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2- PARTE DIECISÉIS.

Nuevamente esta ahí, escogiendo un par de semillas para plantar. Me sorprende que haya venido todos los días las dos últimas semanas, todo se vuelve más extraño con Lucía rondando por ahí, comiendo lo primero que encuentra y diciendo: “!La comida del pasado es genial!” Lo veo mientras acomodo unas latas de atún en un estante, la señora Graham no ha dejado de insistir que yo le gusto, por eso esta ahí, esperanzado a que le hable, me molesta escuchar eso porque aunque le hago miles de preguntas a Lucía ella responde que no es, que Shawn esta en tal lado, haciendo tal cosa y que el chico que se aparece idéntico a él sólo es una maldita muy mala coincidencia.

— Señora Graham —Le digo en voz baja, mirando al tipo mientras sigue mirando detenidamente las diferentes bolsitas de semillas. Es una persona rara, a veces compra galletas, incluso comida para gato, hace unos días entró sin decir nada, tomó unos lentes, los compró y se fue. Eso me ha comenzado a asustar.

— ¿Si? —Respondé leyendo el periódico por encima de sus gafas redondas.

— ¿Usted conoce a él? —Le pregunto, recargándome con los brazos cruzados sobre la caja. Ella levanta la mirada.

— Si, es el hijo de Manuel, vive a unas cuadras de aquí. ¿Por qué?

—¿Sabe como se llama? —Insisto, ella trata de recordarlo haciendo una cara pensativa.

— ¿Mark? ¿Carlos? ¿Sam? No lo sé, Ada, no recuerdo —Se encoge de hombros, quieto saber más.

— Señora Graham, ¿no tenía que ir a la bodega por más tarjetas de cumpleaños?

Ella se sorprende, luego recuerda haberlo dicho hace unas horas y decide ir no sin antes decirme que cuide la caja. Me acerco lo más rápido que puedo a “Shawn” y hago que me miré de un empujón, lo logró, sus ojos están desconcertados.

— ¡Sé quien eres! —Lo enfrento, lo acuso, el toma unas semillas de girasol.

— ¿Quién soy?— Me pregunta, sarcástico, sonriendo levemente mientras se evita para ir a la caja registradora. Me enfado. Lo señalo con el pulgar.

— ¡Eres Shawn Mendes! — Casi le grito, algunas personas que están en la pequeña tienda se giran a vernos, el carraspea.

— ¿Shawn quien? Me confundes, niña —Se ríe, poniendo su compra sobre la mesa. Me sigue evitando con la mirada. Me pongo frente él, solo el gran estante de madera nos separa.

— Se que eres tú, demonios, ¿por qué lo ocultas? —Quiero volver a llorar, pero me aguanto.

El suspira frustrado, dejando un dólar sobre la mesa. — Te iba a invitar a salir, pero cuando sepas diferenciar a las personas y dejes de actuar como una loca, me llamas.

No toma su compra y se dirige a la mesa, frustrada, tomo la bolsa de semillas y se la aviento lo más fuerte que puedo, golpeándolo en la espalda, el se agazapa, me fulmina con la mirada y se va.

Yo siento que vuelvo a llorar, pero esa mercancía no se cobrará sola.

•••

Al regresar del trabajo, veo a Lucía demasiado enfada fuera de mi casa. Ya sé que me va a echar el típico sermón de que no puedo ir acosando a la gente por el mundo.

— Adara...

— Si, ya sé, dejaré de acosar al Shawn pirata y me dormiré deseando nunca haberte hecho caso, o mejor, me dormiré deseando no despertar, buenas noches —Abro la puerta de la casa, Lucía se interpone entre mi y la puerta, me mira fijamente.

— Si quieres ver a Shawn, ve mañana a Al’s Cafe y ahí lo verás —Mete las manos en su sudadera y se va. Maldición. Odio como la gente simplemente se puede ir y olvidar las cosas tan fácilmente, desearía poder hacer eso, así no estaría aquí sufriendo.

A la mañana siguiente, que es Miércoles, realmente no me importa que la universidad aun no haya acabado, a las tres de la tarde ya he viajado a Toronto donde se encuentra esa cafetería, muy lejos de la facultad, pero eso no importa cuando empujo la puerta que dice "Open" y doy un vistazo a la gente que esta ahí. Sólo esta una chica, un joven de lentes y Lucía, comiendo un pastel.

Suspiro. Estoy tan cansada. ¿Porqué tanto misterio? ¿Simplemente no pueden decirme que ese chico no es y ya esta? ¿Qué Shawn es feliz en esta vida y yo debo de llamar a Blake porque la última vez que lo llame fue hace meses? Sí, Shawn fue algo maravilloso en mi vida, admito que nunca conoceré a alguien como él en ninguna vida, en ninguna jodida dimensión, ni en otro planeta. No entiendo por que él me enamoró de aquella manera en días, nunca he creído en él destino, siempre he pensado que tu destino lo haces tu mismo, pero esta vez estoy creyendo que la vida ya esta escrita y tú solo te encargas de elegir las respuestas, como los videojuegos. Me siento en la silla vacía a un lado de Lucía, me río.

— Hola, Shawn, que guapo y diferente te ves hoy. ¿Ahora eres rubio? — Lucía rueda los ojos por mi sarcasmo.

— Es Shawn, ese chico es Shawn pero no lo recuerda —Me dice, me quedo helada. No sé que decir, ni siquiera se de lo que esta hablando y cada palabra mi mente trata de procesarla— Él me pidió que lo trajera aquí desde los 80's, mis jefes aceptaron con la condición de que él no recordará nada, sólo las cosas de su vida nueva, su familia, sus nombres, lugares, mascotas, etc. Que lo veas diferente es parte de eso, manipulamos tu cabeza para que no lo reconocieras.

— ¿Que me hiciste que? —Pregunto sin aire, ella se encoge de hombros.

— Literalmente borre de tu cabeza el rostro de Shawn poco a poco más rápido de lo normal y bueno, ya esta —Dice como si no fuese nada importante pero hay vergüenza en su rostro— Lo siento. Debí decírtelo pero es que no sabía como.

— ¿Por qué me negó ayer? —Le pregunto.

— ¿Te dijo que no era Shawn? Sólo esta asustado —Se pasa las manos por el rostro, tomando una gran bocanada de aire— Él te esta recordando, por eso hace eso, sólo... Dejalo ser.

— ¿Cuanto tiempo? —Estoy ansiosa.

— Él te dirá pronto —Se encoge de hombros.