Buscando una respuesta para la verdad que me atormenta... (Dorian).

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- ¿Es necesario hacerlo? - Pregunté mirando cómo los alumnos lejanos comienzan a avanzar hacia la entrada del instituto. Siento que cada vez nos estacionamos más lejos de la escuela, y en esta caso, lo sentía a miles de metros.

- Lo es Jordan, y no hay manera de regresar a casa después de tantos días ausente. 

- Estas exagerando.

- No lo hago.- Quitó las llaves de su Nissan Versa para salir por su lado. Lo seguí cuando rodeó su auto, sin embargo no fue él quien me abrió como lo había imaginado. 

- Hola guapa... ¡¿Pero qué mierda?!- Cerré los ojos, respiré hondo y luego me atreví a salir.- Sé que eres mala para vestirte, mujer. Pero ahora sí te pasaste.- Sacudí mi pans, o mi pijama cual me queda muy, muy grande, pero es verdaderamente calientita y eso lo agradezco. 

- Tiene que usar prendas holgadas y lo más calientes que pueda. Su piel sigue sensible. 

- Eso te lo dijo...

- La vieja India y Carol.

- ¿Y si no lo hace?

- Podrá causar...

- ¡Ya cállense! Dejen de hablar de mi maldita piel como si no estuviera aquí.- Tomé mi mochila y con arduo movimiento la puse en su lugar, en mis hombros para cerrar la puerta de Lance y comenzar a caminar lejos de ese par que hablan de mis órganos como si fuera la cosa más normal del mundo y como si no estuviera realmente espantada. 

Lo último que supe es que tengo un alergia fuerte que es causada por el aire que contiene un componente  natural que extrañamente a mi me provoca largas, gruesas y negras venas horribles. O eso fue lo que Lance me dijo el martes pasado. Es por eso que no me ha dejado salir, no vine a la escuela por unos buenos días, y bueno, como es habitual en mí, no salí de casa tampoco. 

 - ¡Jordan!-  Sonreí en cuanto dí media vuelta y vi a un chico castaño de pelos rulos trotando hacia mí sosteniendo su mochila para que ésta no cayera. 

- Hola.

- Wow...- Me miró de arriba a bajo con simpatía. Mordí mi labio inferior al sentir vergüenza por mi apariencia.- Te ves... 

- Horrible. 

- Yo iba a decir que hermosa. Igual que siempre. 

- Tu también te ves hermoso.- Sonreí y dejé de ser yo la que tuviera vergüenza de momento porque a otra persona el tenue color rojizo de mejilla se le colocó. 

- ¡Tu me das asco!... ¡Y tú también! - Señaló hacia Jack primeramente y luego a mi mientras nos rebasaba y seguía su camino de forma normal, caminando hacia el frente. Definitivamente él es el segundo al que más le preocupo porque sí que sabe vestirse el maldito perfeccionista de la moda. Andrew puede llegar a parecer un modelo de revista prestigiosa proponiendoselo.

- Andando. 

- ¿Te ha funcionado el té?

Al caminar detrás de Lance y Andrew, con más lentitud de la usual, Jack preguntó por lo que supongo es lo que me dio la vieja arrugada o mejor dicho, lo que le mandó a mi hermano para que me diera un famoso té de yerbas curanderas. Y bueno, aquí entro yo con esa misma bebida que me ha dado resultados. Las pesadillas han dejado de ser menos vivas, menos reales; duran menos; mi descanso se prolonga; mi cuerpo descansa y mi mente se tranquiliza. Pero el ciclo se repite, todo lo que evita el té vuelve con rudeza sin pedir permiso cada que el mi cuerpo se acostumbra a esa bebida. Siempre que quiere, siempre que no estoy lista. 

Ocultos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora