Un estupído viaje

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Kassandra:

–Por favor, no lo hagas... te lo ruego –le supliqué– solo... hazlo por mí, un favor... como... amigos que somos

Sus ojos, estaban más oscuros de lo normal. Quería matarlo, sin duda. Bufo

–Esta bien, solo... porque tu me lo pediste –Salió de la habitación dejándome sola. Suspire, y salí de la habitación. Ellos estaban conversando. Felipe no le tomaba mucha atención a Boris, tenía los puños apretados, y los nudillos blancos de tanta fuerza.

–¿Que hacen chicos? –pregunté sentándome al lado del Felipe y tocándole  la mano para qué se tranquilizara.

–Conversando sobre el partido –dijo Boris inclinándose para mirarme. puños.

–Voy a la cocina, ¿quieren algo? –pregunté

–No –contesto Felipe

–No, gracias –dijo Boris sonriendo.   Fui a la cocina, saqué el zumo de naranja y me serví. Volví a donde estaban los chicos y me senté en las piernas de Felipe.

–Ya qué no me dejaron espacio... obligada a sentarme aquí ¿no? –dijé con una pequeña sonrisa en los labios

–No te preocupes, me puedo correr mas allá –Dijo Boris

–No, no te preocupes... está bien aquí –dijo el Felipe inclinándose, me incliné hacía él y le di un besó.

–No demuestren su afecto por favor –dijo el Boris, pero ambos lo ignoramos y nos seguimos besando.  Él tenía sus manos alrededor de mí cintura. Y yo una por su noca y otra por su pecho. Nos separamos y nos sonreímos uno al otro. Me tomé el zumo en un segundo y Boris se puso a reír.

–Creo que te dio algo de sed ese beso –murmuro–  no recuerdo que los míos te dejaban con tanta sed –murmuro nuevamente. Pero no tan despacio por qué el Felipe lo escuchó

–¿Y que tanto te importa a ti sí mí beso la dejó con sed?  –le preguntó Felipe intentando de pararse, pero no lo dejé. No quería qué se pusieran a pelear ahí  mismo

–¿Importarme dices? –soltó una pequeña carcajada- No digas esas cosas,  Kassandra es solo una amiga... y no se que habrás escuchado por qué yo solo dije quedaste con harta sed –dijo volviendo a ver el partido. Felipe, estaba que ardía en llamas.

–Amor, acompáñame a comprar. Necesitó algo para ir a la playa, quiero bañarme –le dije haciendo un pucherito. Sabía qué él me tenía un traje de baño y quería qué me lo entregara.

–Gracias por acordarme, se me había  olvidado qué té tenía uno –dijo sonriendo. Noté como se había calmado– Ven vamos –Tomo mi mano y me llevó casi corriendo a la habitación. Después de ponerle seguro a la puerta

–¡Hay! tan rápido amorcito –dije burlándome de él

Solo amigos *Editando*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora