cuatro

27 7 5
                                    

El campo verde con flores de diferentes colores, que nostálgico. El viento movía mi camisero blanco al mismo tiempo que las flores, los árboles; caminar sin rumbo, con total tranquilidad por el campo de flores.

La puerta blanca, semi abierta.

— ¿Y si yo no me suicide? – murmuró en mis oídos.

Desperté. Otro día, otra mañana, otro dolor de cabeza. Happy, mi nuevo gato, rasguñaba la puerta de la habitación, no recordaba en que momento había dejado de ver la maratón de las películas de los 90's.

Solté el aire.

— Que sueño tan estupido. – murmuré. Tomando un baño y poniéndome un blusón volví a mirar mis ojos que, desde hace semanas, habían dejado de estar hinchados de tanto llorar. Mi cara tenía color otra vez y mi cabello había vuelto a ser de un rubio brillante. Era una vez más yo.

Natsu había fallecido ya hace un año. Aquel dolor persistente que día a día me había torturado hasta dormir de un cansancio total había - casi - desaparecido por completo. Mis noches en vela, y mi familia y amigos ya no se preocupaban sobre si comía o dormía puesto que las llamadas constantes eran contestadas lo mejor posible.

No quería preocuparlos, no quería verlos sufrir también. Y yo ya debía avanzar.

Pero hoy, hace un año, Natsu había desaparecido de mi vida. No podía dejarle de hacer tributo, no podía dejar de pensar en el por las noches y no podía dejar pasar este día para decir adiós una vez más. Arrastre mis pies fuera del baño y apague el televisor. Happy ronroneo cruzándose por mis piernas hasta subir las escaleras.

No podía negar la melancolía ni mucho menos los pensamientos negativistas pero debía sobrevivir. Cerrar los ojos y pensar en demasiadas cosas por las noches hacia que el hueco de mi corazón se sintiera más persistente. Y mirar al closet que antes compartíamos imaginando su ropa de nuevo colgada mientras desabrochaba su corbata y de cansancio solo la tiraba a un rincón para aparecer una vez más en la cama. Di la vuelta, dando la espalda a la pared y poder imaginar sus brazos rodeándome y su respiración en mi oído chocando con mi cabello haciendo cosquillas.

Sonreí, porque era agradable de vez en cuando recordar esa felicidad. Aunque sabía que solo era pasajero y solo debía aceptarme esos pensamientos en ese momento.. Solté un gran suspiro y cerré mis ojos. Happy se acurruco en la esquina de la cama y pensé que hacía un año había estado sola.

- - - - - - - - - - - - - - - - 💐- - - - - - - - - - - - - - - -

27 de marzo.

— Lucy... – escuché una voz — Necesito que despiertes, por favor. Despierta.

Me removí en mi cama. Tomando la colcha hasta mi cabeza tratando de detener el ruido.

— ¿En serio? ¿No quieres verme? – escuché su voz ahora más clara. Y sentí mi cuerpo frío — ¿Sabes cuanto tarde en salir para que no quieras verme? — Cerré con fuerza mis ojos y lleve mis manos a mis oídos. Estaba alucinando estaba alucinando porque era imposible — Lo lamento mucho. Entiendo que estes enojada pero necesito tu ayuda.

Una mano pesada cayo sobre la cama y mi corazón comenzó a bombear a mil por hora. Sentí las pisadas de Happy en mis pies hasta escuchar como sus patitas retumbaran con el suelo, ¿me estaba volviendo loca? No, no debía. Ya había superado las alucinaciones.

Respire profundamente y aún con los ojos cerrados y temerosos me atreví a retirar la colcha de mi encima mío. Abrí mis ojos primero observando la mano bronceada sobre la cama, mi angustia y la ansiedad comenzaron a incrementarse y con miedo acerque mis manos a su brazos. Tenía que comprobarlo, tenía que saber si era verdad o si sólo era una ilusión, pero me arrepentí.

Recorrí su brazo, encontrándome con que era más delgado de lo que recordaba, hasta topar con su cuello. Y como si se tratara de una película, trate de enfocar mi mirada en solo su cuello que lo cubría un cabello castaño y ondulado. Eso me dio confianza y me asusto, Natsu no tenía ese color de cabello.

Me lancé hacia atrás chocando con la pared de la habitación y miré a la persona frente a mi encontrándome que, curiosamente, era idéntica a mi prometido.

— ¿Quien eres y como entraste? – busque entre los laterales alto con que defenderme.

— Soy yo, Lucy. Natsu. – tocó su pecho tratado de darse una justificación real — Ha pasado un tiempo, pero de verdad soy yo.

Lo mire con desconfianza y tome mi celular entre las manos para llamar a emergencias lo antes posible. El teléfono me fue arrebatado de las manos y el hombre extraño comenzó a caminar sobre toda la habitación.

— Se que es un locura – volteó a verme por unos segundos y sus manos iban a arriba a abajo hasta apuntarme — Pero debes creerme.

Lo mire, y dos segundos pasaron hasta que tome lo primero que había cerca de mi y lo lance hacia él. La almohada cayó ante sus pies y seguí con una más, hasta quedar al borde del colchón. Mi ojos pesaban de las lagrimas y mi respiración se agito por el esfuerzo. Aquel hombre trataba de defenderse con las manos pero después las bajaba para recibir los impactos.

— Lo merezco. Lo entiendo. – sus ojos miraron el suelo, como si lo hubiera reprendido. — Te explicaré todo, lo prometo.

— No quiero que me expliques nada – dije. Sujetándome el pecho, me ardía, primero por la agitación, y segundo por coraje — Jamás te lo perdonaré, Natsu. Me dejaste sola, lloré cada noche por ti, iba a morir por ti... me hiciste pensar que habías muerto, que no ibas a regresar jamás... estaba comenzando una vida nueva y ¡vienes a mi pidiendo perdón!

Mi garganta se secó y sentí mi cuerpo pesado. Estaba teniendo un ataque de ansiedad.

— Lucy – escuché su voz preocupada.

Me sujete a mi misma con fuerza y trate de regular mi respiración mientras sentía el sudor frío y el ritmo cardiaco a mil por hora. Estaba sintiendo el verdadero terror que mi mente podría provocarme.

— Aléjate.. – alcance a decir entre dientes — Vete de mi casa...

Sus ojos se volvieron tristes, podría notar ese pequeño cambio repentino con solo mirarlo un segundo. Su miraba cambio y su postura también. Pero no quería echarme hacia atrás.

— No puedo hacer eso – dijo. Lo mire desde la cama y ya no tenía nada que lanzarle, ya no había más que gritarle solo que me dejara sola — Estas en peligro y por esa misma razón es que no puedo dejarte.

— ¿Peligro? – pregunte, casi incrédula.

— Hay cosas que no debías saber, y esta era una de ellas. Lo lamento. Te lo explicaré todo... pero por favor – sentí sus manos en mis hombros y sus ojos chocaron con los míos — Confía en mi una vez más.

————————————————
*
Estaba esperando que alguien comentara esta historia antes de dejarla morir.

Gracias, y.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 26, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Stay AliveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora