– Bien –dice Yoongi que iba detrás de él–. El bar no queda lejos así que vamos caminando y aprovechamos de revisar el perímetro.    

– Está bien...

Caminan en silencio calle tras calle, Jungkook iba mirando hacia todos lados buscando alguna pista del paradero del chico. Yoongi, por su parte, iluminaba cada rincón con la linterna que había sacado de su casa. Ambos estaban muy preocupados por la misma razón pero desde distintos puntos de vista. El solo hecho de pensar en lo que podría estar pasando con el rubio en ese momento les hacía sentir impotentes.

La noche era silenciosa y parecía que estaba igual de triste que Jungkook. Lo único que deseaba era volver el tiempo atrás para poder abrazar a Jimin y no dejarlo ir nunca más.

– ¿Sabes que no eramos novios, cierto? –Pregunta Yoongi de la nada y Jungkook lo mira algo confundido.

Suelta un suspiro.

– Supongo que algo dentro de mí lo sabía –responde ahora más tranquilo–, pero eso no evito que me pusiera celoso a más no poder.

Estaba siendo sincero consigo mismo por primera vez en mucho tiempo. Sabía que era algo tarde pero no quería quedar con todo eso atorado en el pecho. Yoongi asintió ante su respuesta con los ojos perdidos en la oscuridad.

– Sé que suele ser algo tonto, pero Jimin es un chico que vale mucho –susurra–. No quiero ser el típico amigo que actúa como el padre aunque se me hace inevitable porque Jimin ha sufrido mucho y siempre he estado cuidándolo. El tema es... Yo vi como te miraba y como le afectabas. El te quiere demasiado y yo mismo le dije que se la jugara por ti pero estaba simplemente aterrado...

– Eso ha sido mi culpa –admite Jungkook–, yo también estaba asustado. Jamás había sentido tantas cosas por un chico... Todo era tan nuevo que lleve las cosas de la peor manera posible.

– Son idiotas –finalizó Yoongi– y por idiotas tendrán que estar juntos aguantándose.

Jungkook no pudo evitar sonreír, eso era lo único que quería desde que recibió la llamada de Jimin esa noche. El rubio le había confesado que lo amaba, se lo había dicho y su corazón no daba más de alegría. Lo que nublaba su cielo de colores era el hecho de que el no alcanzó a contestarle, no le dio el tiempo para decirle que el sentía lo mismo, que el ya no podía vivir sin su sonrisa y que lo amaba profundamente.

– Vamos a encontrarlo –dijo como una promesa–. Y le diré que lo amo, Yoongi.

El nombrado se ríe por lo bajo.

– Pues ya era hora, ¿no crees?

Jungkook iba a responder algo ingenioso antes de que su celular comenzará a sonar interrumpiendo el silencio de la noche. A los dos chicos se les cortó la respiración deseando que fueran noticias de parte de los demás. El castaño metió la mano en su bolsillo para sacar el aparato y que la pantalla le iluminase el rostro.

– Es un número desconocido –dice en voz baja.

– Pues contesta –le exige Yoongi.

Haciendo caso desliza el dedo sobre la pantalla y luego se lo coloca en la oreja derecha para hablar.

– ¿Sí?  

– Jungkook...

Juró que se iba a desmayar. Esa voz no le pertenecía a otro que no fuera Park Jimin.



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Ternura ◆ Kookmin ; 국민Where stories live. Discover now