Me es imposible no odiarla

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- Toma, cariño.- Levanté mi vista para enfocarla en la señora amable que me extendió lo que parece ser una simple nota, o una tarjeta de presentación. La tomé sin dejar de mirarla.- Tu casillero es el 667.

- Gracias.- Asentí. 

Miré el pequeño papel confirmando con toda la facha de tarjeta de presentación. Pero en vez de tener los datos esenciales de una persona, como su nombre y teléfono, el mío tenía simples números... 665 - 15003.

- El primero es el número de tu casillero, el segundo es tu contraseña.

- ¿Sería todo? - Pregunté. La mujer de cabellos blancos se limitó a asentir y sonreír para señalarme la puerta.- Muy amable.

Empujé una parte de la puerta de dos hojas para salir a un pasillo donde estudiantes ya van  vienen de aquí para allá. Memoricé cuánto tiempo había permanecido en servicios escolares, ya que, cuando Lance me dio el aviso de que tenía que recoger algunos papeles, mientras que también insistía en traer personalmente, fue muy temprano prácticamente ningún estudiante se encontraba vagando por aquí. Pero ahora ya había muchos obstruyendo mi visión de por dónde es que vine.

Torcí la boca parada en mi lugar donde me estanqué para ver mi dirección y asimilar el camino de vuelta, o al menos el que me lleve a mi nueva caja de secretos. 

Respiré hondo y caminé tomando el haza de mi mochila con fuerza para darme valor y dejar de pensar que quizá sí hubiese sido mejor que Lance me acompañara.

Bajé las escaleras por las mismas que había subido hace unos buenos minutos. Eso me hizo darme cuanta que no era tan distraída como suponía. Me alegré por el simple hecho. Pero me desanimé en cuanto bajé y no encontré más que estudiantes y estudiantes parados en sus casilleros o caminando obstaculizando que mis ojos enfocaran siquiera en un casillero para ubicarme por qué numero andaba. Pero no tenía mucha suerte.

- Jordan.- Dijeron a mis espaldas lo que me hizo voltear velozmente. 

La Blancanieves venía hacia mí con una blusa azul rey que no hacía más que recordarme por qué es que ese apodo le puse. Sonreí con solidaridad para cuando llegó a mi.

- Nancy. ¿Cómo estás?

- Bien, gracias. Tú...

- Pues de hecho, no sé si puedas ayudarme en algo que me esta preocupando

- Claro que si, tonta.- La miré. No me sorprende su confiado insulto, ya que con Danielle  o con Andrew sin conocernos tanto nos llevamos de manera un tanto... Especial. Y con Nancy lo que me sorprendió fue que quisiera ayudarme sin cambiar su entusiasmo. Parece una mujer a la que le gusta que ayudar, ayudar de buen corazón. 

- No tengo idea de dónde esta mi casillero. Míra...-Tomó gustosa el papel.

- Uhm. No te toca cerca de mí.- Levantó sus hombros restándole importancia para agregar lo que esperaba.- Sígueme, Jor.- No tuve la oportunidad de fulminarla con la mirada al escuchar como me llamó, porque ella se giró con todo una coquetería. - La noticia buena o mala.- Apenas y pude escuchar lo que decía, porque las personas no permitían que siguiera el paso de Nancy.

- La mala.- Siempre la mala para después mejorarla  con la noticia buena.

- Que está algo, mmm... Retirada.

- ¿Y la buena?

- La buena es que estás cerca de los baños...- Sé que mi gesto no fue el de una persona que entendió, porque no entendí, y cuando Nancy se percató de ello, mientras miraba por sobre su hombre mi cara de confusión, aclaro.- Lo tienes cerca por si llegas a tener días difíciles Jordan.

Ocultos.Where stories live. Discover now