✨PARTE CUATRO. ✨

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PARTE CUATRO.

"Letra de canción".

— ¿Entonces no me case?

Los ojos de Cindy reflejan profunda decepción, puedo notar que esta triste por lo que le acabó de decir.

— Este... No, pero eres muy feliz —Le aseguró, esperando que me crea.

Nunca creí que fuera tan importante para una persona casarse, en mi generación ya no es importante, hay chicas que han decido ser independientes de un hombre e incluso no tener hijos. No tengo una verdadera opinión a eso, pero me causa un poco de tristeza ambas situaciones: 1. Las chicas que no se casan llega un momento (aunque no lo demuestren) que se sienten solas, vacías. Nunca es bueno morir sola y 2. Las chicas que se casan, lo hacen para tener un matrimonio que nos muestran en las apariencias, si tienes suerte, no tendrás que toparte con la realidad.

— ¿Enserio?
— Si, enserio.
— ¿Y que paso con mi hermana?

Tomo una larga respiración, tengo que contarle desde él principio si no no entenderá.

— Thomas se caso con tu hermana, entonces me tuvo a mi y a Zac, mi hermano de quince años, se separaron cuando yo tenía siete años por que papá volvió a ver a Sara.
— ¿Sara? —Ella se sorprende.
— Si, Sara. Entonces Sara comenzó ir a casa a cenar, a salir con mis padres, hasta que un día papá le dijo a mi madre que estaba enamorado de Sara y que tendrían un bebe. Que tiempo después le dijo que no era suyo, pero papá le había tomado cariño y dijo que lo criaría como tal. Es un total infierno para ambos, mamá aun lo amaba y papá.... Yo no sé, no lo sé...

Cindy guarda silencio, la cafetería donde me trajo esta casi vacía, mi malteada de fresa esta llena mientras la suya esta a la mitad. Suena una canción de lo que yo creó que es Life is Life, papá la escuchaba a cada rato cuando trabajaba en casa.

— No puedo dejar que mi hermana sufra así.
— Ni yo puedo dejar que sufra así mi mamá.
— ¿Qué tenemos que hacer? ¡Te ayudaré en lo que sea! —Me mira, sus grandes ojos verdes brillan y su sonrisa se extiende suavemente, es tímida. Pero esta dispuesta a hacer lo que sea por mi.
— Primero, ayudame a pasar desapercibida.

Asiente emocionada, levantándose de la mesa y me extiende su mano. Me río, levantándome de igual manera, dejando él dinero sobre la mesa y tomándole la mano.

La casa de mi abuela sigue siendo la misma después de treinta años, él pórtico lleno de flores, las ventanas grandes, él jardín de enfrente bien cuidado. La sala limpia, los platos bien lavados y los cuartos impecables. A mi abuela le gustaba tener todo en su lugar y sin ninguna mancha. Cuando llegamos a la casa de mi tía, no había nadie, así que subimos las escaleras mientras veía las fotos colgadas en la pared: mi madre y mi tía de niñas. Mi abuelo y mi abuela recién casados. Sonrió inconscientemente, esto parece como un hogar feliz. Algo que siempre quise. Decidimos que mañana comenzará el cambio de look, por que es demasiado tarde (las ocho y cuarto...) y Cindy esa cansada. Le digo que el sillón de enfrente de su cama es muy cómodo, pero ella insiste que yo debo dormir en su cama, pero la rechazo complementa mente robando una sabana de su cama y yéndome rápidamente a acostar a este. Me río al verla rodar los ojos y una profunda tristeza me invade cuando cae la noche, la penumbra me abraza, el sueño me hace desconfiar en mi misma y me hace dudar que si tal vez yo sea la elegida para cambiar el futuro. La respiración de mi tía, que ya duerme desde hace una media hora en su cama me tranquiliza, me aferra a la realidad y me confirma que esto no es una alucinación, ni mucho menos que estoy agonizando. Desde hace unas horas que no veo a Lucia, lo que  hace que me consuma lentamente el temor, no obstante, el cansancio es más fuerte esta vez y me envuelve en un sueño profundo mientras imaginó que tal vez mañana, despierte en el desierto de Arabia.

