Cap. 22

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Narradora:

Flashback:

Dylan se levantó con un dolor de cabeza bastante importante, proveniente de la resaca adquirida el día anterior, en el cual había salido de fiesta con su tan preciada amiga. 

Bajó las escaleras de su casona sintiendo un delicioso olor a pan tostado y a café. 

Se encontró con Skyler exprimiendo naranjas en el exprimidor eléctrico, sumado a que en la mesa se hallaban dos tazas y un plato con lo que anteriormente su olfato bien había percibido.  

- Mhmm... que sexy que me estés haciendo el desayuno. - Ronroneó el castaño, divertido. 

Skyler volteó hacia a él, con una ceja arqueada y una mueca que solo podía significar "Ya quisieras, ni te acostumbres" es su rostro. 

- Buen día para ti también. - Se limitó a responderle, en lo cortaba a la mitad otra fruta para hacerla jugo. 

La espalda de la pelinegra se tensó cuando sintió al de ojos café pegarse a ella, tomándola de la cintura. 

- Buenos días. - Susurró en su oído, lentamente, en lo que se aproximaba para besarle la mejilla. 

Al momento de alejarse una sonrisa egocéntrica adornaba su rostro, divertido ante el estado de shock de la muchacha.  

Skyler carraspeó, incómoda, intentando pasar por alto el nerviosismo que aquella acción le había producido. 

El muchacho se sentó, analizando atentamente todas las acciones de la chica. 

- Y, dime, ¿a qué debo el privilegio de que estés atendiéndome? ¿dónde está Ester?

- Se sentía muy mal, creo que tenía fiebre. Dijo que enviaría a una chica de reemplazo, pero que recién llegaría hasta el mediodía, por eso le dije yo que no tenía problema en hacer el desayuno para ambos. 

- ¿En serio? Luego la llamaré, quiero saber cómo se encuentra. - Su tono sonó preocupado. 

Se veía que le tenía un gran cariño a aquella amorosa señora que cuidaba de él. - Aunque sigo sin entender por qué... 

- Me apiadé de ti, supongo que has despertado con una resaca del infierno, así que por eso, y sólo por hoy, es que estoy consintiéndote. Pero ni te hagas tanto a la idea, eh. - Advirtió, divertida. 

- Gracias. Sí, la cabeza me está matando. - Frunció el entrecejo y le dio un buen sorbo a la taza de café humeante sobre la mesa. - Está muy bueno. - Halagó. 

- ¿Qué llevo para untarle a las tostadas? ¿Queso crema y dulce? - Su cabeza, al estar agachada buscando, apenas sobresalía de la puerta de la heladera, ya abierta. 

- Sí, eso está bien. Ya has hecho suficiente. Ven, desayuna conmigo. - Pidió, en tono meloso. 

Ella llevó los dos tarros a la mesa, y luego dos vasos de jugo de naranja. 

Seguidamente, se sentó en frente del castaño y se dispuso a comer. 

- Puede que tú ni te acuerdes, pero anoche me hiciste la vida imposible. Voy a cobrártela, espero que lo sepas. - Dio un mordisco al pan.  

Dylan bufó, frotando su rostro, y luego la enfocó. 

- ¿Hice o dije muchas estupideces? 

Skyler sonrió ladeadamente.  

- No más de las habituales. 

Él entrecerró sus ojos, mirándola mal, lo que provocó que aquella soltara una carcajada. 

Olvídate de mi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora