Mala, muy mala, pero te quiero

Esperanza

La vida te tratará tan mal

que vas a navegar en ríos

que tus propias lágrimas darán a luz;

tendrás la cara a punto de grietas

y los muslos amoratados,

la barbilla hacia abajo,

llorando lo perdido

y cada espacio secándose de prisa;

no vas a entenderlo,

por más que te preguntes 

por qué la vida no se te apaga

como se apagó eso que te daba sentido

no vas a encontrar una respueta

en cambio,

piensa:

que quizá, solo quizá,

todo ese espacio que te dejó

la pérdida

se volverá a llenar,

pero antes debía hacer espacio,

necesitaba vaciar tu interior; 

aférrate a ese sueño

y,

verás, 

cómo ese gramo de esperanza,

diminuto y débil,

te pone en marcha el corazón.