Al día siguiente, me pone unos simples vaqueros holgados y una camisa de vestir que parece totalmente de chico, no puedo quejarme, es lo único que no es fosforescente en su closet.

Lunes por la mañana, las vacaciones recién inician pero algunos aun tienen que ir a la escuela para pasar las materias que no  han pasado y entré ellos esta mi padre.  Tomamos el autobús temprano, todo parece normal a excepción a las canciones extrañas en la radio, las personas con topas extravagantes y su amabilidad inexplicable. Nos bajamos en una parada cerca de la escuela, su mano rodea mi muñeca y ambas corremos entré risas a la puerta de la escuela que esta casi vacía, me recuerda a la escuela de aquella película, The Breakfast Club. 

Punks, niños raros, faldas largas, chicos tipo Dany Zuko. No puedo creer aun que este viviendo esta loca aventura. Nos aproximamos a un salón, donde un maestro aun esta dando clases, trato de localizar algún rostro conocido pero mis ojos solo chocan con los de Dan, mi padrino adolescente, que se abren con sorpresa y emoción. Me escondo con rapidez detrás de la columna de mármol, maldigo. 

— Venga, ¿pues a quién has visto? — Pregunta mi tía, riendo un poco.

— A Dan, literalmente me quiere conquistar —Digo lamentando. Ella abre los ojos.

— ¿DAN TE QUIERE... — Hago una seña para que baje considerablemente la voz, sonríe—.... Conquistar? ¿Qué tipo de pacto hiciste? 

Ruedo los ojos con fastidio. ¿Qué diablos nadie entiende que va a ser mi padrino? 

— Ninguno y tampoco quise que...

— Hola Cindy — Una conocida y melodiosa voz interrumpe mi sermón, mis mejillas se ponen coloradas cuando veo de quien, o mejor dicho, de quienes se trata: Mi padre y Shawn. 

Shawn me mira unos segundos, con expresión confundida pero luego una sonrisa ladina aparece en su rostro de ángel, algo que me hace reír nerviosa. Esto no puede estar pasando.

— Eh, ¿tu no eres Adhara?— Pregunta, juguetón, claro que sabe que soy yo.

— Si, soy yo, ¿Tu no eres Sean?— Ladeó la cabeza, mostrando mi mejor sonrisa. Thomas, mi padre, baja la cabeza echándose a reír. El castaño que lo acompaña, entrecierra los ojos. 

— Buena jugada, Adhara — Me guiña un ojo y yo bajo la cabeza, Cindy esta pegada a mi costado, dando ligeros costados que me hacen sentir incomoda—. ¿Qué harán hoy?

— Nada —Se apresura a decir Cindy, antes de que lo repliqué. 

— Entonces las invitamos a comer en la pizzeria de aquí cerca...

Thomas arruga la nariz y niega sin hacer otra expresión más.

 — Tengo que ir con Sarah, le prometí que iba a ayudarla con su maqueta de tecnología.

Mis ánimos decaen, no sé que hacer, Cindy me mira como si yo lo fuera a detener o algo así, pero no lo hago, no digo nada, solo mi mirada se posa en él como si estuviera decepcionada, pero el ni siquiera lo nota, como la vez que una noche lluviosa decidió irse y dejarme a mi parada frente a la puerta llorándole para que se quedará.   

— Sarah, Sarah— Replica Shawn, suspirando—. Sólo falta que le des de comer en la boca.

— Sería el colmo— Murmuró, pero el único que se da cuenta es Shawn, que se gira para mirarme y dedicarme una sonrisa cómplice.    

— Tengo que irme, aun no le preparó la comida a Sarah— Dice, sonriendo burlón. 

Y lo veo irse, como aquella vez. Los recuerdos vienen y van en mi cabeza, nada a cambiado; Mi padre prefiere a otras personas antes que a nosotros, antes que a mi. Lo único que cambia, es que esta vez, yo puedo cambiar las cosas. 

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