United by fate {Larry Stylinson/Omegaverse}

Epilogue.

Las luces de la habitación lo apuntaban con descaro, mostrando su hermoso traje blanco, solo faltaban horas para el momento de su vida que jamás olvidaría, estaba muy nervioso y sus manos sudaban, pero ¿cómo no hacerlo? Estaba a punto de cumplir el sueño de su vida y casarse con un muchacho que jamás creyó que se convertiría en su pareja para toda la vida. Recordó todos los momentos con él, sus ojos se aguaron e intentó con todas sus fuerzas no dejar que estas cayeran, no arruinaría el maquillaje que su madre hizo con tanto esmero, sí, se había maquillado, nada del otro mundo, nada muy exagerado, nada muy notorio, excepto claro para su madre.

Se miraba al espejo con una gran sonrisa en el rostro, estaba muy feliz. A veces pensaba que esa felicidad era solo un sueño, que en algún momento iba a despertar o quizá todo se volvería negro, pero su alfa siempre lo miraba directamente a los ojos, mientras acariciaba dulcemente su mejilla con la yema de sus dedos, con una sonrisa tranquilizadora de esas que solo le daba a él y a su hija, y musitaba con total delicadeza:

"Esto no es un sueño, no es una ilusión creada por tu mente, este momento es real, yo soy real, tu hija es real, no los confundas porque yo ni me iré y si sigues confundido, de esta forma siempre haré que vuelvas al camino".

Sonrió al recordar las palabras que escuchaba por lo menos una vez a la semana. Otra frase dicha por su alfa recorrieron su mente, una lágrima cayendo al suelo; había recordado su secuestro, la casi muerte de su pareja y lo asustado que despeetaba todas las noches, los abrazos y caricias del alfa, el llanto ensordecedor del omega, las gruesas lágrimas cayendo por sus mejillas, su tembloroso cuerpo aferrándose al contrario y las dulces palabras que el cuerpo ajeno le cantaba, tranquilizándolo, agrandando a grandes rasgos el amor que sentía por él.

Un golpe en la pared, otro golpe.

Volteó para saber quién había cortado la película en su mente, su madre estaba parada en la puerta con su hija en brazos y no pudo evitar la sonriss que salió después, tampoco quizo hacerlo. Se acercó tranquilo, pues su nerviosismo era tan grande que temía tropesar y caer al suelo rompiendo su traje, porque le había pasado.

—¿Cómo te sientes amor? —La dulce voz de su madre resonó por las paredes.

Cuando estuvo a su lado, acarició con suavidad la pequeña cabeza de su hija, sonriendo en el acto, acompañándolo con un suspiro, mostrandi todo el desasosiego interior. Miró a su madre con mirada firme y sonrió intranquilo pero repleto de dicha.

—Siendo sincero, estoy muy nervioso y siento que vomitaré.

✨✨

En otra habitación, el alfa colocaba los último toques de su traje, esperaba el saco, pues el muy idiota derramó y té sobre este que –a pesar de ser de color negro– se habían manchado notablemente.

Perfecto, a solo horas de tu boda ya lo estás arruinando.

Le gruñó su alfa interior, haciendo que el de rulos se molestara, mas esto no duró demasiado, pues la imagen de su omega sonriendo purificó toda clase de molestia en su interior, una sonrisa sincera salió de su rostro emanando el olor más exquisito para cualquier omega, mas ese olor solamente pertenecía a uno, al chico del cual se enamoro, de su pareja, su novio, su marido en solo algunas horas y no podía ser más afortunado.