EDITANDO || Mi hermana © [ Diabolik Lovers ]

Capítulo 8

Flashback + Morgana's PoV

Había una vez, una vampiresa que yacía en su habitación, irritada al extremo y a punto de explotar.

—¡Morgana! —Volvió a tocar de nuevo a su puerta un Vampiro que no era nada de ella, haciendo que la vampiresa gruñera y se encaminara con pasos firmes y rápidos a la puerta de su habitación.

Número uno: Esa chica odiaba a Valentine. Desde que el socio de su padre lo dejó viviendo en su castillo se había convertido en su pesadilla.

Número dos: Desde que la chica le dijo que su cumpleaños número diesiciete era en dos días, el vampiro no dejaba de molestarla, alardeando que él era mayor que ella por dos años.

¡Simplemente ella lo detestaba!

La vampiresa abrió bruscamente la puerta de su habitación con su bata puesta y su cabello aún mojado cayendo por sus hombros, pues se acababa de dar una ducha.

—¡¿Qué quieres?! —Contestó de mala gana— ¡Y deja de mirarme así!

Valentine me–... quiero decir, le dio un último repaso de cuerpo entero a la chica y luego se relamió el labio superior. A pesar del enojo de ésta, no pudo evitar sonrojarse.

—Tu padre dice que bajes en quince minutos a la sala del sótano —Alegó el vampiro relamiendo sus labios de nueva cuenta.

La chica suspiró e intentó hacer una expresión mas tranquila.

—Por supuesto —Comentó ella ya mirando a cualquier otro lado— Dile que enseguida bajo

—Tómate tu tiempo —Fue lo único que dijo el chico antes de teletransportarse a quien sabía dónde.

Bufando, la chica se volvió a encerrar en su habitación. Mientras se colocaba la ropa interior, su mirada se desvió hacia el marco con la foto familiar.

Una pequeña niña pelirroja sonreía dulcemente a la cámara mientras era abrazada por su padre, quien estaba al lado de su bella esposa en turno. La pelirroja entornó los ojos y suspiró.

Su Madre... ya eran cuatro meses.

Suspiró de nueva cuenta y se dirigió a su cómoda en ropa interior. La abrió y sacó de ésta una daga de plata con un emblema de un dragón.

—Con esto... esto iba a ser la causa de tu fin, madre... —Dijo para si misma— Iba a demostrarte finalmente cuanto te quiero...

Dejó la daga en su sitio y se colocó el vestido que le había regalado su tía Beatrix antes de que fuese asesinada.

Cuando finalmente ella acabó de arreglarse, sonrió ante su reflejo y se teletransportó hacia fuera de la puerta del sótano del castillo.