No fue un simple beso, fue el beso que provocó en mí una esperanza... (Dorian)

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Los errores son para aprender, ¿cierto? De ellos tienes experiencias malas que se convierten en un pasado de recuerdos... Quizá no es así, pero sí se obtienen experiencias que se vuvelven acerbos de conocimiento. O muchas de las veces supongo eso ocurre. Pero caer en el mismo error no es válido, te hace ser tonta, me hace ser tonta. Lo soy y lo reconozco, asumo la causa y asumo las consecuencias. Sin embargo, el hacer, el saber lo que hago mal no quita que esté alejada de la realidad completamente.

- ¿No tienes hambre?-  Preguntó a lo que negué.- ¿Entonces me das de tu comida? - Seguía negando, escucho lo que dice porque parte de mi mente no se ha ido por completo a mis viajes mentales, pero no puedo permanecer en ésto y mucho menos ahora.

- ¡No! - Me alebresté cogiendo mi charola y haciéndola más hacia mi.- El que esté mal no quiere decir que no tenga hambre. 

- ¿Por qué estás mal? - Sus manos despegaban parte y parte de un sándwich del que lleva más de ocho minutos comiendo. Yo, ese pedazo ya lo hubiera devorado completo en sólo dos. Ella metía cacho por cacho a su boca, los labios son hoy de color rojo quemado, perfectamente delineado que intenta no desvanecer por cada mordida. Quizá por temor a mancharse no ha querido acabar rápido. O porque no todas son atascadas como yo

- No es nada... 

- Aja.

- De verdad, no lo es.- Después de una rica mordida a mi panque de elote y un trago a mi chocolate, miré hacia la banca de mi hermano. Ahí donde llegué a sentarme varias veces.  Lance no ha dejado de platicar con los chicos, con mis chicos que no me han hablado, o dos de ellos no me han hablado a como estaba acostumbrada. 

¿Todo por convivir con un chico?, ¿de verdad ésto lo hacen sólo porque no lo soporten?

Es algo que no me termino de creer. Es algo que no me convence y quiero investigar más allá. Ir más profundo y sacar no sólo mis suposiciones sino la verdad. La realidad del por qué es que ellos se odian. 

- Has estado así desde hace dos semana o más, Jordan. Quiero saber qué te pasa.

- No es nada, Rojo.- Dejé de ver a mi hermano, a mi divo, a mi Jack, a mi Ryan y a mi Wes. A mis chicos.

- No te creo y ésto me está hartando.- Despejó los codos de la mesa y se alejó para recargarse en el respaldo de la silla.- Si no quieres que te obligue a decirme la verdad, muy a mi modo, es mejor que sueltes la sopa.

- ¿Qué me harías?

- No me presiones y no me retes, Brown.

- Estoy peleada con Lance, Danielle. 

- Eso ya lo sé, lo que me interesa es el por qué.

Dos cosas me preocuparon; el que ella sepa de algo que no es obvio; o que quiera preguntar más de ello dado que no quiero contarle, pero como siempre, o ya se me ha hecho costumbre, tengo que mentir. 

- Cómo sabes que...

- Dime la razón.

- Pues...- Al mirar a lado de su oído por una inexplicable razón lejos de ese ángulo, lejos de ella porque ahora estaba desenfocada de la conversación y mi vista de la chica, lo vi. Está sentado solo mirándome a mí, mirando mi rostro con una ventaja de burla que me deja tirada a lo lejos de él, de su capacidad de poder cohibirme sin necesidad de estar cerca. Las mesas nos dividen, el espacio que hay en el centro para pasar y buscar una mesa, es lo que nos separa eso y un poco más.

Ocultos.Where stories live. Discover now