Capítulo 20

36 8 18
                                    

Lo típico en mí sería preguntarle por todo lo que está pasando en estos días, la adolescente que se asemeja tanto a mí, las visiones, mi madre, el oso, si está vivo o cómo debería definir su estado, lo que ha hecho durante el tiempo que yo he estado investigando, la razón de todo lo que está sucediendo, la familia Wadlow y, también, por sus conocimientos sobre las imágenes que han aparecido en mi mente de forma extraña, la vivienda en la que me adentré, por qué fui la única en salir y todo lo que se me ocurra mientras va respondiendo. Pero, en su lugar, continúo mirándole a los ojos, intentando impregnarme totalmente con su imagen para no olvidarla nunca, pase lo que pase, ocultando el temor, nerviosismo y desconcierto que alberga mi ser. Ahora mismo nada importa salvo eso.

—¿Me has escuchado? —dice, haciendo que prácticamente todo lo que me ronda por la cabeza se desvanezca.

En lugar de asentir o, por supuesto, negar aquello —puesto que ni siquiera me ha entrado por un oído para que me pueda salir por el otro—, se me pasa por la cabeza otra duda de lo que puedo encontrarme unos metros más adelante. Pero él sigue hablando, intentando captar mi atención, y yo me mantengo absorta en lo más profundo de su pupila, intentando buscar algo que me diga que está conmigo de una forma plena. Hasta que bufa y me aparta la mirada para, después, rodar los ojos. En ese momento es cuando creo que debo separar mis labios de una vez y articular algún fonema o, al menos, intentarlo.

—¿Están ahí...?

—No —contesta rápidamente sin siquiera dejarme terminar—. Por eso no te preocupes. Están en..., otro lado.

Le agradezco que se haya apresurado tanto como para no permitirme que las palabras hayan expresado lo que realmente quería saber; creo que no estoy preparada para escuchar que otra persona está entre la vida y la muerte como él. Y, ese tipo de conexión mental,  no me ha pasado con mucha más gente.

Muchas veces, desde que empezamos a ser amigos, no nos había hecho falta hablar para que el otro supiera lo que estábamos pensando —aunque supongo que eso se sigue manteniendo— y era lo que hacía que nuestra relación fuera más fuerte. El problema es que ya no sé ni qué hay entre nosotros, porque ni tan solo sé lo que es él; ¿acaso está vivo?

—¿Me lo prometes? —pregunto.

—¿Crees que te mentiría con algo como esto?

Me gustaría decirle que no sé en qué confiar ahora mismo —en él o en lo que juraría que sucedió ante mis narices—, porque es lo más extraño e irreal que he visto jamás en mi vida. Pero, en su lugar, me giro en aquella dirección y suspiro. Supongo que tendré que hacerle caso, aunque sea solo para averiguar algo más.

—¿Sabes de qué trata lo que...?

Se muerde el labio inferior, lo cual me interrumpe, porque sé de sobra que se imagina cómo continúa y yo lo que significa ese gesto: sí. Y, también, que no voy a enterarme hasta que lo vea con mis propios ojos, recuerdos de otra persona o lo que sea. Al final, se ve que el fantasma no me lo ha puesto tan fácil como pensaba.

—Sí, pero no te puedo contar nada —dice, confirmando mis sospechas.

La parte más infantil y curiosa refunfuña dentro de mí, pero la realista es la que predomina en estos momentos y la que se manifiesta a través de mi cuerpo, asintiendo. Pero eso es después de apartarle la mirada y suspirar, único método que se me ocurre para relajarme. De todas formas, es imposible; dudo que algo en este momento pueda calmarme lo más mínimo.

Noto cómo posa la mano en mi hombro y vuelvo a dirigirme hacia él, a sus ojos color café, los mismos que me han producido mayor insomnio que la cafeína de esa bebida. Y, aunque me cueste reconocerlo, está igual de guapo que siempre, o incluso más; está como nunca.

—Recuerda que nada es real, Selene. Todo son productos de tu imaginación —susurra.

Vuelvo a mover la cabeza de arriba a abajo una única vez y me muerdo ambos labios, barajando las posibilidades de lo que vea esta vez. ¿De nuevo a mi madre, al otro hombre o al grupo del gusano? ¿Puede ser alguna otra cosa? ¿Hay más incógnitas detrás de la maldición del colegio? Me puedo encontrar cualquier cosa, de la cual no sabré absolutamente nada hasta que no ponga un pie dentro de la sala de la trampilla. Tengo que hacerlo, aunque sea solo por eso.

Le sonrío y, más tarde, le doy un beso en la mejilla, notando lo fría que está su piel y que me recuerda que no está tan vivo como me ha hecho creer nada más verlo. Igualmente, sigo sin entender qué le ha pasado, en qué estado está, desde cuándo y cuántos más como él hay. Y a ver quién tiene la respuesta lógica, o no tanto, a esas dichosas preguntas.

Inspiro profundamente y me recuerdo a mí misma que una nueva visión me está esperando gracias a la integrante perdida de la familia Wadlow. Y no puedo tardar mucho más porque, si no, sé que me arrepentiré y saldré corriendo de vuelta a casa. Así que, sin pensarlo una sola vez más, algo dentro de mí se acciona, me guía y hace que camine; mi parte demente comienza a hacer que me mueva de forma inconsciente, la misma que se hace un poco más con el control de mi cabeza por cada segundo que pasa.

Y, cuando me quiero dar cuenta, estoy en el centro de la habitación, desplazándome por ella con total naturalidad pero con cierto temor, examinando las paredes que me rodean y con cierta cautela donde vi a Shaila por última vez y, aunque de forma instintiva, también en el techo donde estuvo Iago. Pero no hay nada, como si no hubiera tenido lugar nada de lo que presencié, situación parecida a la que he vivido en la parte del pasillo donde falleció el chico que se mantiene en el umbral.

Después, me fijo en una ventana que da a la fachada lateral derecha, esa que muestra una pequeña zona descuidada con arbustos secos. Me acerco a ella y, mientras que doy el primer paso, miro a Ronnie, quien traga saliva, y eso me señala que estoy yendo en la dirección correcta. Pero no dice nada, y yo no soy menos. Así que continúo avanzando hasta ella y, cuando llego, veo la imagen borrosa de una niña corriendo en un día soleado, cruzándolo todo lo rápido que sus diminutas piernas le permiten.

Me giro bruscamente hacia donde está el chico y, cuando abre los labios para decir algo, una fuerza extraña me empuja hacia el centro de la sala. Entonces, comienzo a preguntarle por lo que está pasando, quién era la pequeña y por qué ha sido de día durante unos segundos, por qué no ha sido esta vez tan nítida la visión como en las anteriores. Y, para mi sorpresa, no me responde y simplemente me aparta la mirada justo cuando noto un picor raro en el cuero cabelludo, uno que no había sentido antes. Así que me rasco la cabeza con fuerza y me doy cuenta de que es demasiado fuerte para ser normal, para saciarlo de esta forma. Y es una sensación que no he tenido nunca, aunque me recuerda al quemazón de un mechero que se va extendiendo poco a poco por mi cuerpo. Y, entonces, lo entiendo.

Fuego. Me estoy quemando.

*
Vuelvo a entonar el "mea culpa" y os pido perdón por la brevedad y este día de retraso, pero quería que, aunque fuera corto, estuviera medianamente bien. Y, por desgracia, ni creo que sea así ni he podido avanzar mucho, porque nada me parecía lo suficientemente bueno y le he tenido que pedir opinión hasta a un amigo, el cual me ha dicho que le faltaba algo. Ese algo es la inspiración que está arrebatando el curso, otros historias y nuevos proyectos que tengo en mente. Por lo que he decidido tomar una decisión, la cual me temo que no os va a gustar absolutamente nada: las actualizaciones serán cada dos lunes. Esto quiere decir que, el próximo capítulo, lo encontraréis el próximo trece de febrero de este mismo año.

Siento muchísimo tener que decir esto, pero bachiller me está consumiendo y necesito tiempo hasta de debajo de las piedras, con trabajos de todas las asignaturas, eventos importantes, estudios, libros (obligatorios, porque ya no leo prácticamente nada que no sea de aquí), etcétera, y solo acabo con una tarde libre en la que poder escribir lo más mínimo. Así que, por favor, disculpadme por haceros esto, pero estoy viendo que voy a fallar cada vez más y prefiero que lo sepáis de antemano. Os prometo que haré lo posible para que los capítulos lleguen antes, pero no puedo hacer más que intentarlo. Lo siento, de veras.

Y..., bueno, volviendo a lo del día de hoy, que es lo que "interesa". ¿Qué os ha parecido esta brevedad de parte? ¿Qué creéis que presenciaréis en el veintiuno? ¡Os leo por aquí abajo!

Os quiere, adora, y pide disculpas de nuevo;
Itsmagnesio👻

SeleneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora