Capítulo # 19

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Narra Twilight.

"Te miro porque me gustas"

Aquellas palabras retumbaban una y otra vez en mi cabeza. Fueron causantes de mi insomnio, falta de concentración y, ahora, pérdida de mi apetito.

Me empecé a dar unos pequeños golpes en mi pecho al sentir las fuertes palpitaciones otra vez. De hecho, eso ya no era nuevo, hasta me había acostumbrando, pero desde el día de ayer la fuerza había aumentado.

-Querida, ¿Qué sucede? ¿Te sientes mal? -Rarity, mi amiga, me preguntó preocupada al ver lo que me estaba haciendo. -Ni siquiera estás tocando tu comida.

-¿Preocupaciones? -Preguntó Rainbow, quien estaba totalmente apoyada sobre la silla.

Miré a mis dos amigas. No me sentía del todo segura para contarles lo que Flash me había dicho.

Suspiré.

-Nada importante. -Respondí,  metiendo a la fuerza una cucharada de mi almuerzo a mi boca.

En aquel mismo instante Flash cruzó junto con su amigo cerca de la mesa donde estábamos sentadas mis amigas y yo. Lo mire de reojo, él hacía lo mismo.

-¿Segura? -Rainbow preguntó, virando medio cuerpo hacia la dirección donde el peliazul caminaba, al parecer se dio cuenta. Volvió a mirarme, ahora una sonrisa perturbadora pero pícara me mostraba.

-Sí. -Respondí secamente. -Y, por favor, deja de mirarme de esa manera. Lo único que me puede quitar mi seguridad es tu sonrisa, que en serio asusta.

-Lo hago para estar segura de tu respuesta. Tenemos años siendo amigas, y a pesar de no haber cambios en tu expresión, sé cuando mientes. De seguro Rarity también lo sintió.

-Y Dash no se equivoca. -Dijo ella después de haberle dado un sorbo a su bebida.

Rodeé mis ojos para luego volver a suspirar.

-¿Algún consejo para alejar a alguien de mí?

-¿Alejar? ¿A poco hay alguien que se fijó en ti? -Preguntó Rainbow divertida. -Aquel tipo ha de estar muy loco de remate.

La fulminé con mi mirada mientras ella se carcajeaba a más no poder.

-Deberías ver tu cara, te ves muy graciosa.

-No es momento para reírse, Rainbow. Lo que digo es algo serio.

-¿Qué? ¿Acaso tienes miedo de enamorarte?

-O quizás ya lo está. -Rarity alzaba sus cejas, llevando una mirada pícara.

Oh vamos, también ella.

Un pequeño ardor sentí en mis mejillas, apreté mis labios y puños de los avergonzada que me empecé a sentir. Nunca en mi vida había deseado tanto desaparecer. Siempre me pareció ridículo pedirle a una tierra sucia que me trague, pero ahora, como nunca, tenía la necesidad de hacerlo... ¡Tragame, tierra!

-No es gracioso. -Dije entre dientes. -Sólo les estoy pidiendo un poco de ayuda. No saben lo molesto que es sentir que alguien te esté mirando cada cinco minutos.

-Oh vamos, querida. ¿Qué mujer no le gusta que un chico lindo la esté mirando? -Dijo Rarity  presumida, mientras pasaba sus manos sobre su larga cabellera.

-A mí.

Puso sus ojos en blanco mientras negaba con su cabeza.

-Sólo déjalo que admire tu belleza.

-Twilight, admite que te gusta Flash. -Habló Rainbow. -¿Crees que no me doy cuenta de las miradas que se tiran? Eso es lo bueno de estar sentada al último, te das cuenta de todo lo que pasa.

-No es lo que tu piensas. Sólo quiero alejarlo de mí.

-Se gustan. Nosotras no podemos hacer nada.

-¿Sabes? Tú comenzaste esto.

-De nada. -Dijo orgullosa de sí mismo.

Mi rabia había cruzado el límite. Sabía que la personalidad de Rainbow era así, pero ya no podía soportar sus bromas ni suposiciones.

Me di cuenta de lo imposible que era hablar con ellas, sabía que esto no iba a terminar pronto; y no me quería enojar más de lo que ya estaba. Como respuesta, lo único que hice fue irme de ahí sin decir ninguna palabra.

[...]

Volví a encontrarmelo en la salida, pero con la diferencia de que esta vez estaba acompañado de una chica de cabello de dos tonalidades: amarillo y rojo.

Ella estaba totalmente agarrada de su cuello mientras mostraba una felicidad indescriptible. Parecía que no se habían visto durante mucho tiempo, porque los dos mostraban enorme emoción.

Reaccioné de inmediato cuando mis puños empezaron a hacer fuerza y molestia empecé a sentir. Era inevitable, más aún,  viendo como Flash no dejaba de abrazarla.

Sacudí mi cabeza y, acto seguido, continué mi camino haciendo de cuenta que no fui testigo de nada; tratando de eliminar esa imagen y hacer lo posible por no hacer aún más grande esta ansiedad.

Mi Amargada Rockera.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora