Ella tiene la esperanza de que mis demonios no sean malos. (Dorian)

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Su cabello largo y chino, completamente chino y esponjado la hacen ver muy linda. Verle el cabello a ella y hacerlo conmigo también, me hizo ver una diferencia  entre las dos como lo es el cabello, o parte de las muchas que tenemos. El mío por el contrario, a ser un color extraño porque el color café rojizo y negro no es muy común en muchas personas, a menos que nos expongamos a la luz del sol, aunque en mi caso no importe si esté en oscuridad o claridad porque siempre, siempre se ve igual. El cabello de Danielle es quebrado y no ondulado, mientras que el mío no es ni chino ni lacio, porque está entre ambas o así lo he visto desde que tengo conciencia. Esos chinos rebeldes son largos y más para ser chinos, al menos en algo sí estamos casi igual porque el mío está al nivel de mi cadera, muy poco por encima de ella.

Su piel y la mía son un contraste también visible y extraordinario. Ella pálida, con extremadamente piel blanca y yo morena con tonalidades de piel bronceada, según Loren. Somos unas amigas bastante balanceadas, ella pone lo bello, la delicadeza y lo correcta y yo pongo las vulgaridades y el desorden, y eso nos hace funcionar. 

Eso es perfecto. 

Sus cabellos algo largos los estiraba para que ellos mismo, o el pedazo que tomaba vuelvan a subirse cuando lo jaló hasta la mitad de su espalda. Eso es lo que pasa cuando tienes unos hermosos pelos rojizos y rizados. 

Llevamos nada de tiempo platicando, llevamos todo el día aquí, pero nada de pláticas, nada de palabras e incluso de miradas. Es como si Danielle no fuera Danielle, la platicadora que habla hasta por los codos. Ha estado así desde hace como tres días, desde que su hermano se la llevó a rastras por parte del pasillo para luego ella perderse, él aparecer y luego ella aparecer los siguientes días y Dorian desaparecer. 

Porque últimamente todo se ha vuelto un caos, hemos estado lejos de un orden que al menos de por un tiempo estabilidad mental. 

Pero el punto es que Danielle está perdida desde que llegó, al menos desde que me habló o desde que me dijo un "hola, Jor", para luego sólo seguirme por todos lados sin omitir palabras, sin mirarme, sin prestarme atención o algo que diera alguna señal de que ella está presente, consciente.

- Dan...

- Mmm... 

Hace tiempo que no veníamos aquí. Fue uno de los lugares donde vinimos la primeras veces que las clases nos saltábamos, cuando ella decía que era necesario platicar de nuestros gustos y disgustos, planes de vida y todo de nosotras para conocernos mejor. Suena extraño, pero viniendo de ella eso es tranquilo. 

- ¿Qué tienes?

- Me siento mal.

- ¿De qué?... ¿Qué te duele?.- Pregunté tomando su cara y haciéndola girar a mi, no importándome que la lastimara. Al hacer ello, mis uñas se metieron en parte de mi pierna donde la cabeza de Dan reposaba.

- ¡Me lastimas, babosa! - Se volteó enojada soltando mis manos de su cara delgada y fría. Sonreí por lograr sacarle una emoción distinta a la indiferencia que trae o a la de preocupación que ha demostrado en las últimas cuatro horas.- Estoy bien, no es nada grave. No me refiero a un malestar físico. - Volvió a acomodar su cabeza sobre mi piernas y yo a jugar con su pelo. 

- Entonces...

- No quiero hablar de eso, Jordan. 

- ¿Por qué no? Como para que me dices que te sientes mal sabiendo que no voy a dejar de insistir en saber más de eso que te acoge. 

- No lo sé. Creo que necesitaba decirlo, soltarlo, decirlo y quitarme un peso de encima que... Pesa.

- Dime entonces. Siempre hay solución para todo tipo de problemas. Sólo dímelo y quizá tu carga se libere un poco. Además, para eso soy tu amiga, para estar contigo y no juzgar más que tratar de solucionar juntas. 

Ocultos.Où les histoires vivent. Découvrez maintenant