y la única forma que se me ocurre para deshacer el nudo que se me acaba de formar en la garganta es arrastrándolo al fondo de mi ser con el contenido de la tanza que tengo entre las manos; supongo que se podría decir que intento ahogar mis penas, pero de forma literal.

—¿Por qué lo hiciste? Quiero decir... Estábamos bien y..., demás. Pero no entiendo que te fueras con ellos sabiendo las circunstancias por las que estaba pasando.

Suspiro con los ojos cerrados, intentando calmarme. Y, cuando los vuelvo a abrir, me la encuentro mirándome fijamente con unos tristes. Demasiado tristes. Pero con razón. Y eso que todavía no la sabe.

Trago saliva instintivamente, aunque no sé eso de qué me va a servir. Después, como puedo, digo:

—Yo..., fui una completa imbécil, Patty. Y lo digo de verdad. Me comporté como tal, así que tengo que reconocerlo antes de decirte lo que se me pasó por la cabeza para tomar esa decisión..., o como gustes llamarla.

Me quedo callada antes de seguir hablando y contárselo. Creo que espero una respuesta por su parte, alguna señal, algo para continuar, aunque no sé para qué. Así que, después de unos segundos en los que ninguna separa los labios y solo nos miramos a los ojos, comienzo a narrarle lo que se me pasó por la cabeza hace un año.

—Cuando tu hermana desapareció y escuché que fue en el colegio, supe que no iba a volver. Pero no solo por la maldición, sino porque una parte dentro de mí me lo decía, como siempre que pasaba. Y yo no quería...; bueno, no podía estar a tu lado por miedo a que se me escapara y metiera la pata. Mi cabeza, mi mente, mi razón..., me vi en una encrucijada. Estaba hecha un lío, sometida a una presión que creí incapaz de soportar, y tomé la peor decisión que se me podía haber ocurrido; y todo porque no quería perderte. Así que pensé en darte espacio para que no te agobiaras juntándome con ellos: con Iago, Ronnie y Shaila. No sé muy bien la razón ni le encuentro sentido a porqué me fui con ellos y no con cualquier otra persona, ni siquiera la razón de irme, si habían sido ellos los que habían intentado hundirme no mucho antes.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 13, 2017 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

SeleneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora